La Fiesta

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Entramos hablando al comedor y nos sentamos en una esquina de la mesa rectangular. Yo me senté en la punta, de manera que tenía al Profesor delante, y Nairobi y Tokio a mis lados.

Noté que al entrar me miraban, pero fingí que no veía sus miradas de desconcierto.

A los 5 minutos entraron Denver y otro chico que era bastante guapo. Tenía el pelo castaño y rizado, la piel morena y los ojos marrones. Era guapo pero no me gustaba, debería tener unos 20 años o más.

Denver se sentó al lado de Nairobi, y el otro chico al lado de Tokio.

Hola. - Me saludó Denver.

Hola. - Lo saludé, con una sonrisa.

Nairobi se me acercó.

¿No preguntabas quién era Río? - Me preguntó, susurrando. - Pues allí lo tienes.

Miré hacia el chico moreno que me estaba señalando Nairobi.

¿Tú eres Roma? - Me preguntó.

Sí. - Le contesté, y le sonreí.

Yo soy Río, encantado. - Y me sonrió él también.

Antes de cenar os quiero presentar a la nueva integrante de nuestra banda. Ha llegado tarde porque me ha sido muy difícil encontrarla. Es menor pero es muy inteligente, será nuestra espía y falsificadora de documentos. Espero que os llevéis todos bien. - Dijo el Profesor, presentándome.

¿Cómo te llamas? - Me preguntó Berlín.

Roma. - Contesté. - ¿Y vosotros?

Se presentaron. Estaba en lo cierto, Berlín era el hombre que estaba al lado del profesor, Helsinki y Oslo los hombres fuertes y altos, y el hombre que no sabía quien era se llamaba Moscú. Era el padre de Denver.

Esa cena me la pasé hablando con Tokio, Nairobi, Río, Denver y Moscú. Eran muy majos, nos hicimos todos amigos en seguida. Me sentía cómoda en esa sala.

Después de cenar nos dirigimos cada uno a nuestra habitación. Yo no tenía sueño, así que me puse a dibujar. A la hora de estar dibujando, picaron a mi puerta.

¿Sí? - Pregunté.

Hola chiki. - Escuché una voz femenina. Era Nairobi. - Soy Nairobi.

Entra. - Le dije desde mi cama.

Entró pero se quedó en la puerta.

¿Te quieres venir conmigo? - Me preguntó. - Es que no tengo sueño.

Vale. - Contesté. - Me he pasado todo el camino durmiendo así que yo tampoco tengo sueño.

Nos fuimos a su cuarto. Me preguntó sobre mi vida. No dí muchos detalles ya que no nos podíamos conocer, pero nos lo pasamos bien. Estuvimos hablando hasta las 12. A esa hora alguien llamó a la puerta.

Hola. - Dijo alguien, entrando.

Era Tokio. Llevaba algo escondido en la espalda.

Ah, hola. - Contesté.

¿Qué llevas ahí atrás? - Le preguntó Nairobi.

Tokio cerró la puerta, cómo si fuera un misterio. Se sentó en la cama con nosotras, y sacó una botella de Tequila.

¿Te gusta el Tequila? - Le preguntó a Nairobi.

Nairobi se la miró, con complicidad en su cara.

Yo no lo he probado. - Dije.

Tranquila, pequeña. - Me contestó Tokio. No se si me gustó que me llamara "pequeña" pero ciertamente lo era. - También he pensado en tí.

Sacó unas latas de Coca-Cola.

Roma ~ La Casa de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora