-¿Mamá?- Tengo la voz un poco más aguda que la última vez que hablé con alguien, pero espero la respuesta de mi madre que curiosamente está cocinando en casa.
- Anastasia entiende que no podemos dejarte salir, tu padre no lo permitiría sin seguridad y lo último que quiere una jovencita es tener chaperones en tu primera cita.- ella sigue removiendo algo y siento un olor dulce en el ambiente. Raro, pero al menos es tranquilo todo.
- Pero es que lo quiero, deben confiar en mi y en Christian.- digo y noto que no es precisamente la casa que recuerdo de mi infancia. - ¿Dónde estamos?-
- En tu casa cariño...- ella se ríe y casi no la reconozco. Mi madre no era tan cálida conmigo. - Mi pequeña tontita, seguro estás muy enamorada y ni te das cuenta del día en que vives.- Se acerca a mi y me da palmaditas en mi mejilla. La sigo por el pasillo que no reconozco y la veo dejar una bandeja de galletas a mi padre que está sentado en un sillón mientras lee un diario.
Esta es una imagen poco común. Mi padre nunca leía el periódico, lo consideraba una pérdida de tiempo, él siempre leía reportes de su trabajo y algún libro en su escaso tiempo de ocio, por lo que esta imagen tan... "hogareña" me tiene un poco confundida. Aunque si lo pienso bien, nada de esto tiene sentido, así que tal vez estoy soñando, esta no es mi casa, estos no son realmente mis padres. Mamá me nota cuando empiezo a retroceder, no quiero esto, ellos no eran así.
- Ana...- Me llama pero no me detengo.
Camino por los innumerables pasillos que hay en esta casa, veo ventanas en todas partes, esto no puede ser real porque hay demasiados pasillos que se superponen unos a otros y nunca los veo por ellas. Cuando llego a un pasillo lleno de puertas escucho una canción, no la reconozco pero me es un poco familiar. También escucho una voz, sé que es Christian, pero no sé que dice y creo que tengo que buscarlo, su voz suena lejana pero se que está aquí, en una de las puertas.
¿Está cantando? Nunca lo había oído cantar, pero tiene una linda voz. Es grave y suave a la vez, del tipo que me gustaría escuchar acurrucada en su pecho y luego de hacer el amor. Ahora lo escucho mejor pero no está en las puertas que ya he abierto y quiero encontrarlo para que me envuelva en sus brazos.
- Ana... despierta bebé. Te extraño.- le escucho decir. ¿Despertar? Cierto era un sueño, pero entonces... ¿Por qué no puedo hacerlo?
- Christian.- digo a duras penas, mierda, necesito agua o nunca podré hablar con normalidad.
- ¿Cariño? Vamos, despierta.- le escucho decir y corro a la puerta que noto que tiene luz debajo de ella.
Abro los ojos y siento que la luz me lastima. Vuelvo a cerrar los ojos y me cubro con una mano.
- Bebé, tranquila. Aquí... ya he apagado la luz del techo.- Christian murmura y siento que acaricia mi rostro. Pruebo de abrir los ojos y me siento mucho mejor sin toda esa molesta luz. -Gracias al cielo estás despierta, me asustaste mucho.- dice mientras se inclina para besar mi frente.
- Estabas cantando...- murmuro y creo que necesito pedir agua. - Agua por favor.-
- Si, lo siento, olvidé que podías querer un poco al despertar.- Se estira para llegar a la mesita que hay a un lado de la cama y puedo notar que hay una botella y le coloca un sorbete antes de acercarme junto con una servilleta. Es refrescante y siento que estoy un poco más viva.
- Gracias ¿Qué cantabas?- vuelvo a preguntar y lo veo dudar un poco y sonrojarse. - Era precioso pero no la reconozco.-
- Me descubriste, siento que te haya despertado con todo ese ruido. Es una canción vieja, estaba escuchando mi I-pod y simplemente empecé a cantar. "Hurt" de Trent Reznor... en París solía cantarla cuando era más joven, hacía bastante que no la escuchaba.- se encoge de hombros.
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¿Vivirías por mi?
FanficUna doble vida es difícil de llevar, pero Anastasia Steele cree que es la única opción para obtener lo mejor de ambos mundos. Su apellido la condicionó a ser parte de un sector de la sociedad bastante turbio, donde el ser mujer la hizo fortalecerse...