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Julieta Cazzuchelli [30/04/2013] 

Abrí mis ojos lentamente y vi la luz del sol impactar directamente a mis ojos. Cerré estos rápidamente y al voltear en la cama, sentí un brazo abrazarme por la cintura. Una sonrisa se formó en mi rostro al saber que se trataba de Tomás. Esta era la segunda vez que dormíamos juntos. Robábamos por las noches y por las madrugadas dormíamos hasta antes de que su papá llegue de trabajar a la tarde. Solo eso, solo dormíamos. Abrazados. Como si fuéramos una pareja de adultos, pero solo eramos dos pendejos que capaz se gustaban. Dos pendejos jugando a ser grandes y tenía miedo que eso, en algún momento, terminé mal.

— buen día, reina... 

Me saludó cuando abrí los ojos y mostró todos sus dientes al verme despertar. Lo observé de arriba a abajo y volví a sonreír. Como de costumbre, estaba sin remera y en boxer. Me fije la hora en el reloj enorme que tenía en su pared y pude ver que todavía faltaban tres horas para que vuelva el papá.

— no te sacaste más el collar que te dí. — negué con mi cabeza y deslizó sus dedos por mi cuello — ¿cuándo te voy a poder besar? digo, dormís todos los fines de semana en mi cama y todavía...

Coloqué dos de mis dedos en su boca para callarlo y acto seguido, lo tomé de la nuca para acercarlo a mí y capturar sus labios. Después de una semana de dudar si realmente sentía cosas por él o no, besándolo me daba cuenta que estaba al borde de la locura, por él, por Tomás Campos.

Se levantó un poco para posicionar su cuerpo sobre mí e intensificó el beso, paso su mano por debajo de mi abdomen e intentó sacar mi remera pero lo frené, una vez más.

— un paso a la vez, Tomás. — él puso sus ojos en blancos y volvió a su posición anterior — soy virgen, tarado, no es que no quiera coger con vos.

— tranquila, reina. — se tranquilizó al escuchar la verdad y acarició mi rostro — eso sí, cuando quieras perder tu virginidad, búscame, te voy a estar esperando.

— ¿me vas a esperar mientras te coges a otras, no?

— te voy a esperar y punto, reina.

Dejó un beso sobre mis labios y se levantó de la cama para ir al baño. Me di vuelta en esta y solté un largo suspiro. Tomás, solía estar con varias chicas, a veces con dos a la vez, eso porque se la pasaba de fiesta en fiesta y todos en el barrio lo respetaban por ser Bardero, incluso en la escuela ya ni me miraban por juntarme con él.

Decidí levantarme de la cama y colocarme la campera que me había prestado el día que lo conocí y que nunca le devolví. Le había explicado que no tenía otra y me dijo que me la prestaría hasta que pueda comprarme otra. Y técnicamente, después de dos robos y llevarle el plato a la mesa a mi hermano — mintiéndole, de que había conseguido un trabajo por las tardes en una tienda de ropa, la cual claramente no existía, pasaba mis tardes con la banda y con lo que sacábamos en un solo sábado, cuando la gente no estaba en sus casas, me servía igual que un sueldo de medio tiempo — podía comprarme otra campera, pero no quería. Quería la de él y ahora me daba cuenta que también lo quiero a él.

— ¿te vas? — me preguntó y asentí con mi cabeza, le estaba diciendo a mi hermano que los sábados trabajaba todo el día y como salía tarde, me quedaba en lo de una compañera en el centro, pero esta compañera no existía, no tenía amigos. — dame un beso, antes. 

Le regalé una sonrisa y besé sus labios por última vez antes de salir de su casa y empezar a caminar hacía la mía. 

Después de cinco cuadras, llegué. Peiné un poco mi pelo todo alborotado y entré a mi casa. La primera imagen que vi, fue a mi mamá dormida arriba de la mesa de la cocina y después Tomás se quejaba porque no lo invitaba todavía a mi casa. Desvié mi mirada hacía la pieza y al ver a mi hermano tocar la guitarra, entré en esta.

— ¿cómo te fue? — preguntó, emocionado al verme y a mí se me rompió el corazón por mentirle.

— ¡bien! — exclamé, me sorprendía lo bien que podía actuar a veces — ¿vos, conseguiste laburo?

— no. — negó con su cabeza, un poco decepcionado — ¿es verdad lo que me dijo Mateo, que te estas juntando con el pibe ese, cómo se llama...?

— ¿Bardero? — intuí y él asintió, sabía que rumoreaban por el barrio lo que Tomás hacía, pero a mí no me importaba, él era..., ¿mi amigo? — sí ¿qué tiene?

— lo mejor va a ser que te alejes de él Julieta.

[30/09/2020] 

Y ojala, le hubiese hecho caso a mi hermano aquel día, ojala me hubiese alejado, al menos así no estaría sola como lo estoy hoy; Pero después de haberlo besado por primera vez, ya estaba completamente bajo el hechizo de él, mi Nadir.







Nadir | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora