19_Regalos

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Capítulo 19

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—Feliz cumpleaños.

Abracé la almohada acurrucándome y disfrutando la suavidad de aquella voz desconocida y el calor bajo la colcha.

—El único día que quieres dormir la mañana, es el de tu cumpleaños. Debe ser que te estás volviendo anciana.

Abrí los ojos percatándome de que había estado remoloneando. Aunque la habitación estaba oscura no fue difícil enfocar a Sophie al borde de la cama.

—Felicidades, dormilona —dijo con una sonrisa gigante.

Me tapé la cara con una mano.

—No quiero despertarme —refunfuñé cubriendo mi cabeza.

—¿Eso significa que no quieres tu regalo?

Abrí los ojos en la oscuridad de mi cueva. Conocía su tono provocador tan bien como ella mi amor por los regalos. Asomé la mitad de la cara y fingí poco interés.

—¿Qué es?

—Si lo quieres, tienes que salir de la cama.

Llevaba el regalo detrás de la espalda y me lancé a quitárselo en un ataque sorpresa. Fui directo al paquete cuadrado que quedó a la vista cuando trató de alejarse. Lo sacó de mi alcance, pero me permitió hacerle cosquillas y tirar de su brazo libre.

Me habría gustado decir que gané tras una pelea ridícula, muchas risas y un par de golpes nada normales entre chicas de nuestra edad, pero no fue así. Sophie terminó inmovilizándome y agitando el regalo frente a mi cara.

—Es mi regalo, ¿no piensas dármelo? —protesté.

—Solo quería que salieras de la cama y ya casi lo has hecho —se burló liberándome.

Me incorporé esperando por el paquete. Imitó mi pose quitándose los zapatos y cruzando los pies sobre la cama.

Rasgué el papel bajo su atenta mirada y suave tela se deslizó por mis manos. La textura era agradable, amarilla y con estampado de florecitas blancas.

—No puede ser.

—Lo compré cuando fui a Prakt con papá —dijo sonriendo.

Salí disparada al espejo y lo coloqué frente a mi cuerpo. Era un vestido entallado con crucetas a los lados, sin magas, ligero y por encima de la rodilla. Se notaba la exquisita manufactura artesanal que me enamoró cuando lo vi en aquella revista hace meses.

—Te amo tanto —dije con lágrimas en los ojos.

—Feliz mayoría de edad —dijo con voz de niña y abrazándome por la espalda.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora