Mi tío

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Los días en la Casa de Toledo pasaban muy rápidos. Entre las clases, las tardes con el Profesor, las fiestas con Nairobi y los libros que me leía los días se me pasaron volando. Me hice amiga de Denver, Tokio, Río y Nairobi. Me lo estaba pasando genial, estaban siendo los mejores días en muchos años. Realmente disfrutaba en esa casa. Sólo había un problema: que iba a atracar una fábrica, y que era demasiado grande para mí. Lo único que me consolaba era tener a mis amigos y medio-família conmigo.

Parecía que yo no era la única que se sentía así. Un jueves, al volver de una clase con el Profesor, ya me iba a mi habitación. Pasé por delante de la 1 (la de Berlín), de la 2 (la de Helsinki y Oslo), de la 3 (de Moscú) y en la 4 (de Río) escuché un llanto que venía del interior. Alguien estaba llorando. No sabía si entrar, no eran asuntos míos, pero esa persona podía necesitar ayuda. Así que piqué a la puerta. El llanto se detuvo.

¿Hola? - Pregunté.

Pasa. - Me dijo una voz masculina.

Era de Río. Le hice caso y entré.

¿Estás bien? - Le pregunté, cerrando la puerta.

Era obvio que no, ya que estaba sentado en el suelo con los ojos llenos de lágrimas.

¿Te puedo contar algo? - Me preguntó, de repente. - Es que se lo necesito decir a alguien, y creo que tú me podrás guardar el secreto.

Emm, sí claro. - Le contesté.

No sé si quiero seguir con esto. - Me dijo.

¿Con el plan? - Le pregunté.

Asintió.

Sí - dijo - porqué a veces me da la impresión que esto me queda muy grande.

¿Y me lo dices a mí? - Le pregunté.

Sonrió.

Es que yo solo soy un chico a quién le gustan los ordenadores. - Dijo. - Ni un ladrón, ni un atracador, ni un nada. Soy demasiado débil para hacer esto.

Claro que no. - Le dije. - Para empezar, tú no eres débil. Para continuar, tú eres muy valiente. Y para finalizar, no te va a pasar nada. Nos tienes a nosotros.

Ya, pero es que tenéis nombres de ciudades. - Me contestó. - No sé ni nuestros nombres.

Mira, Río - le dije - puede que yo no sepa tu nombre. Pero lo que sí sé, es que tú eres muy valiente, y que pase lo que pase nos tendrás a nosotros. Somos tus amigos, estamos aquí para ayudarte.

Creo que eso lo animó.

Tienes razón. - Dijo, secándose las lágrimas. - Gracias.

Le iba a decir "de nada" pero no pude. Me abrazó. Me quedé un poco en shock, no lo conocía mucho. Pero era mi amigo, así que lo abracé yo también.

Me hubiera gustado quedarme con él. Pero tenía que ir a la ducha. Nos despedimos con una sonrisa, y me dirigí a mi cuarto.

Esa noche me duché, pasé tiempo con Nairobi, me fuí a cenar, volví a mi cuarto pero no pude dormirme. Así que me volví a vestir, y me dirigí a la planta de abajo, quería tomar el aire. Bajando las escaleras ví que estaban el Profesor y Berlín sentados, cada uno en una punta, con una copa de vino.

Decidí escuchar la conversación, yo soy muy cotilla, así que me escondí arriba de las escaleras. Descubrí muchas cosas.

Vamos Sergio. - Dijo Berlín.

¿¿¿¿Sergio???? ¿El Profesor se llamaba Sergio? Decidí seguir escuchando.

¿Por qué no me has dicho nada? - Preguntó Berlín.

Porqué no sabía como te lo tomarías. - Contestó el Profesor.

¿Pues cómo me lo voy a tomar? - Le preguntó Berlín. - ¡Es mi sobrina!

Ya, bueno. Sobrina legal, no de sangre. - Dijo el Profesor.

Soy tío. - Contestó Berlín.

No sabía qué se refería.

El tío Andrés de Fonollosa. - Prosiguió Berlín.

¿Andrés de Fonollosa? ¿Berlín era Andrés? Pero eso no fue lo único que escuché.

Vamos, hermanito, pensé que entre nosotros no había secretos. - Dijo Berlín.

¿Hermanito? ¿Eran hermanos?

Quién lo iba a decir, que tú tendrías una hija antes que yo. - Finalizó Berlín.

En ese momento lo entendí todo. Estaban hablando de mí, y si yo era la hija del Profesor y Berlín su hermano, Berlín era mi tío. Era muy... raro.

Eso fue lo último que escuché, bueno no. También escuché el apellido del Profesor: Marquina. Pero eso me daba igual. Decidí irme a mi habitación. Antes de entrar, escuché que des de abajo cantaban el Bella Ciao.

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Hola Gente. Sé que este capítulo es bastante corto, pero esa es la idea. Quería remarcar el momento en que me daba cuenta de que Berlín era mi tío, y el hecho de saber sus nombres. Espero que estéis disfrutando mi historia, y que sigáis leyendo :D.

Chau :3

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Roma ~ La Casa de PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora