—GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL de Thomas Müller —Extendió en modo de celebración el comentarista.
El FC Bayern München se disputaba la final de la Bundesliga 2016/17 contra el Borussia Mönchengaldbach.
El marcador era 3 – 1 a favor de los bávaros en el minuto 86.
Karianna y Max celebraban contentos desde las gradas. El pequeño trataba de aplaudir y demostrar lo feliz que estaba.
—Papá. Papá. Gol —Maximilian se esforzaba por pronunciar a la perfección.
—Sí, mi amor, tu papá anotó un gol —Dijo Karianna orgullosa.
Minutos después, el ruido y la algarabía sonaron en el Allianz Arena. Los fanáticos anunciaban el triunfo del equipo local y con ello, un nuevo título para el FC Bayern München.
Todos los jugadores celebrarían por la noche con una fiesta, a excepción de Thomas. Él había preferido festejar con su familia.
La casa de los Müller estaba rodeada por una atmósfera de alegría. Los padres de Thomas estaban contentos por el triunfo de su hijo, y Karianna estaba más que feliz al tener a sus padres a su lado.
Después de haber superado todas esas pruebas que la vida le había puesto, Karianna se había armado de valor y había ido a Lippstadt a buscar a sus padres para pedirles perdón por haberlos desobedecido en el tiempo que estuvo sola en Munich pero ella era feliz con la familia que había formado y no se arrepentía de lo que había ocurrido en el pasado, sin embargo, fueron ellos los que ofrecieron sus disculpas y reconocieron que la necesitaban y que aceptarían las decisiones que ella tomara.
Tanto los Müller como los Kähler estaban más que felices y maravillados con su primer nieto. Festejaban incluso, cada paso o palabra que pronunciaba. Maximilian era un niño encantador y también la viva imagen de Thomas.
—Creo que ya es tiempo de que pronuncies ‘abuelo’ —Dijo Erigh a Max.
—Papi, no lo puedes apresurar. Todo a su tiempo —Le dijo Karianna.
—Puede decir mamá y papá. No veo por qué no diga abuelo —Reclamó Gerhard, el padre de Thomas.
—Tal vez pueda decir abuela —Dijo Klaudia.
—O ‘grandma’ —Agregó Dinah.
—Ganma —Balbuceó Maximilian.
—¿Es que acaso este niño va a aprender primero inglés que alemán? —Cuestionó Erigh confundido.
—¡Papá! Deberías estar orgulloso que tu nieto vaya a ser bilingüe.
—Podemos intentar que diga ‘grandpa’ —Dijo Gerhard, quien cargaba a Max.
—Ganpa —Pronunció el pequeño.
—Al menos ya es un avance —Suspiró Erigh.
Todos rieron al mismo tiempo. Maximilian les traía grandes momentos de felicidad.
Unas cuantas horas después los Müller y los Kähler se marcharon a sus respectivos hogares.
Thomas y Karianna se encontraban en su habitación. Ya habían acostado a Max y ellos también querían descansar.
La luna se asomaba por una de las ventanas del cuarto. Brillaba demasiado como si hubiera sabido que se trataba de una noche especial para ellos.
—La noche está hermosa —Karianna miró a Thomas.
—¿Recuerdas cuándo admirábamos las estrellas por uno de los ventanales de mi departamento?
—¡Cómo olvidarlo! ¡Me encantaba hacerlo! —Contestó.
—Entonces bajemos al patio y hagámoslo.
Como si de niños se tratara, corrieron escaleras abajo jugando por quién llegaría primero.
—¡Te gané! —Dijo Karianna celebrando con pequeños saltos.
—Bien, bien. Debo admitirlo. Me ganaste, pero solo por esta vez —Le guiño un ojo.
Karianna camino, se paró de puntas y envolvió sus brazos alrededor del cuello de Thomas. Lo besó y luego lo miró.
—¿No crees que estamos haciendo mucho escándalo? Tal vez los vecinos se enojen por ello.
—No importa —Acercó su rostro al de ella—. Te amo —Pronunció Thomas sobre sus labios.
—I love you too —Ella sonrió.
—Puede que no hable inglés a la perfección, pero hay algo que sí se decir muy bien —Thomas sonrió y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Karianna.
—¿A sí? ¿Qué? —Lo retó infantilmente.
—They don’t know about us.
FIN.
ESTÁS LEYENDO
They Don't Know About Us (Thomas Müller)
Fiksi PenggemarPodría ser una figura pública, pero las personas no sabían nada de la vida privada de Thomas. Ellos no sabían cuanto amaba a Karianna.