Berlín

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El plan de huida era para el final. Para ese momento. Era bastante sencillo: Los rehenes crearían una cadena humana para transportar dinero. Aguantaríamos lo que podríamos. En cuanto la policía entrara algunos rehenes saldrían por las alcantarillas (para despistar a la poli) y otros rehenes se quedarían en el vestíbulo para que la policía los encontrara. Nosotros nos meteríamos en el túnel y meteríamos el dinero en un camión. Iríamos hasta el hangar y saldríamos como civiles normales. Después, volaríamos el túnel (con un explosivo que ya habríamos puesto).

Así lo hicimos. Bueno, yo no. Denver y yo nos fuimos a descansar (era nuestra hora de descanso) y a ducharnos.

Y así pasé la noche; durmiendo.

Me desperté y miré a mi alrededor. Mónica estaba tumbada en la cama de Tokio, pero Tokio y Nairobi no estaban. Miré el reloj: las 8:00h.

Tardé un rato en darme cuenta que ese sería mi último día allí.

Me levanté de la cama y cogí un paquete de galletas. Al salir de la habitación me encontré con Denver.

Roma. - Dijo. - Tenemos que salir ya.

¿Ya está todo listo? - Le pregunté.

Asintió.

Ahora mismo iba a buscaros a tí y a Estocolmo.

Vale, está dormida. - Contesté. - ¿Adónde hay que ir?

Al hangar. - Me contestó.

Vale, voy para allá. - Dije, y me dirigí al túnel.

Asintió y entró en la habitación.

Bajé las escaleras camino a la cámara acorazada, pero Tokio me paró.

¡Están abajo! - Me gritó.

¿Quién? - Le pregunté.

Los polis. - Me contestó. - Voy abajo con Río, tú avisa a los demás.

Asentí.

¡Ya! - Me gritó, y bajó a disparar.

Me fuí en busca de la banda. Berlín, Denver y Estocolmo estaban en la cámara acorazada transportando dinero.

Tokio dice que la policía ha entrado en el edificio. - Les dije, entrando.

¿Por donde? - Me preguntó Berlín.

Ha dicho abajo, así que supongo que será por el almacén. - Contesté.

Vale, Denver y Estocolmo, bajad a disparar. - Dijo Berlín. - Cojed la metralladora.

Denver asintió y él y Mónica se fueron en busca de la ametralladora.

Yo también quiero ir. - Le dije.

No, tú ves a dar instrucciones a los rehenes y vuelve aquí rápido. - Me contestó. - Si te encuentras a Nairobi y Helsinki diles que vengan aquí.

Vale. - Dije, y me fuí en busca de los rehenes.

Me encontré a Nairobi y Helsinki con ellos.

Dice Berlín que bajéis. - Les dije.

¿Y los rehenes? - Me preguntó Helsinki.

Ir bajando, yo abro puertas. - Contesté.

Asintieron.

Me dirigí a los rehenes y me puse la máscara.

¡Amigos, amigas! - Les dije. - Me sabe muy mal, pero nos tenemos que despedir. Vuestro dinero será mandado en un sobre, en las direcciones que nos dieron, de aquí un mes. Espero que hayáis disfrutado esta estancia.

Roma ~ La Casa de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora