43_Fenix y Dragón (+18)

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Capítulo 43

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Capítulo 43

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La vida de Sophie se había convertido en un drama denso y difícil de digerir, uno que pedía ser aclarado punto por punto. No obstante, una noche en la que el alcohol le había llevado a vomitar en el baño después de la conversación en la entrada, no lucía como la ideal para desentrañar sus verdaderos sentimientos.

Cuando estuvo bien, logramos despedirnos de los chicos y subirnos a mi auto con Nika al volante. Aksel y Sophie iban silenciosos cada uno en un extremo del asiento trasero con la vista en la carretera.

No tenía idea de que hablaran los Bakker cuando les dejé solos, pero no parecían muy contentos y el viaje fue más silencioso que un funeral. No podía ni poner música porque sabía lo que a Nika le desagradaría y ya eso era lo que faltaba: que se pusiera en modo cerrado y pensativo como los dos fiambres que cargábamos atrás.

Aksel se quedó en la mansión y seguimos nuestro camino hasta casa de Sophie. Nika podría regresar con mi auto.

Zafé el cinturón en cuanto aparcamos frente a la casa y fui a bajarme. Sophie lo impidió con un mano sobre mi hombro.

—Quiero quedarme sola.

—No voy a dejarte.

—No te estoy pidiendo que me acompañes —dijo terca saliendo y dando un portazo—. Estoy pidiéndote que me dejes sola.

Me quedé congelada cuando dio la espalda y se alejó apresurada. Al reaccionar para seguirle, Nika me lo impidió.

—Pero...

—Es lo que ella quiere —puntualizó y vi que en ese instante mi amiga se perdía dentro de su casa—. No significa que no te necesite, significa que ahora se necesita más a ella misma.

Quise entenderlo y aceptarlo, aunque fuera difícil.

Con lo que venía sucediendo, no quería dejarla. Julien había estado llamándole y ella ignorándolo. Intentaba mostrarse fuerte, era obvio que la situación le superaba.

Besar a Aksel y estar en esa extraña actitud con Dax. Todo era parte de su manera de reaccionar a la situación. Sophie no tenía clara su mente, era normal que ahora nada estuviera en su lugar, solo que yo no podía obligarla a aceptar mi presencia. Podía darle la noche de hoy, mañana vendría a hacerle compañía.

Acepté y Nika dio una vuelta en U para regresar a casa.

—No quiero que piense que es una mala persona —tuve que decir en voz alta incapaz de quedarme maquinándolo—. Sé que es lo que está pensando ahora mismo.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora