51_ Las confesiones de Aksel

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Capítulo 51

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Capítulo 51

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Aquella noche papá nos recogió a la hora acordada tras el casi caos de la fiesta. Al llegar, encontré a mamá esperándonos en el salón.

La conversación con el chico de Regen en las gradas y el tequila, sacó el valor que no tenía.

Solté la bomba frente a los dos como si nada. Dije que iba a presentarme a las pruebas de Contabilidad y Finanzas porque quería irme a vivir a Prakt sin importar lo que estudiara.

El problema es que, por la manera apresurada y nerviosa en la que confesé, mis padres quedaron atónitos y el silencio se llevó toda mi valentía. Terminé corriendo escaleras arriba y encerrándome en mi cuarto como niña pequeña.

En la madrugada, conseguí provisiones y así fue como pasé el domingo en mi habitación.

Nadie vino a perturbarme, ni tan siquiera Emma. 

El lunes asumí que llegaba la hora de hablar y que mis padres dirían que en la tarde teníamos que hacerlo. No sucedió.

En el desayuno, al cual me presenté como si caminara al paredón, me saludaron como siempre y no dijeron nada. Pareciera una mañana normal con las panquecas y el café de no ser por el silencio exclusivo para mí.

Mis padres seguían actuando de la misma manera entre ellos y con Emma. Era yo la marginada. 

Se sintió horrible.

No sabía si estaban enojados, parecía que sí y no podía culparles. Me hablaban lo justo y así se mantuvieron durante toda la semana. No sabía cómo actuar frente a ellos, así que les evitaba con tal de no sentirme peor.

Por otro lado, estaba el Instituto.

Nika tomó mi palabra y no volvió a molestar, no me hablaba. Me evitaba todo lo que podía. Había dejado de almorzar en nuestra mesa y varias veces que estuve cerca, se marchó educadamente sin tan siquiera mirarme.

El único lugar donde coincidimos por una hora, fue en filosofía, donde nos sentábamos bastante lejos y no había problema.

Lo peor sería Historia del Arte en el último turno de la mañana del viernes. En esa clase se sentaba detrás de mí. Su mesa se situaba a poco menos de un metro y presentía lo incómodo que sería.

Faltaba solo media hora para que sonara el timbre que indicaba el cambio de turno y seguía en la biblioteca intentando estudiar en lo que me inventaba excusas para no asistir al turno maldito. Ninguna me convencía.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora