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El fin de semana llegó, mientras que los días para el recital se hacían más cercanos.

- Emma, ¿te gustaría salir por un momento a comer algo?-preguntó Ray mientras tocaba la puerta de mi habitación.

- Hmm... está bien.-respondí de inmediato- Espérame, que estoy lista en 5 minutos.

- Vaya, y yo que esperaba que te demoraras más de 15 minutos. ¿De verdad estás por acabar el colegio?-preguntó buscando hacerme enojar-

Abrí la puerta y saqué la lengua.

- Sabes que no me interesa arreglarme ni salir de compras como Gilda.-aclaré cerrando la puerta-

- Está bien, está bien. Igual no necesitas nada de eso...-murmuró mientras el ruido de sus pasos se alejaba-

En realidad... no me sentía cómoda exigiéndole cosas a mamá.

Siempre, en lo más profundo de mi corazón, envidié a Gilda y a mis demás compañeras por siempre tener ropa bonita, salir los fines de semana, usar maquillaje caro, incluso verlas felices al lado de su familia.

Reprimía y regañaba esa parte oculta de mí, por que me sentía en deuda con Ray y con mamá por cuidarme durante tanto tiempo luego de perder a mis padres.

- Ya estoy lista.-sonreí mientras bajaba las escaleras- ¿A dónde iremos, Ray?

- Como mamá no está y es aburrido quedarnos en casa, estaba pensando en salir a divertirnos un poco, ya que hace mucho que no nos veíamos, ¿te parece?

- Sip, es verdad. Los dos años que estuviste en Francia fueron muy largos.-respondí dirigiéndome a hacia afuera-

- Así que me extrañaste.-dijo poniendo su brazo en mi hombro y abriendo la puerta-

...

- Bienvenido, señor.-saludó Vicent-

- No tenías por qué venir, Vicent. ¿Cómo va todo?-pregunté entrando al auto-

- Su padre, el señor William llamó preguntando por usted.

- Supongo que le dijiste que no podré volver a ese lugar.-dije abriendo la ventana-

- ¡Emma!-gritó una voz a lo lejos.

El auto paró debido al semáforo en rojo.

- ¿Emma...?-me interrogué asomándome a la ventana buscándola visualmente casi por reflejo-

- ¡Aquí estoy, Ray! Este pequeño estaba atrapado en un arbusto y tuve que ayudarlo.-respondió una suave voz mostrando a un pequeño gatito.

Su cabello anaranjado sobresalía gracias a los rayos del sol junto a aquellas orbes verdes que me resultaban tan familiares.

Efectivamente era ella.

- Te descuido un minuto y te pierdes.-se quejó Ray acercándose-

- ¿Señor?

- Perdón, me distraje.

- ¿Ese no es el chico que venía a la biblioteca de su padre y estudiaba con usted?

- Sí, es él.

- No podemos llevarlo a casa, Emma. Sabes cómo es mamá respecto a los animales.

- ¡Pero no tiene a dónde ir y está herido!-insistió acurrucándolo entre sus brazos-

- Vámonos, Emma. Tenemos que dejarlo ahí.
Tal vez alguien lo vea y se lo lleve.

- Lo lamento tanto, pequeño. Espero que alguien pueda cuidarte bien.-respondió mirando al animalito con mucha tristeza y dejándolo en el césped- Te odio, Ray.-dijo alejándose con velocidad-

- Detén el auto.-ordené abriendo la puerta-

- ¿A dónde va, señor?

Salí y me acerqué a donde se encontraba el gatito.

Era blanco y peludo, tenía los dos ojos de diferente color: uno celeste y el otro verde.

Como los nuestros -pensé soltando una pequeña sonrisa mientras lo tomaba en brazos y lo subía al auto-

De regreso al apartamento que había alquilado, dejé al gatito en la sala y salí a comprar lo necesario para criarlo.

Mientras caminaba empecé a pensar en los dos que ví en mi regreso, e inconcientemente recordé una conversación que tuve con Ray hace años.

- Oye, Norman.

- ¿Qué sucede, Ray?-pregunté pasando página al libro de historia-

- ¿Te acuerdas que te dije que tenía una hermanita menor?

- ¿Le sucedió algo?-pregunté cerrando el libro-

- No estamos relacionados por sangre.

- ¿Eh?

- No somos hermanos.

- ¿A qué viene esa declaración ahora?-pregunté aún impactado- Nunca la ví, así que no podría estar seguro.

- Verás, ella es adoptada.-prosiguió mirando al techo-
Aún no se cuestiona mucho por su edad, pero yo creo que debo decírselo.

- Debes hacerlo. Díselo usando las palabras adecuadas para no lastimarla.

- Esto me molesta mucho.

- Nada cambiará, no serán hermanos de sangre pero tienen un lazo similar ya que crecieron juntos.

- Después de todo, somos criados por la misma persona.-dijo sonriendo-

Luego, en el parque de atracciones al que fuimos los tres luego del regreso de Ray, pude notar que ese sentimiento de fraternidad familiar había comenzado a cambiar.

- Eres una tonta.-rió Ray viendo el helado de Emma en el suelo-

- ¡Tienes que reponerlo, tú tienes la culpa!

Pude notar que la mirada de Ray hacia la pequeña hermana de la que hablaba constantemmente hace un par de años, había cambiado.

- Norman, ¿acaso mi hermana no te parece bonita?-preguntó mientras la observaba atentamente jugar con las burbujas de una máquina-

¿Por qué me empecé a sentir incómodo al ver todo aquello?

- ¿De qué raza es su gato?-preguntó la señorita de la tienda- Puedo ayudarle a buscar lo adecuado según sus características.

- Lo acabo de recoger de la calle y no sé mucho de gatos.-respondí algo avergonzado-

- Tráigalo a revisar a la veterinaria pronto y le haremos un buen descuento con lo necesario para su cuidado.-sugirió con una sonrisa-

- Está bien, entonces la o lo traeré... por qué ni siquiera sé qué es.-dije confundido-

- No se preocupe, por ahora llévele algo de comida balanceada.

- Muchas gracias.-me despedí dirigiéndome a la caja-

Qué día y qué pensamientos extraños lo de hoy.-pensé prendiendo el teléfono y poniendo algo de música en el altavoz luego de llegar a casa-

~ S

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Gracias por leer~

Can't breatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora