𝑴𝑰 𝑰𝑴𝑷𝑶𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬//𝑹𝑶𝑮𝑬𝑹 𝑻𝑨𝒀𝑳𝑶𝑹

CAPITULO 16

–¡Devany!–escucho un susurro contra su oído.
Lance un quejido molestó y voltee mi rostro para quedar de cara al respaldo del sofá y continuar con mi sueño.
Entonces sentí como alguien me propinó una nalgada y lance un grito furioso.
–¿¡Que te pasa idiota!?–replique mientras abría los ojos desmesuradamente como pelotas de ping-pong y torcí la cabeza para mirar a Robert, el solo enarcó las cejas y se cruzó de brazos quedándose en silencio.

Los dos permanecieron de pie ante mi, esperando por una explicación. Rasque mi cabeza nerviosa.
–Antes de que empiecen el interrogatorio dejen que me ponga algo de ropa.
Los dos se dedicaron una mirada y se encaminaron a la cocina sin decir nada.

Lance un bostezo y me envolví con la sábana recogiendo mi ropa en el camino para después vestirme en mi habitación.

Al llegar a la cocina me dediqué a la tarea de prepararme una taza de té y metí dos panes a la tostadora.
–¿Que carajo hicieron ayer tu y Taylor?–pregunto Robert.

Mordí levemente mi labio inferior mientras sentía como mi pulso temblaba.

–No es lo que parece–agregue mientras me sentaba en uno de los tres bancos disponibles. –Solo me dio un masaje eso es todo. –agregue restándole importancia. No pasó nada, no hay de que preocuparse.
Trevor me dedico una mirada confundida. Y luego regreso a mirar de nuevo a Robert.

Estaba segura de lo que pensaban. Todo el mundo conocía la reputación de Roger: mujeriego, vanidoso, orgulloso, sin sentimientos.

Fruncí las cejas pensativa mientras apretaba los labios. ¿Porque rayos no me había pedido tener sexo con el?. Conmigo era demasiado diferente.

–Chicos esto está muy raro.–agregue mientras ponía mis dos manos sobre la isla de la cocina.
–La actitud de Roger hacia ti es lo que está raro.–replico Robert mientras se llevaba la mano al mentón.
–Ultimamente se porta demasiado cariñoso contigo.
No pude evitar lanzar una sonrisa mientras la emoción se filtraba por los poros de mi piel.
–Lo se. Pero no quiero ilusionarme de nuevo. No sé que pensar. –agregue negando con la cabeza.
Roger Taylor era el vil retrato del misterio andante, no se involucraba sentimentalmente con alguien tan fácil. Le era demasiado difícil demostrar sus sentimientos, abrile su corazón a las personas. Por eso siempre desviaba todo hacia los chismes de la prensa. Odiaba sentirse débil y eso era lo único que le hacía sentirse poderoso. Y yo lo sabía.

El teléfono sonó y lo ignore.

Parecía que Roger tenía un alter-ego. Por un lado se encontraba el chico de verdaderos sentimientos, ese que corrió a mis brazos derramando lágrimas en Ridge Farm, ese que me había pedido perdón dándome un abrazo. Por el otro estaba el Roger al que no le importaban en lo más mínimo tus sentimientos, ese que incluso podía hacerte sentir miserable con solo una mirada, ese que irradiaba, seguridad y arrogancia donde quiera que fuera. Para el mundo artístico era Roger Taylor. El Baterista de Queen y para mí solo era Roger Meddows Taylor. El hombre más dulce que podías conocer.

Mi intuición me decía incluso que incluso Roger quería que ocupará el lugar de Barbara. Ya me había dado cuenta que Roger ya tenía casi nula interacción con ella. Aunque mi parte infantil decía que en realidad yo le gustaba y por eso es que era tan cariñoso conmigo.
Suspiré acomodando mi cabello detrás de mí oreja. Había dos posibles respuestas, ahora solo faltaba que Roger diera las señales para que yo las descubriera. Miré al reloj y decidí irme a trabajar.

El día se había pasado volando, mantenía la puerta abierta en la oficina mientras  trataba de enfocarme en el próximo proyecto para encontrar una nueva manera de hacer que la lectura en los alumnos se llevará a cabo.
Trabajaba en una escuela en el edifico de administración, el lugar era lo suficientemente grande como para tener incluso mi propio consultorio. Ahí dentro llegaban los alumnos e incluso sus padres.
Como por el momento era la única Psicóloga disponible en el turno de la mañana, me había tocado encargarme de todas las consultas de casi 100 alumnos que se encontraban ahí. Apenas estaba organizándome con los papeleos. Llegando me había concentrado en la revisión de las baterías psicométricas de cada uno.