Capítulo 1

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<<Solamente falta que mi departamento siga sin electricidad>>

Era lo que Thomas repetía en su cabeza mientras un taxi lo dejaba frente al complejo de departamentos en el que vivía. 

Al parecer todo en ese día había salido mal para él. Por la mañana se había despertado tarde y tuvo un leve percance con su automóvil, llegando retrasado a su entrenamiento con sus compañeros del FC Bayern München, lo que le costó una sanción de doblar su rutina de ejercicio. Su celular se había quedado sin batería y para colmo ninguno de sus amigos había podido darle un aventón hasta su hogar.

Pensaba que todo estaba en su contra ese día o al menos hasta ese momento.

Totalmente agotado y con un carácter de los mil demonios entró al lobby del edificio buscando con la mirada a Olaf, el encargado, sin embargo, no fue precisamente a él a quien vio.

Encandilado por su mal día, se había recargado en el escritorio con la cabeza baja, pero un ruido lo sacó de sus pensamientos y de pronto sus miradas se conectaron en un instante. El silencio se hizo presa del lugar y los latidos del corazón de Thomas era lo único que se escuchaba en la recepción.

A escasos 2 metros se encontraba una chica frente a él. Una chica que jamás había visto en el edificio. Por un segundo se le cruzó la idea de que tal vez era alguna metiche que husmeaba por ahí pero ese pensamiento se esfumó al notar la forma en que iba vestida y como dejó caer las carpetas que traía entre sus brazos para dejar a la vista el gafete que señalaba que era una asistente.

Ambos se agacharon inmediatamente a recoger el montón de papeles que se encontraban en el suelo. Con la vista completamente baja se levantaron y los colocaron sobre el escritorio de enseguida.

—Lo siento mucho, el edificio estuvo solo durante todo el día que no pensé que fuera a encontrarme con alguien. —Dijo la joven con la mirada aún fija en el piso—. 

Tal pareciera que el enojo de Thomas había bajado con tan solo escuchar esa voz de seda que lo hizo sentir menos tensión.

—Disculpe, no fue mi intención entrar de esa manera ¿Se encuentra bien? —Thomas había puesto calma a su ser después del incidente—.

—No se preocupe, me encuentro bien, gracias por preguntar —Contestó la chica alzando las comisuras de sus labios, transmitiéndole así paz y confianza al hombre que tenía frente a ella—. ¿Se le ofrece algo?

La pregunta bajó a Thomas de las nubes, obligándolo a contestar.

—Necesito hablar con Olaf, ¿sabe dónde se encuentra?

—Salió antes del mediodía y dijo que no volvería hasta mañana en la mañana, pero si usted gusta puedo comunicárselo.

—¿Enserio lo haría?

—Claro que sí, acompáñeme a la oficina, buscaré su número.

Aquella chica parecía tener alegría de sobra. Mostró su blanca dentadura dándose la vuelta para caminar a una de las puertas de la recepción.

Y tal como ella lo dijo, en un par de minutos ella estaba marcando el número del encargado.

Thomas tomó el teléfono y atendió la llamada. En un momento terminó de hablar y soltó un suspiro.

—Muchas gracias, señorita.

Pero su voz lo interrumpió…

—Me llamo Karianna Kähler —Dijo extendiendo la mano y mostrando un semblante sereno—. Mucho gusto.

—El gusto es mio —Respondió Thomas, tomando su mano para estrecharla y sintiendo una electricidad recorrer su cuerpo.

Karianna dejó escapar una pequeña risa que hizo brillar sus grandes ojos azules y haciendo temblar a Thomas.

Algo estaba pasando con él, probablemente ese no era su día y estaba a punto de darle un resfriado o algo parecido, al menos eso era lo que pensaba.

—Tal vez está demás que usted me diga su nombre— Karianna volvió a dejar escapar una risa y lo miró atentamente.

Eso hizo que él levantara una ceja. Era verdad, todo el mundo lo conocía, pero no era un maleducado como para no presentarse.

—Thomas Müller— Dijo con una voz algo dura, hasta se dio cuenta del escalofrío que causó en ella.

Karianna se ruborizó y desvió la mirada, estaba ante una de las estrellas del mejor equipo de toda Alemania.

—Lo siento, no quise hablarle de esa forma— Dijo hablando esta vez con una voz serena.

Ella soltó un suspiro y volvió a sonreírle como si nada hubiera pasado.

—No se disculpe, yo no debí haberle hablado con tal confianza —Pero cambió de tema rápidamente—. ¿Está todo bien con su departamento? —Dijo con una voz pasiva.

—Todo se encuentra en orden —Thomas la miró regalándole una sonrisa que la hizo ruborizarse nuevamente—. Tengo que irme, debo revisar que no haya ocurrido algún daño en mi hogar, gracias por todo Srta. Karianna, espero que esta no sea la última vez que coincidamos.

—De nada señor Müller. Yo también lo espero.

Karianna le regaló una última sonrisa, despidiéndose de él, sin saber que esa era apenas la primera de muchas ocasiones que iban a coincidir. 

They Don't Know About Us (Thomas Müller)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora