Capitulo 20

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A las cuatro, después de pasarme casi dos horas escuchando al presidente de la asociación benéfica contarme los proyectos que tienen para recaudar fondos durante el resto del año y cómo puedo ayudar, salgo de las oficinas centrales de Trax. La verdad es que cuando me dejo caer en el asiento trasero del coche, estoy exhausto. El esfuerzo que he tenido que hacer para centrarme en las palabras que me decían en vez de pensar en Jungkook ha sido titánico. Damon sigue sin decirme nada aparte de las formalidades imprescindibles. Antes me ha preocupado, pero ahora estoy demasiado cansado. Mientras se aleja del edificio, apoyo la cabeza en el cristal y pienso en darme un largo baño caliente y pasar una tarde relajado.

—Volvemos a palacio, señor —me anuncia Damon, y algo me dice que no se está refiriendo a Kellington.

No muevo la cabeza, pero sí los ojos buscándole la mirada en el espejo retrovisor.

—¿Al palacio de Kellington? Sí, claro.

—No —replica él, sin inflexión.

Su tono de voz me da fuerzas para apartarme al fin del cristal.

—¿Damon?

—La han citado en palacio, señor.

Ni siquiera me devuelve la mirada por el espejo, como si evitara ver la preocupación que sabe que siento.

—¿Para qué? Si he estado allí esta mañana... —Aún no he acabado de decirlo cuando empiezo a responderme a mí mismo.

Oh, no. ¿Habrá hecho Jungkook alguna tontería? ¿Qué le habrá dicho al rey? ¿Estará vivo? El flujo de preguntas no para y cuando no puedo soportarlo más, saco el teléfono y lo llamo. No responde.

—¿Quién te ha llamado? —le pregunto a Damon, echándome hacia delante hasta quedar encajado entre el asiento del conductor y el del acompañante.

—Davenport, señor.

Eso no me da demasiada información.

—¿Y cómo sonaba?

—Gruñón, señor —responde, conciso, con la atención puesta en la carretera.

Suspiro.

—Damon, soy consciente de que cometí un acto estúpido y puse tu trabajo en peligro, pero...

—A mí, mi trabajo me importa poco. Sin embargo, su seguridad me importa mucho. Y su posición no va a impedir que le diga lo que pienso. No vuelva a hacerlo. Nunca. ¿Entendido?

Me echo hacia atrás lentamente, con la cola entre las piernas. Me está bien empleado.

—Entendido —murmuro, sonriendo un poco por dentro.

Estaba preocupado. Por mí. No por la ira de rey, sino por mi seguridad.

—Jungkook ha ido al campo de tiro hoy con el rey.

—Lo sé, señor.

—Está tratando de ganarse su aprobación. ¿Crees que lo conseguirá?

Mis ojos se cruzan con los de Damon en el espejo y sé que está sonriendo.

—Sí, creo que puede.

Su respuesta me sorprende y me da un poco de esperanza. Vuelve a mirar la carretera, pone el intermitente y gira a la derecha.

—Pero en cuanto su majestad se entere de para qué quiere esa aprobación, lo perderá. Y esperemos que sea lo único que pierda.

Me dejo caer, derrotado, en el asiento.

MI ALTEZA ~KOOKMIN~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora