No te enamores de Nika © [LIBRO 1]

25_Más temprano que tarde

✨Editado✨

Capítulo 25

~❁ ❁ ✦ ❁ ❁~

Cerca de las dos de la mañana, Dax seguía sin aparecer y la fiesta se convertía en un infierno.

Me las arreglé para sacar a Sophie de la sala de juegos tras humillar a los chicos hasta el cansancio. Aceptó a regañadientes y cambió el mando por un vaso de vodka con naranja que me encargué de que no rellenara más de lo debido.

Por suerte, Aksel no se separó de nosotras y fue más fácil mantener distraída a mi amiga en la pista de baile. Sin alcohol solía parecer muñeca de cuerda, con él, empezaba a preocuparme que no parara de bailar y saltar.

Pasé la mitad del tiempo vigilando a Sophie a la vez que buscaba a Nika con la mirada. Cualquiera diría que se había ido de la fiesta. Cuando le pregunté a Aksel, negó diciendo que debía estar por ahí. Habían venido en la moto y se irían juntos.

Hubo un momento donde no pude aguantar las ganas de ir al baño. La cerveza pasaba factura y, aunque no quisiera dejar a Sophie, tuve que hacerlo.

Las personas bebían y bailaban por todos lados con el fuerte sonido de la música como acompañamiento. La sala de juegos estaba repleta de borrachos que se entretenían en un videojuego de peleas.

Salí del baño y casi me perforan los oídos con sus gritos. Me abstuve de protestar y cuando alcé la vista me encontré con Nika. Venía del primer piso y sonrió al verme.

—¿Dónde te metiste?

—¿Por qué preguntas? ¿Me estabas buscando? —bromeó al alcanzarme.

—No-no, claro que no.

Necesitaba empezar a pensar antes de hablar.

—Pues yo si te estaba buscando. Quiero enseñarte algo.

—Y yo necesito hablar contigo —dije negándome a avanzar cuando me tomó de la muñeca—. ¿Qué demonios pasó con Raphael?

—¿Eso es de lo que quieres hablar?

—¿Te parece normal lo que sucedió?

—Sí —dijo encogiéndose de hombros—, pero si quieres hablar, mejor no hacerlo aquí. —Volvió a tirar de mi muñeca y dudé—. Dijiste que no querías que te vieran conmigo.

—No dije eso.

Alzó una ceja, divertido, antes de quedar a centímetros de mi cuerpo ignorando que estábamos en un pasillo lleno de fiesteros. Casi me atraganto al tener que alzar la vista y estar a tan corta distancia.

—Me parece genial —habló dejándome atontada con el olor a fresa y mentol de su aliento—. Hablemos aquí.

Miré a mi alrededor y me alejé.