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Las clases en la escuela eran asfixiantes y esperaba a que terminaran para poder tomar el bus. 

Siempre llegaba quince minutos antes y recorría el lugar mientras caminaba, me encantaba el olor peculiar y el sonido de los instrumentos en los ensayos. Era como estar en el paraíso.

Vi algunos anuncios para la apertura de un coro nuevo y me acerqué por curiosidad.

-  ¡Hola, cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo estás?-saludó un joven desconocido-

- ¿Eh?-pregunté confundida-

- Entra, los demás están esperándonos.-dijo llevándome a la puerta del auditorio-

No entendía lo que sucedía, al parecer aquel joven se había confundido de persona.

- Ey, estás secuestrando a mi alumna.-dijo Norman tomándome de la mano-

- Oh, lo lamento. Al parecer me equivoqué, pensaba que eras una compañera del coro.-sonrió incómodo-

- No te preocupes.-respondí-

- Hola, Emma. Veo que llegaste temprano.-saludó Norman-

- Acaban de confundirme.-reí avergonzada- Me sorprendí mucho cuando se me acercó.

- Son distraídos, de seguro te asustó.-respondió sonriendo- ¿Vamos al salón? Está haciendo frío.

- Llevaré un poco de chocolate caliente, sus manos están frías.

- Te acompañaré, primero deja tus cosas en el salón.

Caminamos hasta el aula y regresamos a la máquina expendedora.

- La humedad está muy fuerte, ¿te está haciendo mucho frío?

- Solo un poco, tengo un pantalón delgado debajo de mi falda así que no me enfermaré.-sonreí frotando mis manos-

- Ray me dijo que vas a entrar a exámenes. ¿Te parece si retomamos las clases luego de esta semana?

No quería faltar....

- Luego cuando regreses iba a proponer que toques conmigo en un recital del conservatorio. Si quieres, claro.

¿Recital?

- ¡Sí, quiero tocar con usted en un recital!-respondí emocionada-

- Sabía que aceptarías.-sonrió- Perfecto, entonces ánimo en los exámenes. Te mandaré la partitura y empezaremos a practicar cuando regreses.

- ¿Podría tocarla para mí ahora antes de irme?-pregunté

- Claro.

La pieza era suave y tenía todos los matices que eran sencillos de reproducir para mí.

El sonido que reproducían sus dedos me hacía sentir una sensación de calma de la cual no quería alejarme. Así transcurrieron cinco minutos y cuando terminó cerró la tapa del piano.

- Te quedaste congelada.-dijo dándome palmaditas en la cabeza-

- La pieza es preciosa, me gustó cómo la interpretó.-respondí abrazando mi bolso-

- Ahora debes practicar tú para sincronizarla y tocarla al mismo tiempo.

- Sí, necesito practicar.-sonreí emocionada-

- ¿Vamos al paradero? Se nos hizo un poco tarde.

- Está bien, vamos-respondí poniéndome una bufanda-

Bajamos las escaleras y una señora se le acercó.

- Profesor Norman, me gustaría darle esto.-dijo entregándole una bolsa con galletas caseras-

- Oh, muchas gracias.-respondió aceptándolas-

- Compártala con su hermana, es muy bonita.-sonrió-

¿Hermana? ¿Será porque llevo el uniforme?

 - No es mi hermana-respondió Norman riendo-

- Entonces es su novia, mucho gusto señorita-dijo la señora mirándome con curiosidad-

¡¿Novia?!

- Es mi alumna, se llama Emma.-respondió-

- Lamento el malentendido-dije saludando a la señora.

- Yo lo lamento, es que se ven tan bien juntos. Disfruten las galletas, no les quitaré más tiempo-dijo despidiéndose-

Nos vimos algo nerviosos y Norman rió.

- ¿Comemos las galletas?-preguntó sentándose-

- Se ven deliciosas, están calientitas.

- Veo que te gustan mucho los dulces.-dijo mientras me miraba fijamente-

- ¿Y a usted?-pregunté-

- Sí, también me gustan.-respondió comiéndose una galleta en forma de gato-

Se veía tierno.

Terminamos de comer y llegamos al paradero del bus. Ray nos había estado esperando.

- Hola, Norman, Emma. Se tardaron.-saludó acercándose-

- No nos veremos hasta que Emma termine los exámenes. Abríguense mucho.-dijo Norman-

- Ya estamos a mitad de año, un poco más y estará preparándose para la universidad.-agregó Ray-

- Waah, no me atormenten con eso. Aún quiero vivir...-respondí con inquietud- Eso es lo malo de ser la menor.

- Me la llevaré, descansa Norman.

- Gracias por la clase de hoy, profesor. -me despedí sonriendo-

- Cuídense, nos vemos pronto.-dijo acariciando mi cabello-

Nos subimos al bus y regresamos a casa. Ya se había vuelto una costumbre estar con ellos dos, y siempre que hablábamos mis preocupaciones desaparecían.

Lástima que no lo vería hasta acabar los exámenes. Lo iba a extrañar.

~S

Can't breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora