Era esto de nuevo una pequeña probada de felicidad y luego me sería arrebatada? Esa ya era la constante en mi vida. Cada vez que sentia que tenía todo lo que necesitaba para ser feliz algo llegaba para decirme que no. Ahora tengo conmigo a Álex, todo va mejor con mi bebé después de dos semanas encerrada en este maldito cuarto de hospital. Hoy me darán de alta e iniciaré con mi terapia para poder mover mi pierna con normalidad, tal vez en un mes ya pueda estar bien. Siempre odié mi cuerpo, eso sin tener una cicatriz y ahora cada que entraba a bañarme la veía ahí y me hacía lucir más horrible de lo que ya era. Aquí estoy una vez más frente al espejo lamentando mi horrible apariencia. Siento como sus brazos me rodean y me susurra al oído...
- Deja de verla. - me besa en la piel debajo de mi oído y me hace cosquillear. - Eres igual de perfecta que siempre.
El sabe cómo darme ánimos y hacerme sentir la mujer más linda, niego y sonrio antes de darme la vuelta con pequeños brincos y darle un beso en los labios.
- Eres un gran mentiroso.
- Ambos sabemos que es verdad. - pone su mano en mi vientre que estás dos semanas se ha vuelto más voluminoso - y aun más con esto
- En eso estamos deacuerdo, mi tripa es lo más lindo que tengo por ahora.Asintió y me ayudó a entrar a la regadera, me senté en la silla de plástico que está dentro y me ayudó a bañarme. Al inicio era muy cuidadoso al bañarme y lo hacía más como doctor que como mi pareja. Hasta hace un par de días que comenzó a acariciar un poco más de lo que debía. Ésta vez no era la excepción y a mi me gustaba que tocara mi pechos y ver cómo se exitaba con ellos. Me gustaba aún ser deseada por el.
- Deberías detenerte o nos volverá a ver la enfermera. - el río al haberle recordado ese momento.
Fue hace una semana cuando sucedió. Entramos a la regadera y comenzó a enjabonar mi cuerpo poco a poco y luego me besó. Sus manos ya no solo esparcian la espuma por mi cuerpo si no que apretaban y acariciaban todo a su paso. Ambos tan exitados, yo desesperada de el abrí su pantalón y lo acaricié, saqué su miembro, me di la vuelta y me incliné un poco, cuando estaba a punto de entrar en mi llegó la enfermera y comenzó a gritar como loca, Álex estaba tan rojo, un tomate estaba pálido a su lado y yo no podía contener la risa y la vergüenza. Después de ahí ya no hicimos nada hasta ahora. Y no quería que se detuviera, pero si nos veían le negarian la entrada a mi habitación en el hospital, aunque no importaba mucho, ya casi me daban de alta.
Decidimos detener el momento y continuar en casa. Mis cosas ya estaban en su nueva casa y viviría de ahora en adelante con el. No le había dicho nada aún pero mi mente no dejaba de dar vueltas en el asunto de mi madre y mis hermanos. Que sería de ellos si yo ya no trabajaba para ellos? De que vivirán?. No quiero que vuelvan a lo mismo, ya no quiero carencias para mis hermanos. Algo tendría que hacer al salir de aquí y ayudarlos. Tal vez mis ahorros les alcancen para unos meses. Pero luego?
Salí del hospital a la mañana siguiente, la casa de Álex no estaba tan lejos de la de Carlos y la de mi madre. Tal vez podría pedirle que me llevara con ella de visita y aprovecharía para saber por qué Carlos no volvió al hospital o no respondió mis llamadas.
Llegamos a casa y me instalé, no me sentía como extraña, al contrario, me sentía más que nunca como en mi hogar. Tenía pequeños detalles que me gustaban y Alex como siempre tan atento los recordó y los hizo parte de la casa para mi agrado. Quería llevarme a la habitación pero me negué, eso era lo que menos quería, no quería volverme a encerrar dentro de cuatro paredes postrada en una cama así que me fui al sofá, encendí el televisor y busqué una buena película. Tomé el teléfono y ordené pizza, una de peperoni y otra de queso. Necesitaba algo así, algo distinto a la comida insípida del hospital. Después de haber comido le pedí que fuéramos a casa de mi madre. Necesitaba darle mis ahorros y también averiguar qué pasaba con Carlos. Me dolía que no le importara mi salud. Que no le importara yo.
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En mi cama [Terminada ✓]
Teen FictionAveces no nos damos cuenta de lo afortunados que somos de tener lo que tenemos hasta que lo perdemos. Ésta es la historia de Alisson, solía ser una joven estudiante promedio con una vida tranquila, normal hasta que el destino la obliga a vender sus...