🍒Capítulo catorce: Sin pijama🍒(+18 leve la nieve)

1.2K 72 75
                                    

Moomin ya se había acostado en su cama. Estaba panza arriba esperando a su querido Snufkin. Su querido Snufkin. No se había dado cuenta de cuando había empezado a llamarlo así en su mente. Simplemente con el paso de los años le había tomado gran cariño, tanto que... ahora le amaba. Pero ese era su gran secreto. El corazón de un moomin es siempre indeciso, y su indecisión se encontraba en el limbo. Flotando entre el amor dulce y el seductor placer. Pero de algo Moomin si estaba muy seguro. Amaba a Snufkin. Pero nunca se lo diría. Hace ya algún tiempo aquel regordete troll había intentado olvidar su amor. Se había fijado en la señorita snork para distraer su mente. Pero no había servido de nada. Snorkmaidrn era muy bonita, pero no era como Snufkin. Ella era elegante, Snufkin era sencillo, ella era superficial y mandona, Snufkin era profundo y amable. Moomin le quería pero no le amaba.

—Snufkin... Snorkmaiden... Snufkin... Snorkmaiden...Mi dulce Snufkin, tocando su armónica bajo el sol de verano, con su camiseta sin mangas, mostrando sus hermosos hombros. Con sus mejillas rosadas y el cuerpo cubierto de ligero sudor... Snorkmaiden, mi señorita snork recostada en la hierba primaveral, con una corona de flores en la cabeza y su tobillera de oro. Comiendo manzanas.—recitó Moomin dejando volar su mente.

—Moomin. Estoy aquí.—Snufkin entró en la habitación listo para ir a dormir al lado de su Moomin.

—¡Snuff!—Moomin parecía emocionado. En realidad no importaba cuantas veces se encontrara con Snufkin en todo el día, siempre era feliz de verlo.

—¿Sucedió algo? ¿Por qué tanta emoción?

—Solo estoy feliz de verte.—respondió el Moomintroll.—Ven a dormir conmigo.

—Iré en seguida mi Moomin. Solo debo cambiarme la ropa y ponerme el camisón para dormir que Moominmamma hizo para mi.—respondió Snufkin quitándose las botas.

—Snufkin...—Moomin lo llamó.

—Dime.—respondió el joven sin dejar de deshacer el nudo de sus agujetas.

—¿Puedo pedirte algo?

—Claro Moomin. Lo que quieras. ¿Que es?—Snufkin lo miro mientras estiraba un poco sus pies descalzos.

—¿Podrías... mostrarme de nuevo tu piel?—Moomin sintió su cara calentarse, era obvio que estaba poniéndose rojo como un tomate pero no le importaba. Esa misma tarde Snufkin le había mostrado algo muy suyo, algo que nadie más había visto, algo íntimo y era algo que ellos habían compartido. Algo muy especial.

—¿Quieres ver mi cuerpo?—preguntó Snufkin.

El troll albino solo meneo la cabeza de arriba a abajo.

—Si, por favor. Me gusta mucho. Me gustas todo tu, Snufkin.

El joven mumrik sintió su pecho arder, quería lanzarse a Moomin y abrazarlo dulcemente, y si era posible besarlo también.

Pero "los mumrik no se enamoran de los moomin".

—Lo haré por ti. Si te gusta verme desnudo, podríamos bañarnos juntos un día.

—Si por favor.—Moomin se sonrojó hasta las orejas al oír eso. Moría por probar esa nueva experiencia.

—Prometido entonces. Tomaremos un baño juntos la próxima vez.— Snufkin se quitó el sombrero, después el abrigo, la camisa, los pantalones y finalmente la vieja ropa interior.

Los ojos de Moomin volvieron a abrirse y brillar. Amaba ver a Snufkin así. No solo porque lo consideraba lindo, sino porque apreciaba ser el único que podía verlo así.

—Como ves, esto soy.—se cubrió los genitales, le daba un poco de vergüenza, pues inesperadamente la sangre de su cuerpo había decidido ir a aquella intima zona.

—Snufkin, eres muy hermoso. Me gusta mucho tu piel, tus ojos, y los pelos de tu espalda.—Moomin se levanto de la cama y se acercó a su amigo.-¿Puedo tocarte?

—¿Tocarme? Sabes que no me gusta el contacto físico.—dijo Snufkin.

—Por favor, deja que te abrace, así sin ropa. Para sentir tu corazón de cerca.—el dulce rostro de Moomin reflejaba ternura.

—Si me lo pides así, puedes tocar lo que desees. No me molesta si eres tu.—Snufkin sentía que su corazón se salía de su pecho. Si eso que sentía no era amor, ¿entonces por qué su cuerpo cosquilleaba? ¿Por qué su interior ardía? ¿Por qué moría por tomar a Moomin?

—¿Sabes que te quiero aunque cambies? Eres mi mejor amigo y aunque te salgan pelos... me encantas—el Moomintroll abrazo a Snufkin, pegando su cuerpo redondo lo más que pudo a la desnuda y blanca piel (un poco peluda) de su amigo.

—¡Ahh!—un roce pequeño en la zona sensible de Snufkin lo hizo gemir un poco.

—¡Perdón!—se disculpó Moomin de inmediato.

—No pasa nada, moomin.—respondió Snufkin.—Es solo que... desde que estoy cambiando, me he vuelto más sensible.

—¿Y si hacemos cosas de adultos?—sugirió el troll albino.

—¿Qué?—Snufkin no podía creer lo que le había propuesto su blanco y redondo mejor amigo.

—Nada, Snuff. Olvídalo. Solo olvídalo ¿quieres?—dijo Moomin. Ese troll no era de aquellos que se la pasaban haciendo propuestas indecentes. De hecho hasta se sentía apenado por haber dicho eso.

—Moomin. Esas cosas no pueden hacerse con cualquiera, o herirías sus sentimientos. Debes guardar eso para la persona a quien amas.—Snufkin acaricio con ternura la cabeza de su amigo.

Moomin estuvo a punto de protestar y decirle "Pero yo te amo a ti, Snufkin. Amo tu forma de ser, amo tu música y amo tus ojos" pero no se atrevió.

—Quizá debería esperar a encontrar alguien con quien de verdad quieras estar.

—Pero me guata mucho estar contigo.—dijo Moomin.

—Es diferente pues somos amigos. No podríamos hacer eso.—Aunque en el fondo a Snufkin le hubiera gustado que las cosas fueran distintas, es decir estar en una relación más allá de la amistad.

—Tal vez tengas razón, debería esperar un poco más.—Moomin volvió a la cama.

Snufkin asintió y tomó su pijama listo para ponérsela.

—Espera, no te lo pongas. Me gustaría... Dormir así contigo.—Moomin se cubrió la cara con la manta hasta los ojos.

—¿de verdad? Está bien, pero habrá que dormir muy pegaditos o me dará mucho frío.—Snufkin se metió en la cama y Moomin se acurrucó a su lado.

—Cuenta con ello.

El calor de Moomin hizo que Snufkin se sintiera seguro y tranquilo, tanto que pronto se quedo dormido. Entonces si eso que sentía no era amor. ¿Qué era?

 ¿Qué era?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La madurez de un Mumrik Donde viven las historias. Descúbrelo ahora