Los gritos de las niñas y jóvenes de 8 a 20 años se escuchaban a través de las ventanas del restaurante ubicado en Truro. Mi ciudad natal.
Había ido a visitar a mis padres y a tomar una pequeña semana de vacaciones.
Era el segundo día que estaba en la ciudad que me vio crecer, Trevor me acompañaba, ahora estaba sentada esperándolo en una de las mesas, hecha un manojo de nervios.
La razón.
Roger Taylor estaba en el mismo lugar, y Bárbara también.
Los gritos de las niñas y adolescentes me ponían de nervios, Roger se encontraba a cuatro mesas de distancia, me encogí en mi asiento deseando volverme invisible. No quería que se dieran cuenta que estaba ahi, pero no podía irme porque el idiota de Trevor no llegaba y era muy probable que el idiota se perdiera en la ciudad.
Afuera era el caos, pero adentro todo estaba en absoluto silencio, solo el molesto ruido de la niñas era lo único que se escuchaba en la sala.
De pronto la silueta de mi mejor amigo entro en mi campo de visión y alce la mano agitandola por encima de mi cabeza para llamar su atención.
El se acercó y de inmediato se sento frente a mi. Y si ya se había dado cuenta del alboroto y de quién lo había comenzado.
–Perdon Deby–se disculpo mientras llamaba a la mesera–una vez que pidió nuestra orden me relato su pequeña travesía por las calles de la ciudad, tuvo que pedir orientación para poder llegar a la cafetería y después saltar a la endradecida multitud de adolescentes. Nuestra orden llegó y nos dispusimos a desayunar, haciendo caso omiso a los gritos.
Hicimos sobremesa unos cuantos minutos más para esperar a que las fans se fueran y poder salir tranquilamente. Cosa que demoró más tiempo porque Roger ya había visto a Trevor y ahora se dirigía directamente a nuestra mesa.
–Hola.–replico con asombro abriendo sus ojos azules. –¿Que hacen aquí?Ahora me incluia en sus preguntas, si que era raro. No pase por alto la mueca de enojo por parte de Bárbara, quién obviamente solo saludo a Trevor.
Que curioso ahora los papeles se invertirán, antes Bárbara era la que me incluía en todo y Roger ni siquiera sabía que existía. ¡Como cambian los tiempos!
–Venimos a ver a los padres de Devany y a tomar unas pequeñas vacaciones. –agrego Trevor sonriéndome.
Roger asintió animado.
–Genial, yo igual, espero verlos por ahí.
–Seguro.–afirmo Trevor
Roger se despidió rápidamente y salió con Bárbara detrás pisándole los talones.
Obviamente le había contado a Trevor lo que había pasado y se había dado cuenta de nuestra casi nula interacción.–Debes de decirle a Roger.–replico justo cuando nos encontrábamos camino a la playa, llevaba un vestido floreado y mis sandalias, mis gafas descansaban sobre mi cabeza.
Me encogí de hombros y me dediqué a escuchar como las olas chocaban contra la arena.
–¿Para que?–replique un momento después mirando a la lejanía– No creo que Roger le diga algo, es su mejor amiga.
–Igual, no debió tratarte asi, ella no es su madre, ni su novia ni nadie para decirte lo que tienes que hacer. Es más no debe de importarle si sigues enamorada de Roger.
Suspiré frustrada, no quería llorar.
–Es su mejor amiga. –replique con nostalgia.La mejor amiga es quien le recomienda si alguien le conviene o no, le da consejos, está con el en sus peores momentos. Claro que lo que dijera Bárbara influía demasiado en las desiciones de Roger. Era su confidente.
Y por lo que pasó, estaba totalmente segura que figuraba en la lista negra de "Personas no aptas para Roger Taylor".
–Hey–replico el llamando mi atención– estoy seguro que Roger hara al menos que te pida una disculpa. La mereces, después de todo lo llevaste a su casa borracho y te preocupaste que llegara con bien.
Enterré mis pies en la fina arena amarilla.
–No, no–movi la cabeza negativamente–no puedo decirle, me tomara de a loca. ¡Seguro hasta se retira de mi!.
Trevor suspiro cansado.
–Se lo que te digo, mereces una disculpa, no creo que Roger sea el mismo imbécil que conociste en la universidad. Ya crecieron.
Sus palabras dieron vueltas por mi cabeza, y me quedé ahí en la orilla del mar dándole vueltas y vueltas al asunto.
Suspire y comencé a caminar hacia el norte en dirección al farol, era muy propio de mi venir y hacer mi caminata al farol en plena noche, justo cuando la luna llena brillaba en todo su esplendor, así pensaba, me relajaba y respiraba aire puro, mientras caminaba la marea subía más y más, las olas irrumpian con fuerza sobre mis pies mojando los pliegues de mi corto vestido de verano, la brisa me ponía los vellos de los brazos de punta pero no hacía frío.
Contemplaba la quietud de la noche, mis pies chapotear contra las olas al dar pequeños pero no tan apresurados pasos, mientras en mi mente se filtraba el rostro del hombre con el que siempre había soñado.Roger Meddows Taylor.
Sonreí por incercia al imaginarmelo ahí a mi lado, tomando mi mano, entrelazando nuestros dedos y ambos caminando juntos. Una estupidez por supuesto. Ni siquiera el mismo dios podría hacer que el apareciera en ese mismo instante. Pero que equivocada estaba.
Emití un pequeño quejido cuando mi rostro impacto con algo firme, que yo recuerde no había ninguna maldita palmera obstruyendo el paso, alce la vista y abrí los ojos como platos debido a la impresión.
El estaba ahí tomándome de los dos brazos tratando de estabilizar mi cuerpo para evitar impactar contra la arena.
–Meddows–susurre para luego quedarme en silencio.
Note como las comisuras de sus labios se curvaron en una leve sonrisa y bajo los brazos poniéndolos a los costados de su cuerpo. Llevaba unos pantalones de mezclilla azules, una camisa negra y una chaqueta de cuero igual llevaba sandalias.Su cabello lucía revuelto a causa de la brisa, sus ojos tenían un destello de asombro y diversión.
–Es la tercera vez–agrego.
Sentí mi corazón estremecerse al escuchar su voz.
–¿La tercera de que?–pregunte extrañada.
–La tercera vez que nos encontramos por accidente y chocas conmigo.–agrego con diversión.
–Perdon. –replique
El cerro los ojos y metió las manos en los cierres de sus chaqueta, mientras lanzaba una sonrisa burlona en mi dirección.
–¡Dios mío eres tan despistada! –agrego para después abrir los ojos y concentrar su vista en mi.
Sentí como mis rodillas temblaron al sentir el poder de su mirada sobre mi.
–No es mi culpa que el destino se interponga en el camino.–replique en voz baja.
–O tu mala suerte tal vez. –replico el.
Fruncí las cejas.
En realidad lo refería como buena suerte. Sacudí la cabeza.
–No es tan malo.–replique unos momentos después.
El sonrió mostrando sus dientes.
–¿Ah no?–pregunto.
Me quedé en silencio y el igual se quedó callado mirando al cielo.
–Si. Bueno adiós Roger.–replique mientras hacía ademán de caminar.
–¿A dónde vas? –pregunto con curiosidad
–Al farol–agregue
–Yo acabo de regresar de ahi. ¿Puedo ir contigo?–agrego mientras posaba sus ojos en mi.
–Si cla...claro–agregue nerviosamente.
Emprendimos la caminata en medio de la noche.
Uno de mis sueños por fin se estaba cumpliendo.

ESTÁS LEYENDO
𝑴𝑰 𝑰𝑴𝑷𝑶𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬//𝑹𝑶𝑮𝑬𝑹 𝑻𝑨𝒀𝑳𝑶𝑹
Romance''Se había robado mi corazón por completo, soñaba el momento en que yo fuera aunque sea una de sus conquistas. Pero yo no tenía lo que Roger buscaba, por lo tanto era imposible. Mi imposible.''