Jimin or Jimena (Kookmin)

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Mi piel empezó a acostumbrarse a la textura del maquillaje, rosé ya me había puesto todo para el cuidado de la piel y no se me dañe por los cosméticos, ya me estaba comenzando a poner el corrector y la base.

—Creo que. —Iba a decir hasta que me golpeo con la esponja para esparcir la base.

—¡Cállate! no me importa nada de lo que digas. —Siguió maquillándome mientras tarareaba una canción de no sé quien, pero creo que era de k-pop.

Después vi como saco las sombras para los ojos y me obligo a que los cerrara, pude sentir la textura de la brocha en mis parpados, después sentí como me pintaba las cejas.

—Ni se te ocurra abrir los ojos. —Siguió maquillándome mientras me empezaba a dormir ya que al no poder abrir los ojos me estaba aburriendo, pero a la vez tenía mucha ansiedad por saber cómo iba a quedar.

—¿Ya? —La verdad no me importaba si no era sorpresa, yo solo quería ver cómo me maquillaba y ver mi transformación a lo más bello que hay en el mundo y es la mujer.

—Solo me falta el toque final. —Puedo sentir como me pone una malla en la cabeza y empiezo a sentir cabellos por toda mi cara. —Listo, ya puedes abrir los ojos...Jimena.

Lentamente fui abriendo mis ojos mientras mi corazón se alteraba y brincaba de emoción, cuando pude abrir los ojos evité voltear al espejo para que mi corazón se calmara un poco ya que ya ni podía respirar.

Voltee a ver el espejo y la emoción al verme fueron tales que casi tiro la silla al levantarme.

—¡OH POR DIOS! si no te gusto solo dímelo, no es necesario que me avientes la silla. —Dice Rosé al ver cómo me levante de una manera tan brusca.

—...AHHHHHHHH. —Grite con todas mis fuerzas, no me reconocía, me veía...Hermosa, quería aguantarme las lágrimas pero a la vez soltarlas y expresar toda la alegría y emoción que tenía al verme así.

—Wow, ahora viéndote mejor, estas mucho hermosa que yo...Que envidia. —Dice en modo de mala de telenovela.

Yo sigo sin procesar la imagen que estoy viendo en estos momentos, soy yo, pero de mujer, mi mayor sueño, la imagen que siempre quise ver pero que nunca desarrollé y pude haber hecho.

—Yes, me quedaste muy bien...¿Por qué lloras? —Se acerca y me da un abrazo. —Tonta, vas a arruinar el maquillaje. —Me empecé a reír con ella y le di un beso en la frente.

—¿Te había dicho que tengo a la mejor hermana del mundo? —Pregunte mientras sorbia mi nariz y limpiaba rastros de lágrimas.

—Me lo habían dicho, me gustaría conocer a tu hermana, ha de ser muy hermosa. —Nos volvimos a abrazar mientras nos decíamos lo hermosa que era nuestra hermandad.

—Es hora de irnos. —Me separe de golpe y me le quede viendo.

—¿A dónde?—Cuestione al ver como se alejaba e iba por su bolso.

—Pues a comprarte ropa. —Verme de mujer era una cosa, pero vestirme como ellas era otra.

—¡¿Que?! —Mis ojos eran como dos platos, y rápidamente en mi cabeza se me vino la imagen de una falda y rápidamente borre la imagen que había hecho en mi cabeza.

—Vamos. —Se fue a su ropero y saco un abrigo rosado. —A mí me queda muy grande así que a ti te puede quedar bien. —Me lo extendió y me lo puse y como dijo mi hermana me quedo muy bien y me veía más como una chica y además mi ropa no es la más masculina del mundo, es como de alguien normal sin gustos extremos de ropa de un solo tipo.

—Bueno...— De todos modos, aunque me resistiera sabía que Rosé me va llevar a la fuerza a comprar ropa.

Salimos de la casa y empezamos a caminar hacia la tienda de ropa favorita de mi hermana.