Capitulo 22

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La sombra del helicóptero es un puntito en los páramos que se extienden a nuestros pies, que crece cuando sobrevuela las colinas y se encoge cuando se hunde en los valles. El ruido, un zumbido constante en mis oídos, me ha ayudado a silenciar los gritos de mi mente. Cuando los muros de Evernmore Estate aparecen en el horizonte, lejos, muy lejos, deseo tener un pedacito de paz, para apaciguar la inquietud que nunca me ha dejado tranquilo. Sobrevolamos el lago, con sus aguas calmas y espeluznantes y algún toque de verde muy de vez en cuando. La belleza de este lugar es casi fantasmagórica, un paisaje que lleva sin cambiar cientos de años.

El descenso es un poco estremecedor ya que el viento que azota los brezales captura el helicóptero y lo sacude como si fuera un péndulo mientras el piloto nos lleva a tierra. Sólo cuando tocamos el suelo vuelvo a respirar con tranquilidad. Una voz, que recibo amortiguado por los altavoces, anuncia que hemos llegado a nuestro destino.

El personal de Evernmore me espera; estoy seguro de que mi visita sorpresa ha causado un gran revuelo. Damon es el primero en descender. Luego me ayuda a bajar y juntos corremos agachados hasta salir de debajo de las aspas, que siguen dando vueltas. Saludo con una inclinación de la cabeza a la hilera de personas que ha salido a recibirme. Después de que una de ellas tome mi abrigo, cruzo las puertas del castillo y respiro cientos de años de historia. El eco de mis zapatos sobre el suelo de piedra queda ligeramente apagado por los tapetes que cuelgan de las paredes de ladrillo.

Me dirijo a la escalera que sube a mi suite. Damon me sigue, dando instrucciones a los criados que llevan mis maletas. Vuelvo a mirar el móvil por enésima vez, calculando la hora del aterrizaje de Jungkook. Si no me equivoco, debería haber sido hace una hora. ¿Por qué no me ha llamado aún?

—Lo dejo para que se instale —dice Damon, saliendo de la habitación mientras me quito los zapatos.

—Gracias, Damon. Estoy seguro de que la cocinera te preparará algo si tienes hambre.

—Me voy directo a la cocina.

Sonríe y yo le devuelvo el gesto. Sé que le gusta venir a Escocia y lo que más le gusta son los haggis que aquí se sirven como nosotros el té, a todas horas. Aunque lo esperaba, el sonido del teléfono me estremece y me apresuro a responder.

—Jungkook.

—¿Qué está pasando? Acabo de llegar a Londres y tú has salido del país, joder.

Sonrío. Está ofendido y no me extraña.

—Tenemos que hablar.

Se hace el silencio durante unos segundos.

—¿Me estás dejando?

—¡Por Dios, no!

—Pues aclárame por qué te has largado a Escocia.

—Porque si no lo hubiera hecho, me habrían obligado a anunciar al mundo mi compromiso con Jennie Sampson. Este viaje es lo único que se me ha ocurrido para ganar tiempo.

Oigo un gruñido, profundo, hostil.

—Dime que me estás tomando el pelo.

—No te estoy tomando el pelo. —Me acerco a la ventana y contemplo el lago —. Pensé que con todo lo que ha ocurrido, mi vida caería en el ranking de prioridades del rey, pero me equivoqué. He pasado a ocupar la primera posición.

Planean usar mi compromiso con Jennie Sampson como una maniobra de distracción para que la gente deje de hablar del incidente de Tae y de cosas negativas ligadas a la monarquía.

Oigo que Jungkook tose al otro lado de la línea. Me imagino que toda la información que acabo de darle debe de ser difícil de tragar.

—¿De verdad que no me estás tomando el pelo?

MI ALTEZA ~KOOKMIN~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora