Álex

800 53 0
                                    

Dicen que el tiempo ayuda a curar las heridas. Es mentira. El tiempo pasaba y yo solo sentía esas mismas ganas de volver el tiempo atrás. Esas mismas ganas de gritarle a la vida que me devuelva lo que me quitó.

La vida aquí en el nuevo hospital y en la nueva ciudad me trata muy bien. Me mantiene ocupado y no me permite estar lamentando mis heridas en todo el día hasta que llega la noche acompañada de su mejor amiga la soledad. Juntas llegan a arrastrarme a un vacío del que aveces siento que no voy a poder salir.

Aún la extraño tanto. Aún la pienso. No sé de dónde sale esta fuerza de voluntad para no ir y buscarla de nuevo. Aveces mi mente y mi corazón me piden que olvide todo y regrese con ella. Pero aunque eso es lo que más quisiera no puedo.

Mi lugar ahora es más grande que el anterior. Me va mejor y pude comprar un espacio más grande. Esta vez una casa no muy lejos del trabajo. Tengo tres habitaciones. Mi sala, mi cocina y un espacioso comedor que aún no ha sido estrenado. El patio tiene un bonito asador y pasto. En la esquina hay un frondoso árbol que da buena sombra y la primera vez que lo ví no pude evitar imaginar a mi Alisson recostada debajo riendo. Ésta pudo ser nuestra casa perfecta.

Preparé mi cena y me fui a sentar al sofá. Prendí el televisor esperando mitigar el silencio que molesta y me dan ganas de gritar solo para no sentirme así.

Comienzo mi cena, es algo temprano para estar cenando pero así se ha vuelto mi rutina. Busco entre los canales algo que me pueda llamar la atención cuando mi teléfono suena. Lo tomo de la mesilla y veo que es del hospital. Generalmente solo me llaman cuando hay accidentes o emergencias. Cuelgo la llamada, dejo mi cena y enciendo la camioneta para salir.

Efectivamente hubo un accidente, una pareja salió del camino. Uno de ellos está grave pero no me dijieron cuál de los dos es. No me dan mucha información por teléfono así que me apresuré a llegar y leer el informe. El hombre se llama Carlos Villalba y está en una cirugía. La sola mención de ese nombre me hizo enojar. No era el mismo pero había evitado cualquier paciente con ese nombre por no querer ver su rostro. La chica está embarazada y tal vez pierda a su bebé. Decido ir pronto con la chica y no intervenir en la cirugía que ya está en curso. Voy a la sala de cuidados intensivos dónde están en espera de mi llegada para que entre a una cirugía y tratar de salvar su pierna. A él solo le están deteniendo una hemorragia que no pone en riesgo su vida pero ella está casi a punto de desangrarse. Me preparo y entro a la habitación. Me acerco a la camilla y no lo puedo creer. Es mi Alisson la que está ahí mal. Peleando por su vida y la de su bebé. Mi pecho duele y mis ojos no pueden contener las lágrimas. Me acerco rápido a ella y tomo su mano. Comienzo a gritar y a pedir ayuda, alguien más tiene que hacer esto. Yo no podría, no puedo. Mi cuerpo apenas me responde cuando tratan de alejarme de ella y no quiero. Menos podría hacer su procedimiento. Se la llevan lejos de mi y me quedo esperando afuera para recibir alguna noticia. Estoy sentado y luego me pongo de pie a dar vueltas por la sala. Regreso a mi asiento y tomo mi cara entre mis manos desesperado. Recuerdo de pronto al bebé y corro por su ficha. Ese bebé no es de el. No puede ser de él. Las fechas no corresponden. Es mío. Ese niño es mío y yo la deje sola. Por eso algo en mi me pedía que volviera. Nadie había llegado a preguntar por alguno de los dos. Y que hacía ella aquí? Tan lejos de su casa. Decidí tomar el teléfono y llamar a su madre. Con suerte ella aún tendría el mismo número. Dos timbres después ella toma mi llamada.

- Alejandra
- Álex? Que sorpresa, a qué debo tu llamada? - trato de no romperme en llanto de nuevo.
- Es Ali. Ella está aquí
- Dónde?
- En el hospital - ya no pude más y me quebré - tuvo un accidente y está muy mal , está en el hospital Santos. Aquí trabajo. No pude atenderla - ella no dijo mucho después, solo que conseguiría que alguien se quedara con sus hijos. En menos de 20 minutos ella estaba a mi lado con otra mujer que se veía igual de destrozada que ella. No sé quién sea. Y no me atreví a preguntar. Solo me acerque a Ale y la abracé fuerte y lloré con ella por el sufrimiento que ambos compartíamos por mi pequeña y el bebé. La mujer se acerca a nosotros y levanto la vista para verla.

- Como está Carlos? - de inmediato sentí como la furia sustituía al miedo de perderla. El conducía el auto y por eso ella están ahí. Y el había estado en lo que a mí me correspondía.
- Estará bien, solo le detendrán una hemorragia que no lo pone en riesgo. Tu quien eres ? - Alejandra interviene
- Es la prometida de Carlos. Por eso está aquí - estaba a punto de decirle lo que pensaba del imbécil que tenía de prometido cuando sale alguien del quirófano. Los tres nos acercamos para ver de quién nos traeriam noticias

- El señor está fuera de peligro. Se pondrá bien. Tuvimos que cedarlo. Estaba en crisis preguntando por su acompañante y el bebé - la doctora estaba apunto de irse cuando la detuve
- Y ella como está?
- Aún estamos haciendo todo lo posible por ayudarla. Siendo sincera no les doy muchas expectativas respecto a ella. Sus lesiones son muy fuertes. - y sin más se da vuelta y se aleja. Pasaron cuatro horas hasta que salieron de nuevo a decirnos que ella estaría en cuidados intensivos. Estaba bien pero aún no podían decir lo mismo de mi hijo. Estaba muy sedada. Entré a verla después de su madre. Esa que estaba en la camilla llena de tubos no era ella. Solo era una sombra. Estaba llena de golpes en su cuerpo. Cortadas en sus brazos y piernas. Esa enorme cicatriz que estaría desde su muslo a la pantorrilla le arruinaba toda su escéncia de alegría. No me moví del hospital dos días esperando a que despertara pero nada. El bebé al parecer sobreviviría al igual que ella. Solo tenía que despertar para saber que no había daño en su cabeza. Ya era tercer día y aun no respondía y yo moría un poco con cada minuto que ella pasaba postrada en esa cama. Tomé su mano pálida y fría y la acerqué a mi cara para darle calor.

- Tienes que salir de esta mi amor. Tu eres fuerte. Puedes con ésto y más mi vida. Por nuestro bebé. Estaremos juntos y seremos felices ésta vez - lloraba mientras pasaba su mano por mi rostro anhelando sentir algo de su parte
- Ca- Car - fue todo lo que pudo decir antes de que volviera a dormir. Volví a llorar por qué dolía que solo pensara en el pero ésta vez no me iría hasta hablar con ella. Necesitaba saber que estaría bien. Pasaban más días y ella seguía sin responder. No me alejaba de ella. Estaba dormido sentado en una silla al lado de su cama mientras sostenía aún su mano cuando siento a alguien más en la habitación. Abrí los ojos y ví su asqueroso rostro. Me levanté hecho una furia pero me detuve al ver su rostro que se veía igual que el reflejo que ví está mañana en mi casa cuando fui a ducharme.

- Tu le hiciste eso - le dije señalando a Ali
- Lo sé. Yo debería estar ahí - dijo entre lágrimas
- Tienes razón, tu deberías
- No tienes que decírmelo, pero no eres quien para decirme algo, almenos yo estuve con ella cuando decidiste huir al escuchar que estaba embarazada
- Perdón? Yo no lo sabía, me voy enterando de lo que pasa. No sabía nada de esto, el día que me fui de ahí estaba enojado por qué estabas con ella en su habitación. La ví besarte y luego decirte que te quería y no soporté más y me fuí
- Entonces no escuchaste ?
- No, no escuché nada. Si lo hubiera sabido jamás me hubiera alejado de su lado - su rostro de confusión era tan grande. No decía nada y no sabía que responder. Di un paso hacia adelante cuando escuché su voz apenas audible. Corrí hacia ella y tome de nuevo su mano. Sus ojos recorrían la habiatacion y luego su mirada apagada se detuvo en mi y una lágrima bajó por su mejilla

- Estoy aquí mi amor, no me iré, tranquila - volvió a buscar por la habítacion hasta que sus ojos lo encontraron a el y se relajó. Luego volvió a verme a mi y entendí lo que quería saber - está bien, estará bien, yo estare aquí para ustedes - y porfin pude hacer lo que ya llevaba meses anhelando. Junté sus labios con los míos en un roce que a mí me pareció la entrada de nuevo al paraíso.

En mi cama [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora