Narra Nayeon
Fui al hospital acompañada por mi madre, decidí no avisarle a Mina. Quiero que mi madre y ella se lleven muy bien, que podamos ser una familia, olvidar lo malo y seguir adelante sin ningún problema. Quiero tener a ambas a mi lado.
—Acepto tu relación con Mina, lo hice y espero poder llevarme bien con la mujer que amas. —mire de reojo a mi madre y asentí —Te lo estoy diciendo en verdad. —mi madre quiere tener relación con sus nietas, en cierta parte la entiendo.
—Mis hijas se llaman Siyeon y Miyeon. —mi madre se cubrió la boca —¿Qué sucede? —sonreí al verla de esa forma.
—Hija, antes decías que querías llamar a tus hijas de esa manera. —no lo recordaba, pero no hacia caso y solo iba hacia la habitación —Hasta los decías dormida, pensé que lo olvidaste. —pare de caminar y mire a mi madre.
—Mina eligió los nombres, yo no lo hice. —mi madre me tomo de mi brazo y seguimos caminando.
—Hija hablas dormida. —asentí, eso lo sabía, hasta Mina me lo dijo, pero nunca me dijo que dije esos nombres cuando dormía —Tu padre me decía que cuando Nayeon tenga sus hijas, serán hermosas, pero sé que tendrán como herencia la fuerza de Nayeon y la inteligencia que tienes, serán niñas perfectas, como lo fue mi hija. —abracé a mi madre. Enserio la extraño mucho, extraño a mi padre mucho, pero tengo a mi madre y debo de disfrutar momentos con ellas.
—Vamos. —volvimos a caminar y al entrar a la habitación de Mina, la vi sentada con Siyeon en sus brazos mientras ambas dormía. Sana y Momo dormían en el piso, Miyeon en la cuna y había algunos juguetes en el piso —Iré a despertarla. —mi madre empezó a recoger los juguetes y yo fui con Mina. Tome a Siyeon y despertó —Buenos días, mi reina. —le di un pequeño beso en los labios y lleve a Siyeon a su cuna.
—Hola señora Im. —vi a Mina ponerse de pie y hacer una reverencia. Me acerqué a ella y pase mi brazo por su cintura —Iré a lavarme mi rostro y los dientes, vuelvo en unos segundos. —Mina fue al baño y le ofrecí a mi madre que tomará asiento. Lo hizo y fui a mirar por las niñas.
—Hija... —sentí a mi madre detrás de mí —Son hermosas. —Siyeon y Miyeon estaban dormidas con un peluche en medio de ambas. Mire a mi madre y la vi muy embobada mirándolas —Nunca pensé que fueran tan hermosas, me recuerdan a ti cuando eras una bebé. —Mina llego a mi lado y tomo mi mano —Son hermosas. —solté la mano de Mina al ver a mi madre aproximarse a ella y abrazarla —Gracias por hacer feliz a mi hija, y te pido perdón por todo lo que hice. —Mina me miro y yo le sonreí —Nunca debí despreciarte de esa manera. —se separaron del abrazó y Miyeon empezó a llorar y despertó a Siyeon. Tome a Miyeon, y Mina a Siyeon. Mi madre pidió hablar con Mina a solas y me tuve que encargar de las niñas yo sola, porque las japonesas (Sana y Momo) fueron a comer algo. Mi madre y Mina salieron de la habitación.
Acomodé a Miyeon en la carriola y luego a Siyeon también. Coloque unos colgantes con juguetes en las carriolas y empecé a acunarlas suavemente. Ambas pararon de llorar, mi madre y Mina volvieron a la habitación. Parecían tranquilas.
—Hija, ya me voy. —se despidió con dos besos en mis mejillas —Iré en la noche a tu hogar con unos regalos. —mi madre susurro y yo asentí. Mi madre se retiro, antes de irse se despidió de Mina.
—¿Qué te dijo? —las niñas quedaron tranquilas por lo que fui a abrazar a Mina por detrás.
—No te diré nada. —gire a Mina y la pegue a mi cuerpo.
—Solo ¿Fue bueno o malo? —Mina sonrió y luego se mordió el labio inferior.
—Bueno. —dijo en un susurro y enredando sus brazos en mi nuca, se acercó lentamente hacia a mí —Hoy iremos a casa. —dijo emocionada y me abrazó. La acerqué a mi cuerpo y la alce, enredo sus piernas en mi cintura —Duele. —la senté en la cama y la abracé.