Había pasado una larga semana entrenando durante horas, que ya era justo y necesario pasar un fin de semana alejado de todo, solo en compañía de ella.
Por la tarde habían ido a cenar a un restaurante sin lujo alguno, conversaron alrededor de 2 horas de todo lo que había ocurrido en esos últimos días. Incluso habían pedido tarros de cerveza para pasar el rato.
Se miraban a los ojos como si solo existieran ellos dos. Estaban encantados el uno con el otro, admirando a la persona que tenían frente a ellos.
La noche había caído. Las luces de Munich apenas podían iluminar la carretera. Solían cenar en lugares apartados de la ciudad en donde solo estuvieran ellos dos.
Una vez de regreso, habían arribado al departamento de Thomas. Karianna ya había estado un par de ocasiones atrás ahí, a ambos les gustaba mirar el fútbol y solían hacerlo juntos. Pero esta vez era diferente. Habían acordado pasar la noche viendo películas como si de jóvenes preparatorianos se tratara, cosa que nunca sucedió.
Desde el principio, se la habían pasado platicando en el diván de la sala. Uno frente a otro. Despojados de esas ropas que los hacían lucir totalmente formales. Para Thomas, ella se veía perfecta con su jersey del FC Bayern München y si hubiese podido, hubiera enmarcado la imagen de ella con el puesto.
Le había contado todo de ella. Tal como lo hizo en la primera cita, pero no con la misma emoción de aquella vez.
Le había contado como es que sus padres habían puesto el grito en el cielo cuando le otorgaron una beca para estudiar Administración en la Universidad de Munich. Los esfuerzos que hicieron para que ella estuviera donde está. Le contó su primera y última experiencia en una fiesta universitaria a su llegada a la ciudad. Como es que encontró el trabajo de ayudante en la oficina del edificio. Y por último le contó lo estrictos que eran sus padres y como había pasado su adolescencia ocultando a su novio de secundaria para que su papá no pudiera darse cuenta que tenía uno.
A Thomas le resultaba verdaderamente increíble escucharla, podía pasar horas observándola sin cansarse y aun así no tenía suficiente. Pero en su interior sabía que estaba haciendo mal, que eso tenía que terminar pronto, pues no podía dejar que se ilusionara y después romperle el corazón al alejarse de ella.
Karianna era una chica de 19 años, iba prácticamente empezando a vivir y a descubrir el mundo, su inocencia era la que había transformado al "ogro" como todos sus compañeros de equipo lo llamaban.
Thomas Müller, el joven futbolista de 25 años, había quedado deslumbrado por la belleza e ingenuidad de esa chica.
Pero era imposible alejarse de ella, se sentía muy bien a su lado, como un adolescente de película compartiendo con sus amigos y su novia después de triunfar en un partido de fútbol americano.
Creyó que ya había cerrado esa etapa de sentir nervios con la chica que le gustaba o sentir esa magia al tomarla de la mano.
De repente Thomas la observó, vio a Karianna encantada jugando con su cabello. ¿Cómo era posible que encontrara hermosa la forma en que ella miraba las puntas de su larga cabellera? Se acercó sigilosamente, pero ella pudo notar sus movimientos, lo miró y le sonrió.
Thomas enmarcó el rostro de Karianna con sus manos y la besó, recostándola en el diván.
—Te quiero —Pronunció Kari entre besos.
Esas palabras fueron suficientes para encender a Thomas y llevarla a su habitación.
Le quitó el jersey dejándola solo en sostén. Karianna tembló y no precisamente de frío. Ella comenzó a desabotonar la camisa de Thomas. Sus manos temblorosas, la estaban traicionando, fue cuando él le ayudó a hacerlo.
Continuaron con las pijamas y quedaron únicamente en ropa interior
Sus labios bailaban al compás de los latidos de sus corazones. Thomas fue directo a su cuello y ella dejó salir un suspiro.
Y a partir de ese momento todo fue historia.
Thomas y Karianna hicieron el amor.
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They Don't Know About Us (Thomas Müller)
Hayran KurguPodría ser una figura pública, pero las personas no sabían nada de la vida privada de Thomas. Ellos no sabían cuanto amaba a Karianna.