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Ya había empezado una nueva semana, y así pasaron los días hasta el miércoles.

El fin de semana había sido muy extraño, mamá regresó en la madrugada para ver a Ray y volvió a irse. Se encuentra muy ocupada últimamente.

Intenté olvidar lo sucedido con Ray y lo dejé como un malentendido, ya que él nunca se había comportado de esa forma.

Caminé desde el paradero de bus y crucé la pista mientras me acomodaba la bufanda.

Al llegar divisé por la ventana y vi a una chica de mi edad tocando una pieza compleja y difícil.

Sentí un nudo en la garganta.

No era algo nuevo.
Muchos músicos habían comenzado desde muy pequeños porque la mayoría de ellos tuvieron facilidades y apoyo de sus padres.

¿Por qué me sentía tan mal por ello?

Cuando empecé a venir al conservatorio me sorprendió ver a niños muy pequeños cargando sus instrumentos.
O jóvenes de mi edad hablando de conciertos u obras complejas entre ellos.

Pero esta vez, aquella joven con más cualidades estaba aprendiendo con...

Tomé asiento en una banqueta, saqué la partitura que tenía que revisar. Aquellos pensamientos egoístas siguieron en mi cabeza.

Claro, Norman debió tener muchas alumnas así de buenas.

¿Entonces por qué me halagó de esa forma y trató de enseñarme siendo yo tan mala?

La puerta se abrió de par en par, la joven se despidió y me miró de forma extraña.

Era muy bonita.

Sacudí mi cabeza y entré lentamente.

- ¡Buenas tardes, Emma!- saludó Norman acercándose-

- B-Buenas tardes, profesor...-saludé con una sonrisa tímida mientras dejaba mi bolso en una carpeta-

- Te veo algo decaída. ¿Estás bien?

- No se preocupe, estoy bien.-respondí-

La banqueta estaba muy baja.

- Vaya, te ayudaré a ajustarla a tu medida para que estés cómoda. Está algo atorada.

Volví a sentir tranquilidad al oír su voz.

- ¿Emma? -preguntó acercándose a mi rostro?

- ¿Eh?

- ¿De verdad te encuentras bien? Te noto algo extraña.

- No es nada...

El silencio se tornó incómodo, entonces él insistió.

- ¿Sucedió... algo con Ray?-preguntó con seriedad-

- ¡No, no sucedió nada con Ray!-respondí algo nerviosa-

¿Por qué me preguntó por él? ¿Será por lo de la otra vez?

- Ya veo.-respondió algo extraño-

Noté incomodidad en su voz. O de seguro fueron ideas mías.

- Usted se ve algo pálido, no debería preguntarme eso a mí.-respondí levantándome para tocar su frente- ¡Tiene fiebre!

Inconscientemente tenía las manos en su frente y nuestros rostros estaban muy cerca.

- N-No tengo fiebre, de verdad.-respondió nervioso-

- Sí que tiene, está ardiendo.

Estaba siendo muy entrometida. Pero no permitiría que empeore.

Can't breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora