Extra [3/3]

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Hoseok, en su forma canina, mostraba sus colmillos mientras dejaba escapar pequeños gruñidos. Su cuerpo se hallaba tenso e incluso despeinado, sus orejas se hallaban atentas a cualquier pequeño sonido mientras que sus ojos no se alejaban del hombre frente a él. Mentiría si dijera que no sentía miedo pero su prioridad ahora era cuidar de su seguridad y de la de Yoongi hasta que el hombre desapareciera para siempre de sus vidas. No dejaría que les destrozara la vida una vez más.

🐾

La prisión de máxima seguridad era custodiada de día y de noche por policías y oficiales armados que estaban entrenados para actuar antes situaciones de peligro hacia su persona y la de sus compañeros, un rehén o varios, que lograran escapar de sus celdas podrían ser acribillados antes de que lograsen tocar los muros de afuera. Ahí dentro se hallaban todo tipo de criminales; desde un corrupto hasta un degenerado violador o incluso caníbales. Todos ellos esperando una sentencia, algunos simplemente tendrían un recorrido corto por la prisión mientras que a otros les esperaba la cadena perpetua, algunos serían llevados a hospitales psiquiátricos al demostrar que sus crímenes fueron hechos sin razón lógica al tener problemas mentales, o algunos condenados esperaban a que terminarán con la disputa de si se les aplicaría la pena capital o no.

Wang y Kim eran unos de los que esperaban a que acabase la disputa, los crímenes que habían cometido eran bastante fuertes pero aún así los opositores a la pena capital decían que de esta forma no se acabaría el crimen y que ese castigo era peor que sus crímenes. Pero aún así, ambos sabían que sus almas ya estaban condenadas a el sufrimiento del fuego eterno en vida y si es que había algo luego de ella, también lo estarían. Necesitaban salir de ahí lo antes posible, o de lo contrario estarían más que seguros de que se les aplicaría una inyección letal.

—¿Cuanto tiempo nos queda? —preguntó Wang en voz baja para que los guardias no lograsen oírles bien.

—Un mes, en un mes ustedes dos volverán a lo que fueron. Claro, sin la fortuna de su padre. —respondió su cómplice.

—Lo entiendo, el viejo jamás le tuvo cariño como para heredarle su fortuna.

—Pero, no hay de que preocuparse. Aún siguen nuestras minas con vida. —dijo con gracia para luego preguntar con más seriedad. —¿Cómo van con sus juicios?

—Aún no nos dan noticias pero estoy seguro de que va a ser pena de muerte. —comentó el preso. —Parece ser que les importan bastante un par de decenas de muertes, unas cuantas violaciones y el maltrato animal. Deberían de hacerse la idea de que si nada de eso ocurriese seríamos seres sin cerebro.

El contrario rió ante aquella respuesta.

—Da igual, siempre existirán este tipo de crímenes por más luchas que se hagan.

—Dejando de la eso, tengo noticias de los cachorros.

El cómplice lo miró esperando a que continuase.

—Ya nacieron pero aún no se sabe con certeza si realmente son híbridos, pero es más que seguro que lo sean. Diez hermosos Golden Retriever híbridos, y unos cuantos más.

—Ire mañana a ver eso, pero de no ser así, por mi pueden matar a esos apestoso perros. Tú sabes cuales son los nos interesan.

—Por lo que se, están muy bien cuidados.

—Eso espero.

❝𝐃𝐎𝐆𝐆𝐘❞ ➻ 𝐇𝐎𝐏𝐄𝐆𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora