La Casa de Toledo

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El camino en el coche rojo pasó bastante rápido. Escuché música, bromeé con el Profesor, me contó sobre los demás integrantes, me preguntó sobre mi enfermedad y, al final, me dormí.

Me despertó un ruido. Era gente hablando.

Roma... - Escuché una voz.

Abrí los ojos, era el Profesor.

Ya hemos llegado. - Me dijo.

Miré por la ventana, habían unas chicas de unos 30 años. Ya se había hecho casi de noche. Miré la hora: las 8.

Una era de piel muy blanca, con el pelo castaño por los hombros y los ojos marrones. La otra chica tenía la piel más morena, tenía el pelo casi negro y una nariz bastante grande. Estaban hablando entre ellas.

Ellas son Tokio y Nairobi. - Me dijo el Profesor. - Te caerán bien.

Vale. Gracias por traerme. - Contesté.

De nada. - Me dijo, y sonrió.

El Profesor salió del coche, y yo hice lo mismo. El Profesor se dirigió al maletero, y saludó a las chicas. Ellas se giraron, supongo que me estarían esperando.

Hola. - Me saludo la primera chica, Tokio.

Hola. - Contesté.

¿Tú eres la nueva? - Me preguntó Nairobi.

Emm, sí. - Contesté.

¿Eres menor de edad? - Preguntó otra vez Nairobi.

Sí. - Contesté.

El Profesor dejó la maleta a mi lado.

Gracias. - Le dije.

De nada. - Me contestó. Se dirigió a las chicas. - Chicas, ella es Roma. Es la chica esa que os dije que podía ser nuestra espía.

¿Roma? - Me preguntó Tokio. Me sonrió. - Me gusta, yo soy...

Tokio. - La interrumpí.

De repente me dí cuenta que era de mala educación interrumpir a la gente.

¿También te sabes mi nombre? - Me preguntó Nairobi, curiosa.

Nairobi. - Contesté.

¿Cómo lo sabes? ¿Ya nos has espiado? - Preguntó Nairobi, haciendo broma.

Me lo ha dicho él. - Contesté, señalando al Profesor.

Chicas, Roma tiene que dejar la maleta. - Dijo el Profesor a Tokio y Nairobi.

Sí, - dije - y me acabo de despertar. Así que, porfavor, no me hagáis muchas preguntas.

Se rieron.

Vale. - Dijo Nairobi.

¿Te acompañamos a la habitación? - Me preguntó Tokio.

Vale, si quereis. - Contesté, con una sonrisa.

Bueno, pues vamos todos a enseñarte tu cuarto. - Dijo el Profesor.

Empezó a caminar, cogí mi maleta y lo seguí. Tokio y Nairobi iban a mi lado.

¿Has venido con él? - Me preguntó Tokio, refiriéndose al Profesor.

Era bastante obvio, ya que habíamos salido del mismo coche.

Emm, sí. - Contesté.

¿Durante cuánto tiempo? - Me preguntó Nairobi.

El viaje ha durado más de 6 horas, hemos salido a las 2. - Contesté.

Roma ~ La Casa de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora