CAPÍTULO 5

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Por alguna extraña razón Roger Taylor posó su vista en mi una vez que entro al departamento para dar inicio a la reunión de la que Trevor me había contado.

Brian May y el habían sido los primeros en llegar, tomaron asiento en el sofá rojo de dos plazas justo enfrente de mi. En ese instante me encontraba ocupada regando unas cuantas plantitas que teníamos como parte de la decoración. Y que estaban esparcidas por toda la sala de estar.

-¡Devany!-el grito de Trevor se escuchó desde la cocina. -¡La pasta se quemó!.

Una carcajada brotó de mis labios. Y de inmediato corrí a la pequeña cocina para liberar un poco la incomodidad por la presencia de Brian y Roger.

Cuando termine de ayudar a mi mejor amigo con su cena, volví a la sala para terminar de regar todas las plantas.

Podía sentir la vista de los dos chicos clavada en mi y eso me ponía muy nerviosa.

-¿Y como has estado?.-La pregunta de Brian quedó suspendida en el aire. Y voltee tímidamente a verlo de regreso.

-Bien-admití en un susurro.-¿Y ustedes?.
-Igual bien-la voz de Roger hizo acto de presencia y senti un remolino de emociones al escucharla.
-Me alegro mucho.-Soné sincera y les lance una pequeña sonrisa.
-¿Enserio?-replico Roger en una risita.
Asentí levemente.
-Nunca dude de ustedes.-replique Armandome de valor para mirar hacia sus orbes azules quienes tenían una pizca de duda y diversión.
-Me alegra que estén teniendo mucho éxito.-replique en un susurro.

Sonaba orgullosa, técnicamente estos chicos lucharon con uñas y dientes para conseguir todo lo que querían. Se lo merecían.

Roger retiro su vista y sonrió un poquito.
-Gracias por eso.
Asentí levemente y mire hacia la regadera roja que tenía entre mis manos.
-Si por nada. -replique mientras salía hacia el balcón, para vaciar el agua restante en la maceta que se encontraba ahí.
Regresando vi que Freddie y John habían llegado.
-¿Y tu estás bien?-la voz pintada de curiosidad de Taylor sonó atrayendo todas las miradas hacia mi.
Me quedé plantada en medio de la sala observandolo con la cara llena de sorpresa e incredulidad. Y creo que los demás igual lo observaron sorprendidos.
-Muy bien-me aclare la garganta-Tengo un trabajo de medio tiempo en un consultorio privado.

Sus ojos me observaron con atención, sentía el poder de su mirada. Y sus ojos decían otra cosa. Quería saber cómo estaba después de lo que me había hecho.

-Estoy bien.-admiti en un pequeño susurro.

Descubrí un poco de culpa en sus ojos, pero sabía que no diría nada, era un orgulloso hasta la mierda. Pero yo ya lo había perdonado.

Roger Taylor sabía que por dentro aún no lo había superado del todo.

La puerta sonó una vez más, pero Roger no retiro la vista de mi, ni yo tampoco.

Sabía que Bárbara había llegado y se había dado cuenta de nuestra pequeña interacción.

-Me alegra que estes bien. -replico.
-Gracias Roger. -replique para luego desviar la vista de sus ojos. Había algo que aún me causaba emoción al decir su nombre.
Me dirigí rápidamente a la cocina a esconderme y a tratar de eliminar la maraña de sentimientos encontrados que me provocaba tan solo el hablar con el.

La noche caía y la lluvia apenas era un fino chipi chipi. Me cubri con la bufanda hasta la nariz para protegerme del viento helado que aterrizaba en mis mejillas y me ponía los pelos de punta en todo el cuerpo. Hacia frío hasta la mierda. Obligue a mis piernas a avanzar más rápido, y vire en una esquina, para tomar una ruta alterna que me llevaría a la avenida principal para tomar un autobús antes de que la lluvia se volviera más fuerte.

𝑴𝑰 𝑰𝑴𝑷𝑶𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬//𝑹𝑶𝑮𝑬𝑹 𝑻𝑨𝒀𝑳𝑶𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora