🍒Capítulo seis: Recuerdos de un apasionado ayer🍒

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Esa noche, Moominpappa no pudo dormir tranquilo. Había pasado mucho tiempo desde que aquel incidente ocurrió. Pero aún así lo recordaba cómo si hubiese sido ese mismo día. Los cambios físicos de Snufkin lo hacían recordar a su gran amigo de juventud. Pues claro, cada día Snufkin se parecía más a su padre.

Moominpappa había vivido una juventud bastante memorable, llena de grandes aventuras junto con sus amigos, a quienes consideraba una familia; Hodgkins, The Muddler, The Mymble y Joxter.

A todos ellos los recordaba con cariño, además de que cada cierto tiempo se mantenía en contacto con ellos, claro que no los veía seguido, pero con tomar una taza de té con alguno de ellos una vez cada tres años, Moominpappa se conformaba.

Algunos recuerdos también habían sido olvidados, otros más borrados intencionalmente se su cabeza. Pero justo había uno que lo mantenía despierto desde hace algunos días. Un recuerdo curioso y bastante pesado. Hacía a Moominpappa llorar, era un recuerdo raro, casi imposible de borrar.

Debido a la transformación de Snufkin, ese recuerdo perseguía a Moominpappa sin parar, ya que de un modo u otro la historia se repetía.

—Querido ¿qué te pasa? ¿No puedes dormir? ¿Quieres un vaso de leche tibia?—preguntó Moominmamma que se había despertado en medio de la noche por la pesada respiración de su esposo, Moominpappa parecía preocupado.

—No, querida. Tú duerme. Estoy bien.

—Bueno, si estás bien intenta dormir.—Moominmamma se recostó de nuevo y se cubrió con las cobijas, pero sus ojos verdes estaban clavados en su esposo.

—La verdad es que estoy inquieto, ¿sabes?—confesó Moominpappa.

–¿A qué se debe?

—En la tarde Snufkin le dijo a Moomin que lo amaba.

—Solamente estaban jugando, son unos niños todavía.—a la troll de ojos verdes le había parecido una muy tierna escena.

—Ese es el problema. Snufkin está madurando. Pronto será un adulto.

—No pasa nada, querido. Snufkin estará bien. Está con nosotros. Verás que en menos tiempo del que tarda en llegar l primavera todos estaremos felices de tener a nuestro querido Snufkin convertido en un mumrik adulto.

—Ahhh, tienes razón, querida.—Moominpappa suspiró, sabía que su esposa no entendería nada, pero temía que si le contaba l que pasaba por su mente, Moominmamma se pondría muy triste.

Entonces el regordete troll albino de ojos cafés se quitó su clásico sombrero de copa y se recostó en su cama. Trató de olvidarse de todo y cerró los ojos solo para caer en un sueño no muy alejado de la realidad de su pasado.
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Hacía pocos días que Joxter había recuperado su voz. Ya no era una voz chillona como la de un niño. Ahora tenía un tono más grave, lo que lo hacía sonar bastante bien y por eso no paraba de hablar.

—Mumin*, Mumin, Mumin, Muuuuuu...—¡plap! Recibió un periodicazo en la cara.

—Basta, Joxter. Ya entendí que te agrada como suena tu voz ahora que la recuperaste, pero por favor ¿podrías guardar silencio un maldito segundo? Estoy tratando de escribir un poema.

—¿Un poema?—preguntó el joven mumrik con su nueva voz grave—¿Para quién es?

—No es para nadie en especial, es sobre lo bello que es el mar. ¿Te has fijado? Es increíble e inmenso, tan azul y tan profundo como... Como...—Mumin comenzó a buscar cosas azules en la habitación, pero ninguna era tan impresionante como para describir la belleza del mar. O al menos eso creía hasta que dio con el tono azul indicado.—Como tus ojos, Joxter. ¡Claro! ¡Tan azul y profundo como los ojos de Joxter!

La madurez de un Mumrik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora