Capítulo 2

3.8K 260 16
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


HANS


Me he quedado agarrotado.

No puedo seguirla.

Mi cuerpo no reacciona.

Sigo de pie. Lo sé, porque siento como mi corazón golpea desenfrenado contra la caja torácica.

Lo he visto en sus ojos. La he destrozado.

A mi Kat.

Desecho todo pensamiento de que le he hecho ese tipo de daño. ¡Jamás lo haría! Es inmundo, abominable, nauseabundo. Yo la amo, la seguía amando como aquella mañana que entró a mi vida para darle sentido. Un sentido en el que la palabra amor se transforma, crece y evoluciona. Y me enseñó que amar y ser amado te hace vivir. Ella me enseñó a vivir a través del amor cuando aceptó ser mía.

Pero yo... lo que hice... mis ojos se desvían hacia la cama. Las sábanas tiradas por el suelo debido a mi arranque, la colcha tendida a los pies de la cama. La bilis amenaza con subir por mi garganta y quemarme hasta dejarme en carne viva. Merezco padecer mucho más que esa simplicidad.

Mi mente frena mi padecimiento. Entrelazo la huida de Kat de la habitación 205 y me abalanzo hacia mis zapatillas, me las pongo apresurado y recojo mi camisa tirada sobre una silla poniéndomela a toda pastilla, y mi cuerpo se abalanza hacia abajo corriendo como un preso que intentan condenarlo con injusticia.

—¡Kat! —mi grito desesperado se pierde entre los pasillos.

Siento letargo, mi cuerpo no reacciona como de costumbre. Siento como si me hubiera muerto y hubiese resucitado. Y el pecho me arde. Me cuesta respirar. No entiendo por qué me siento sin apenas fuerzas, sintiendo una taquicardia que me deja inestable. Mi corazón no va bien. En mis años más jóvenes me he llegado a emborrachar y esto no era una maldita resaca. Ayer solo bebí mi acostumbrado Martini, una maldita copa. Y creo recordar que ni llegué a tomármelo entero. Y ese es el problema. Los recuerdos están borrosos. Solo puedo detallar como me senté en la barra y ella se sentó a mi lado...

No tengo tiempo de analizar lo que ocurrió anoche. Necesito alcanzar a Kat... porque no quiero perderla... no quiero que me odie... no soporto la sola idea de que me deje. Debo analizar más tarde lo sucedido de anoche. No me entra en la cabeza ese acto tan abominable que hice. Joder, me cortaría antes los huevos que serle infiel a mi mujer.

—¡Kat, espera!

Apenas la pillo torciendo el pasillo que va directamente al vestíbulo del hotel. Debo alcanzarla porque ahora mismo no está en sus cabales, y me hace padecer, me retuerce siniestramente imaginar que pueda cometer una locura.

Ahogo el aire en mis pulmones. Un dolor martillea mi cabeza sin cesar, deslizándose como una serpiente sobre mi pecho y aprieto los dientes llevándome una mano a la cabeza. Ahora no, maldita sea.

Remembrance ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora