🍒Capítulo 2: Tu dulce voz🍒

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Moomin decidió pasar la tarde al lado de Snufkin. Sabía que su amigo se sentía mal, pero no podía entenderlo y, lo mejor que podía hacer era quedarse junto a él.

A pesar de no poder hablar, Snufkin lograba comunicar lo que sentía con Moomin. Lo miraba a los ojos, tocaba sus manos y acariciaba su pelaje. Señales básicas, gestos. Era raro tener un Snufkin totalmente mudo pero a decir verdad era hasta cierto punto divertido.

Los chicos se encontraban en toda tranquilidad jugando a las cartas. La tarde se les había pasado volando. Sin importar cómo, el tiempo juntos se les iba como agua entre los dedos y nunca les era suficiente.

–Chicos. Han estado encerrados ahí todo el día ¿quieren salir un rato?–dijo desde fuera Moominmamma.

–Estamos bien, mamá. No queremos. Snufkin y yo nos quedaremos aquí encerrados hasta que él se sienta mejor.–respondió Moomin. Esas palabras hicieron sonrojar a Snufkin hasta las orejas, aunque claro, escondió dicho sonrojo bajo su sombrero como siempre lo hacía.

–Deben venir. Preparamos una sorpresa para Snufkin.–intentó convencerlos.

–¿Una sorpresa?–preguntó Moomin con curiosidad. En seguida le lanzó una mirada a su amigo. Los ojos de Snufkin le dieron a entender que él ya sabía de que trataba todo. Pero aún así le hizo una señal para que Moomin respondiera que bajarían pronto.

–Vamos en seguida.–respondió Moomin y en seguida se levantó del suelo y ayudó a Snufkin a levantarse también. Entonces juntos salieron de la habitación y siguieron a Moominmamma hasta el jardín.

Los ojos de los dos chicos se abrieron muy grandes al ver el gran ambiente que había afuera: una larga mesa llena de comida deliciosa ( pescado, panqueques de frambuesa, pastel de calabaza y mermelada de cereza, jugo de arándanos y ensalada de manzana) por cierto los platillos favoritos de Snufkin. Todos se encontraban allí, Moominpappa, Little My, Sniff, Snorkmaiden y su hermano Snork, el señor Hemulen e incluso la señora Fillyjonk junto con sus tres hijos se encontraban ahí.

–Qué gran fiesta.—dijo Moomin algo impresionado.–¿A que se debe, mamá?

–Es una fiesta en honor a Snufkin.–respondió alegre Moominmamma–Snufkin está creciendo. Esto es una bienvenida al mundo adulto.

Aquellas palabras causaron en el corazón de Moomin cierto dolor. Nunca se había planteado el crecer. Diario lo vivía pero no le tomaba importancia alguna. Pero... Snufkin se había adelantado. Era lógico, era algunos meses mayor que él. Pero sentía aún así un dolor inexplicable ¿Y si Snufkin se volvía adulto y se iba de Valle Moomin para formar una familia? No iba a poder soportarlo. No quería ver a su Snufkin irse de forma permanente.

–Adelante, coman y bailen. Es un día para celebrar.–dijo Moominpappa acercándose a ellos.

Moomin y Snufkin se miraron. Era algo extraño.

Si bien a Snufkin no le agradaba estar rodeado de personas, está era una fiesta para él... con mucha gente. 

No pudo hacer otra cosa más que servirse un montón de cómoda en un plato e irse a sentar en una esquina, mientras veía como Snorkmaiden insistía en bailar con Moomin. Miró aquella escena divertido, Moomin no era para nada un gran bailarín, así que la pobre Snorkmaiden tuvo que soportar que su "novio" la pisara en varias ocasiones.

Después de bailar un rato, Moomin regresó con Snufkin y se sentó a su lado.

–Provecho.–le dijo al notar que Snufkin aún no había terminado de comer  lo que se había servido.–¿Sabes? Sé que esto es algo para celebrar... pero no puedo evitar sentirme triste. Tengo miedo de que algún día te vayas por siempre y...–una pequeña lagrima se asomó por sus azules ojos.

La madurez de un Mumrik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora