- Mierda Christian, me diste un jodido susto.- dije llevándome la mano al pecho. La verdad es que estuve a nada de dispararle con el arma que tenía en mi cartera, además de que a pesar de que no los viera, mis guardaespaldas seguían haciendo su trabajo, fácilmente me podrían haber ayudado a terminar con él.
- Siempre tan delicada y de buen humor, esa es mi chica.- se sentó a mi lado y me robó la cuchara con la que estaba comiendo helado, llevándose un gran brocado. - ¿Esto es helado de chocolate? Que cliché.- devolvió la cuchara al tarro y lo empujó como si fuera algo desagradable.
- Me debes un helado, ahora esto está contaminado.- comenté dejando de lado lo que quedaba. -¿Qué haces en un parque a las... diez de la noche?- pregunté viendo la hora en mi reloj de pulsera, un regalo de Gail.
- Algunos, en vez de comer nos ejercitamos.- se acomodó en el banco estirando sus brazos a lo largo del respaldo y dejando caer su cabeza para atrás. - Fue un día agotador y necesitaba sacar un poco el mal humor antes de acostarme.- cerró los ojos y suspiró el aire frío de la noche.
- Realmente fue un día de mierda. - murmuré más para mi que otra cosa.
- ¿Qué hay de ti?- preguntó aún con los ojos cerrados.
- Me peleé con mis amigas. Las dejé en el restaurante donde estábamos cenando, simplemente quería algo de helado y soledad.- suspiré.
- Eso si que es malo... yo con mis amigos odio discutir, siento que sería como pelear con mi hermano.- reflexionó. - Pero eso no es excusa para que estés sola a la noche en un parque demasiado vacío, es peligroso.- me miró de esa manera en que Jason lo hacía cuando me regañaba de más pequeña.
- Se defenderme.- dije mirando su expresión burlona. - ¿Te estás burlando? Venga, te lo demostraré.- me levanté de inmediato y tendí mi mano en su dirección.
- Cariño, no podrías derribarme ni aunque te ganaras la lotería con ello.- se burló desde su lugar y presumió de si mismo mostrándome su abdomen marcado.
- Tengo tacones y un vestido y ni así podrías conmigo.- dije haciendo que sus ojos brillaran por el desafío. - Te apuesto quinientos dólares a que te derribo en menos de cinco minutos.-
- Acepto, pero vamos a un lugar mas acondicionado y donde tendremos un árbitro.- saltó poniéndose de pie y acomodando su chaqueta deportiva. -Vamos, te llevaré al edificio donde vivo, ahí hay un gimnasio y mi hermano podrá ser de mucha ayuda.-
Ambos fuimos por mi auto y conduje siguiendo sus instrucciones hasta llegar al edificio Escala. En el camino fue toqueteando el estéreo del auto, maravillándose por el sonido que tenían los parlantes y programando música la mayor parte del viaje. Era muy curioso y abrió cada gaveta y revisó cada espacio disponible mientras charlaba conmigo y se regodeaba en los quinientos dólares que estaba seguro de ganar aquella noche.
"No estés tan seguro, amigo." pensé riendo para mis adentros y disfrutando de su compañía.
Me sorprendí bastante cuando estacioné en el garage de Escala, el edificio era impresionante y cuando entramos al elevador y tecleó la clave que nos llevaría al penthouse, él simplemente sonrió con vanidad y quise golpearlo por anticipado solo para darle una lección, pero ahora mismo tenía que mantener mi apariencia de debilidad para que se confiara. Su apartamento era el sueño de cualquier soltero y tenía ese concepto abierto que era genial si tenías la vista que mi privilegiado amigo disponía.
- ¿Impresionada?- preguntó llevándome de la mano hasta la sala.
- Mucho, está muy ordenado para que sea verdad.- le piqué y se hizo el ofendido. - Ahora deja de escaparte de nuestra misión, enséñame el gimnasio. Quiero ese dinero en mi bolsillo.- le empujé con diversión.
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¿Vivirías por mi?
FanficUna doble vida es difícil de llevar, pero Anastasia Steele cree que es la única opción para obtener lo mejor de ambos mundos. Su apellido la condicionó a ser parte de un sector de la sociedad bastante turbio, donde el ser mujer la hizo fortalecerse...