Capítulo 17

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ASHLEY

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ASHLEY


Apenas puedo respirar. Otra vez el asma. Esa maldita afección que me va a perseguir de por vida. Y sé que me ha vuelto por la noticia que me ha dado Phil con esa llamada que recibió hace unos minutos.

Otra vez estoy metida en esa especie de botella de cristal. Me siento atrapada. Me asfixio. Apenas tengo espacio. Me han quitado el aire, mi libertad. Él, ese hombre de mi pasado, representa la botella, y por mucho tiempo me sentí atrapada, sin forma de escapar. Si cierro los ojos puedo verlo, se acerca a mí y me acaricia el pelo como si fuera un cachorro y me dice que «todo está bien» y que he sido la mejor de todas las niñas. Oh dios. Las demás gritan. Piden ayuda. Creo que hay niños en otras habitaciones. Pero no los veo. Escapé. Ellas no tuvieron suerte. Creo que no escapé sola, creo que un chico coreano de mi edad escapó conmigo, no puedo ver su cara, pero su mano se aferra a la mía con seguridad y no me suelta. Pero no estoy segura de sí es verdad o forma parte de mi imaginación. Ahora esas imágenes están borrosas, mi mente las bloquea para ayudarme y que no me entre un pánico de los míos.

Mi cuerpo se retuerce porque no soporto los recuerdos y mi pecho se oprime dañándome, como si algo me perforara hasta las entrañas.

—Ashley, cielo, tranquilízate. Contrólalo. Sabes que puedes hacerlo —Olivia me está acariciando el pelo con una expresión angustiada—. Usa el inhalador.

Lo agarra contra mi mano y lo lleva a mi boca.

—¿Qué pasa? —Kat entra al salón junto con Hans. Los dos miran que sucede, observan que Phil se encuentra hablando muy serio por su móvil, que Dash está a su lado con cara de póker, y Kat corre hacia mí todo lo que le permite el inmovilizador al verme mal y con nuestra tía asustada a mi lado—. Ashley —se sienta a mi lado.

Le doy de nuevo al inhalador. Parece que va haciendo efecto.

—¿Me vais a explicar qué pasa? —exige Kat al verme con los nervios de punta.

—Está allí. Está allí —susurro meciéndome.

Kat y Olivia intercambian miradas de pánico.

—Phil ha recibido una llamada de la persona de seguridad que contratamos por si sucedía algo anómalo en un radio de cinco kilómetros alrededor de nuestra casa —le explica Olivia con una voz grave.

Kat aparenta terror mirándola y veo de reojo como Hans se ha quedado de piedra. Decir anómalo es una palabra en clave que tenemos en la familia cuando él está cerca de mí. Me encojo pavorosa al pensarlo.

—Anómalo —expresa Kat asustada—. ¿Es él?

Necesita otra confirmación. Alguien habrá asentido con la cabeza, porque Kat se lleva una mano a la frente. Hawaii ya no es seguro para mí. Debo irme a otra parte del planeta. Pero esta vez me iré sola. No voy permitir que ellos detengas sus vidas por mi culpa.

Remembrance ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora