capítulo 25

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Aszar llega con su pequeña nave con forma de disco y color plateado hasta una luna de un gigante gaseoso, esa luna más grande que el planeta Tierra tiene atmósfera, actividad geotérmica y agua que junto con las luces y el calor del sistema binario, es decir, los dos soles de las Astérope es suficiente para que sea un lugar floreciente y el lugar de origen de este pleyadiano, rey de ese enorme satélite natural llamado Sandora.

Con mala cara aterriza su nave en una zona habilitada cerca un gran castillo donde predomina el color morado en su fachada, el castillo esta rodeado por un enorme prado donde resaltan el color de flores amarillas, rojas y rosas en el verde de la alta hierba, tras el prado a un lado se ve un bosque de árboles de invierno, como el fresno, chopos y robles y al otro hay lo que se denominaría un pueblo no muy amplio formado de casas bajas, las casas hechas de materiales pétreos blanquecinos y los tejados parecen tener una cubierta vegetal tupida.

La nave se sostiene por tres patas que surgen de su parte inferior y Aszar desciende desde el medio del disco por la parte inferior gracias a una plataforma circular que baja lentamente; para su recibimiento, ya que se tiene que dar aviso para que permitan el paso de la nave al planeta, han acudido cuatro personas: sus padres, su hermana menor y un sirviente de palacio. Cuando sus pies tocan el suelo su padre mira al cielo que siendo de día se percibe naranja, se ve el gigante gaseoso al que orbitan como una esfera enorme de multitud de colores que se enlazan unos con otros de forma aleatoria predominando el color marrón y sus dos soles uno apreciándose más grande que el otro cerca del horizonte, mirando todo el tiempo hacia arriba pregunta confuso:

-¿Y mi nave?

-No dirá la mía. Le recuerdo que me la regaló al tener la edad suficiente para enrolarme en alguna nave y deseaba meterme en una militar,-responde serio provocando que su padre apriete el gesto y pregunta severo mirándole fijo:

-¿Dónde está mi nave?

-Se la he regalado a la Coalición Galáctica,-responde retirando la mirada a su padre.

-¡¿Qué has hecho qué?!-Grita llevándose las manos a la cabeza, la madre lleva las manos al brazo de su marido pidiendo amable:

-Azarquiel,calma, por favor.-Mira a su hijo y pregunta seria:-¿Estás bien?-Manteniendo la mirada alejado de cualquier contacto visual con otros Aszar responde:

-Sí, estoy muy bien.

-¿Me entrega su equipaje, señor?¿Está en la nave? ¿Puedo subir?-Pregunta el humano de pelo moreno y ojos marrones, pues los otros tres son rubios de ojos azules como Aszar, y de ropa que parece de peor calidad pues los demás llevan ropas de seda y este su traje se ve como de arpillera, de estopa. Aszar vestido con su uniforme blanco de algodón comenzando a caminar hacia el castillo responde con un gesto:

-No tengo, he venido con lo puesto.

Todos lo miran sorprendidos, la hermana mira hacia la nave y al ver que su hermano está marchando corre a su lado mientras pregunta extrañada:

-¿Has venido solo?-Lo mira preguntando seria:-¿Y Trei o Sacmis?¿Ninguno viene?

-No, ni vendrán,-responde serio mirando al frente, su hermana le agarra de la mano y tirando de él pregunta preocupada:

-¿Hermano, qué pasa?Se que pasa algo.-Mirando hacia atrás donde se encuentran sus padres, al verlos algo alejados aprovecha para preguntar en susurro:-¿No me lo vas a decir aunque sea a mi solo? Se guardar un secreto.

Aszar para su paso, pasa los dedos por la larga melena de su hermana que parece unas cascada de oro mostrando una pequeña sonrisa y cuando los demás llegan a su altura declara mirando a sus padres:

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