No te enamores de Nika © [LIBRO 1]

14_Halloween

✨Editado✨

Capítulo 14

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La última vez que me disfracé para Halloween tenía doce años. Me pinté de blanco, cabello incluido, usé una toga de una sola manga que mamá confeccionó con una sábana y fui la escultura antigua que más se movió en toda la noche.

—¡Mia! —gritó Sophie desde el primer piso.

No respondí, odiaba que me apresurara. Terminé de acomodarme el cabello, calcé unas cómodas botas y terminé con una camiseta blanca con flores bordadas.

Cuando bajé, mis padres estaban en el sofá conversando mientras el televisor mostraba un documental sobre procesamiento de alimentos. Me pregunté en qué mundo vivían si estaban tan absortos en el otro para no notarlo.

—Ayúdame a pegar las flores —llamó mi amiga desde la mesa del comedor.

Estaba llena de papeles de colores, pegamento, tijeras y flores de distintos tipos que hicimos en la tarde.

Mi hermana era rara. Una semana antes Halloween llegó diciendo que quería ir disfrazada de florero. Nadie lo entendió e intentamos convencerle de que era una idea terrible. Nos ignoró.

Ahora llevaba una falda hecha con un chubasquero transparente y Sophie le pegaba flores por el torso y el cabello. Era abstracto y extraño, sorprendentemente se veía bien. Emma lucía como florero ambulante de metro veinte.

—Estas salieron horribles —dijo Sophie quejándose de mis rosas.

—Si sabes cómo soy con las manualidades, ¿para qué me haces ayudar?

—Porque eres mi hermana —soltó la pequeña.

—Gracias, Emma. Además, sin tu ayuda no las hubiésemos tenido listas.

—Podías haber empezado antes.

—Sabes que no podía. Terminé ayer en la noche la decoración de la feria —se quejó—. Por suerte Julien no pudo llegar.

—¿Llegará hoy?

—Después de las una. Tendrá que tomar el último autobús de Prakt, pero no importa. —Sonrió—. Tendremos el fin de semana y lo iré a buscar de sorpresa a la terminal.

Sophie no se desanimaba por nada. Llevaba una semana entera llegando a casa a las diez de la noche por estar con su clase de arte en el proyecto comunitario que se organizaba cada año por Halloween.

La noche de brujas en Soleil era muy distinta. No había tradición de ir pidiendo dulces, no era práctico. Muchos vivían alejados del centro y las casas estaban tan separadas en el corazón de Soleil que habría sido tortuoso para los niños ir tocando puertas. Pasarían la noche en auto recorriendo la ciudad en vez de presumiendo sus disfraces.