Roma ~ La Casa de Papel

Malas Noticias

Mi mala suerte, si se le puede denominar así a mi vida, continuó con un diagnóstico médico.

Una mala noticia que recibí a los 11 años, fue que yo sufría una enfermedad. Cuando yo me esforzaba, o me ponía nerviosa, notaba falta de aire. Me costaba respirar. Eso me costó 2 semanas de ingreso en un hospital. Salí de allí con una mala noticia: yo sufría asma.

Esa enfermedad consistía en que yo, a partir de ese momento tenía que llevar una vida calmada y un respirador encima.

Eso me molestó, pero tampoco tenía planes a futuro, así que acepté mi realidad y seguí con mi vida.

Seguir con mi vida consistía en asistir a clases, volver al orfanato, hacer deberes o estudiar y, en mis tiempos libres, dibujar.

Dibujar era mi pasión. Con mis dibujos expresaba lo que sentía y como lo sentía. Lo malo y lo bueno. Pero no mostraba mis dibujos. No me gustaba que la gente opinara sobre ellos.

Normalmente la gente opinaba mal. Siempre criticaba o se metía en asuntos que no le afectaban.

Por culpa de esa manera de pensar, me convertí en una chica solitaria y callada. Hacía las cosas por mi cuenta, no necesitaba ayuda de nadie. Por este motivo, no tenía amigas. Tenía compañeras amables con las que conversaba en clase, pero nada más. Mi única amiga era Sofía.

Sofía era una chica que había conocido en el colegio de pequeña. Se llevaba mal con sus padres, y estaba separada de ellos, los evitaba. Yo era la única que la entendía, ya que mis padres estaban ausentes. Por ese motivo nos hicimos amigas, y obtuvimos una amistad muy buena y sincera.

Esa amistad duró para siempre, y yo a ella la valoraba mucho. Era como una hermana para mí. Ella era la única que me hablaba con sinceridad y me quería tal y como era.