𝑴𝑰 𝑰𝑴𝑷𝑶𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬//𝑹𝑶𝑮𝑬𝑹 𝑻𝑨𝒀𝑳𝑶𝑹

CAPITULO 13

Sacudía la cabeza al ritmo de  los golpes de batería en la canción de Liar. Trevor se reía de mi a mi lado.
–Pareces loca.
–Oye dejame,sabes cuánto me encanta Liar–eche una vista rápida a Roger tan concentrado. ¡Me encantaba ese chico!
–Tranquila niña, tu rubio príncipe no se irá, deja de verlo cada cinco minutos.
Golpee la mesa tratando de simular los golpes de la batería.

Y cante mientras alzaba la mano cada vez que decían Liar.

"Liar, I have sailed the seas
Liar, from mars to mercury
Liar, I have drunk the wine
Liar, time after time
Liar, you're lying to me
Liar, you're lying to me
Father please forgive me."

La guitarra de Brian lograba mandar escalofríos por todo mi cuerpo y moví mi cuerpo mientras daba de palmadas.

Increíble todos hacían su magia juntos, así que cante y baile todo lo que pude en esa canción.

–Nooooo. Me sigue encantando–replique mientras daba de palmadas al aire después de que hubieran terminado.

–Esa energía necesitamos en los conciertos–replico Brian sonriendo entrando por la puerta hasta la cabina.

Sentí como los colores subían a mi rostro y lo cubrí con mis manos.

–Deberias ver cómo se pone con Killer Queen. –agrego mi mejor amigo mientras enarcaba sus cejas divertido.
–¿Y su nuevo álbum para cuándo estará listo Bri?–pregunte tratando de cambiar de tema.
–Noviembre. Dentro de un mes. –Replico Freddie mientras entraba.
–Anota mi regalo de navidad Trevor–bromee.
El me palmeó la cabeza sonriendo.
–¡Ya lo tengo!
Freddie me observó sonriendo.
–Tienes a Queen en vivo y frente a tus ojos ¿Y quieres el álbum?
–Tengo todos su álbumes–confese.
–¡Ay no me jodas niña!–Vi como Freddie se emocionaba y jalaba de la camiseta a Brian. –¡Tiene todos nuestros álbumes rizado! ¿Escuchaste?.
–Si, si.
–Deby ¿Porque nunca nos has pedido que los firmemos? –pregunto.
Me encogí de hombros.
–No lo se. –replique levantándome.
–¿Quieres ver algo ya de lo que hemos compuesto?
–No lo se.
Roger entro con otro cigarro en sus labios y se quedó recargado en la pared observando la conversación.
Freddie me tomo por los hombros y me volvió a sentar en la silla.
–Escucha. –replico.

Movió no sé qué cosa en la cabina de controles y de pronto escuche la voz de mi rubio adorado. Abrí los ojos como platos al escuchar el sonido de su voz, sentí como los vellos de los brazos se me erizaban.

A pesar de que su voz era para morirse ahí mismo de un ataque por lo sexy que se escuchaba. La letra era lo contrario.

–I'm in love....with my ¿my car?....¿my car?...¿Enserio es para un auto?–pregunte riéndome. –¿Así se llama?

Quién había compuesto está cosa.

–I'm in love with my car–prosegui a voltear a ver al rubio quién sonreía orgulloso.

¿El había compuesto está porquería hermosa de canción?.

Porque si la letra era una extrañeza digna de un lunático, pero su ritmos y su voz jodida mierda me encantaba. ¡Me prendía!.

–¡Me dejas asombrada cada vez más rubio!–replique. –Esta genial.

Todos me observaron con la boca abierta.
–¿Lo dices enserio o solo quieres quedar bien con el?–replico Brian.

–Oh no, no, no–agregue mientras movía mis manos– No admito que este rara pero su ritmo esta muy padre.
Trevor bufo.
–Lo dice solo porque Roger la canta. –agrego poniendo los ojos en blanco.
–Es composición de Roger
Me quedé en silencio.
–Al menos ella si aprecia mi arte.
–Tu canción es mierda Roger. –todos volteamos la vista hacia Bárbara. –Lo dijo porque obviamente le encanta todo lo que haces, inclusive ya hasta se está imaginando teniendo sexo contigo al ritmo de la canción. –replico con sorna.
–Querida cierra la boca–agrego Freddie molestó.
–No te sientas mal Devany pero incluso si Roger te dijera que te tirarás de un alcantilado lo harías. Lo haces para quedar bien con el. Claro siempre lo has idolatrado. ¡Tu rubio príncipe!. ¡Tu amor imposible!.
Alce la cabeza abriendo mis ojos, sintiéndome invadida.
–¿De donde mierda sacaste  eso?–escupi molesta acercándome a ella.
No podía, ella no había podido leer mi diario.
–Tu diario–agrego mientras se cruzaba de brazos con expresión.
Me lleve las manos a la boca mientras mis lágrimas salían a borbotones.
–¡No tenías derecho alguno de leerlo!–le grite de vuelta.–¿¡Porqué!?–grite.–¿¡Ya sabes perfectamente que el jamás me hará caso!?, ¿¡Porque te empeñas en recordármelo a cada rato!?, ¿¡Ahora me vas a decir que se lo enseñaste también!?.–replique acercándome a ella.