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La semana de exámenes llegó a su fin, por suerte había aprobado todas las materias y mejorado muchas de las notas en algunos cursos.

Ya esperaba con ansias retomar las clases de piano y tocar junto a Norman en el recital.

- ¿Tocarás junto a tu profesor?-preguntó Gilda emocionada-

- Sí, vamos a tocar un dueto.-respondí

- ¡Qué romántico, parece salido de una novela musical!

- No digas esas cosas, el conservatorio le pidió un recital para la semana de presentaciones libres y me dijo que quería mi ayuda.-dije nerviosa-

- Oh... fue una broma. Te pusiste roja.-rió mientras me miraba de manera rara-

- N-No es cierto.

- Desde que empezaste a estudiar con él te noto muy extraña. ¿Acaso te gusta Norman?

Sentí algo extraño en el pecho y mi rostro empezó a arder.

¿Por qué las palabras no salían de mi boca?

Nunca me había sentido así, desde que Ray se fue.

- ¿Estás ahí, Emma?

Me levanté y fui corriendo hacia la sala de música

Tenía que despejar mi mente de alguna forma.

- Debes dejar de huir de tus problemas y enfrentar la situación.
Acéptate a tí misma.

Siempre había huído de todas las cosas que me confundían.

Caminé y subí las escaleras del edificio de artes, abrí la puerta y me recosté al lado del piano.

Hace mucho tiempo que no se me nublaba la mente con una situación específica, siempre encontraba una respuesta con rapidez o estaba segura de lo que quería.

Ray me había llegado a gustar, porque lo veía a diario y me trataba bien. Pero tuvo que irse, e incluso nos comprometieron sin preguntarnos.

Ese tiempo separados me llevó a cuestionar muchas cosas, incluso me enteré que empezó a salir con alguien en Francia, algo que me dolió mucho.

Decidí dejar esos sentimientos en el pasado y verlo como a un hermano. Era lo mejor para ambos, ya que crecimos juntos y me dolería perderlo.

- Hice lo correcto y no quiero equivocarme de nuevo.-repetí levantándome-

Al ver el piano, el rostro de Norman vino a mi mente. Lo abrí y me senté en la banqueta para intentar tocar alguna pieza.

Recordé sus consejos, junto a la calidez y sinceridad de las palabras que decía cada vez que me enseñaba algo nuevo.

- Debes ser capaz de ser sincera contigo y aclarar tu mente, para sentir y expresar la música.

Eso me decía cada vez que no lograba comprender alguna pieza.

Intentaré buscar una respuesta en los ensayos y la encontraré antes de presentarnos juntos.

- Volví.-dije acercándome a Gilda-

- Ya te habías tardado, pensé que te habías enojado conmigo.-preguntó preocupada-

- Solo fui a despejarme un poco, lo necesitaba.

- Me alegro que estés mejor.

- Respecto a lo que me dijiste sobre si me gusta Norman o no.
Pronto descubriré cómo me siento.

Gilda me miró sorprendida y luego sonrió.

- Eres genial, Emma. Sé que encontrarás una respuesta pronto. Te escucharé por si quieres contárselo a alguien.

- Gracias Gilda, eres la mejor.-respondí abrazándola-

~S

Can't breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora