CAPITULO 7

284 24 3
                                    

–¿Porque decidiste acompañarme?–pregunte sin regresarlo a mirar.
Se hizo un silencio incomodo y me arrepienti de haber dicho eso, ¿Y si lo había molestado?.
El metió las manos en los bolsos de su chaqueta, me daban ganas de sacarle una de sus manos y entrelazar la con la mía. ¡Oh Dios estoy loca!
–Solo no quiero volver.–agrego tajante.
–Ah bien.–agregue mientras entrelazaba mis dedos formando una especie de tipi. Sip lo había molestado. Que idiota.
Seguimos caminando en silencio, de lejos se veía la luz que anunciaba haber llegado a nuestro destino. Miré hacia el frente para evitar mirarlo a él.
El farol de color blanco y rojo estaba ubicado sobre un saliente rocoso, un camino de piedras blancas daba hasta la puerta de entrada. Subimos las escaleras de madera en silencio, al parecer el guardia de vigilancia no se encontraba por ahí, igual no había nada que se pudiera perder. La madera rechinaba bajo nuestros pies, me dio un poco de ansiedad esperaba que ninguna tabla se rompiera, y evitar hacer el ridículo delante del rubio que tenía junto a mi.

Llegamos hasta la parte de arriba, el foco central giraba en un eje de 360 grados estaba protegido por un enorme cristal y afuera estaba un pasillo con un barandal donde la vista del mar era magnífica. Me acerqué a la barandilla y mire hacia abajo, desde esa altura todo era pequeñito.

Y la vista de la ciudad a lo lejos era increíble.
–Esto es fantástico–susurre bajito para mí misma. Me daba miedo darme la vuelta para observar a Roger ya que el farol daba de vueltas a nuestras espaldas y temía quedarme ciega, entonces recordé que mis gafas aún las tenía en la cabeza. Pero no me las puse. Me quedé admirando el paisaje, olvidando al chico de cabellos rubios.

Note su presencia cuando se colocó a mi lado derecho.
–Oh lo siento. Se me olvido que todavía estabas aquí.–replique al dar un pequeño brinco por su acción, me había asustado.
El río entre dientes y observo también el paisaje.
–Jamas había subido, de verdad es increíble.–replico.
Asentí en silencio y vi de reojo como me observaba para luego posar su vista al frente.

Entonces recordé lo que me había dicho Trevor y comencé a jugar con uno de mis rizos nerviosa.

¿Debería decirle?,¿Y si se enoja?.Al menos que me dé las gracias por haberlo traído en su auto, no importa lo del dinero del taxi, pero lo que me había dicho Bárbara había sido horrible. Después de que ella me daba ánimos para hablarle, aunque él me ignoraba siempre. Seguro se burlara de mi, tal vez Bárbara ya le había dicho algo, pero porque no me decía nada. No entiendo porque decidió acompañarme, a lo mejor porque yo era de esas que mantenían el pico cerrado y no lo molestaba.
Trague saliva ruidosamente cuando gire mi cabeza hacia el y lo observé a los ojos. El no retiro la vista. Y de nuevo su mirada hipnotizante penetró mi alma, rompió algo dentro de mi. Lance un largo suspiro rompiendo el contacto visual con él y agache la cabeza. Parpadee para evitar que las lágrimas se acumularán en mis ojos. No iba a llorar de nuevo. Pero las palabras de Bárbara vinieron a mi mente y entonces apreté la mandíbula evitando lanzar un sollozo.
Increíble iba a llorar por algo que había pasado hace más de tres, cuatro o cinco años. Había perdido la cuenta, pero aún la herida seguía ahi fresca. Habían jugado con mis sentimientos. Se habían aprovechado de mi inocencia.
–Roger quiero contarte algo.–replique mientras observaba mis manos. No quería verlo. –Ese día de la reunión. Yo te lleve a tu casa.–replique mientras lo observaba.
–Barbara me dijo que fue ella.–contesto.
Apreté mis dientes y una mueca de indignación cruzó por mi rostro. También era una mentirosa.
–No. Fui yo. Tome las llaves de tu auto y te fui a dejar a tu casa, Brian me dijo donde estaba tu habitación. Puedes preguntarle a él.
Hizo una mueca, y observé cómo las aletas de su nariz se dilataban, temí que me diera un golpe pero seguí hablando. Su mirada se oscureció varios tonos y la mandíbula se le tenso.
–Te deje en tu cuarto. –retrocedi varios pasos– te bese–ya no importaba le diría todo. –Supongo que había una cámara en tu cuarto porque al bajar la encontré en la entrada, estaba molesta.

Su mirada se volvió penetrante y apretó los puños.

–¿Te hizo algo?–pregunto con la voz distorsionada por las emociones.
–Solo me dijo que no me hiciera ilusiones contigo,  y salí de ahí. –agregue mirando hacia otro lado.
Me abrace a mi misma.
–¿Te dijo algo más?–pregunto.
Me encogí de hombros.
–Ya no importa Roger–replique mientras lo regresaba a mirar. –Solo quería contartelo.
Vi como saco aire por la boca y se llevó las manos a la cintura.
–Mierda. ¿Porque eres tan noble.?–replico negando con la cabeza.
–Solo no vallas a decir nada por favor. –replique.
–¡Pero Devany, no debió decirte eso!–replico.
Se estaba empezando a alterar.
Me acerqué a él cortando la distancia entre nosotros y le apreté la mano reclamando su atención.
–Por favor Roger no quiero problemas. Ni que se peleen por mi culpa. –replique mientras su mirada se concentraba en mi.
Sentí como su mano apretaba con fuerza la mia, se inclinó a mi altura. Su frente casi rozaba la mía.
Se quedó observando mi rostro por un silencio que me pareció una eternidad.
Lo escuche suspirar, su aliento mentolado choco contra mi rostro. Y cerré los ojos.
–Esta bien, no le diré.
Lance un suspiro de alivio.
–Gracias Roger.–replique.
–Gracias a ti por llevarme a casa. –agrego mientras su sonrisa se asomaba en su cara.
Sonreí tímidamente.
El se alejó poco a poco.
Entonces comenzamos a descender por las escaleras. Al llegar a la playa retomamos el camino, estaba consiente de que ahora estábamos demasiado cerca.

Estábamos ya cerca de casa, cuando Trevor salió a nuestro encuentro.
Me abrazo y me dio un beso en la frente.
–Son casi las tres de la mañana.–replico observándome con reproche.
–Ups. Se me fue el tiempo. –replique sonriendo.
–¿Roger te llevo de paseo o que?
Los colores se me subieron al rostro y regrese a mirar al ojiazul.
–No le hagas caso–murmure.
Roger rodó los ojos.
–Nos vemos luego Devany.
–Adios Rog.
Él me dedico una pequeña sonrisa y luego se marchó.
–Es tan hermoso.–replico para luego darse la vuelta y marcharse.

Sin saber que Roger había escuchado el comentario, solo sonrió la miró por encima del hombro y siguió su caminata.



𝑴𝑰 𝑰𝑴𝑷𝑶𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬//𝑹𝑶𝑮𝑬𝑹 𝑻𝑨𝒀𝑳𝑶𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora