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Julieta Cazzuchelli [02/10/2020]

— Cazzuchelli, tenes visitas.

Escuché la voz de Julia entrar a mi celda y asentí con mi cabeza. Acomodé mi ropa y me levanté como pude de la cama. Como siempre, había pasado la noche perdiéndome en recuerdos. Al fin y al cabo, era lo único que me hacía sobrevivir.

Empecé a caminar por los pasillos hasta llegar al comedor de las visitas y al ver a Mateo sentado en una de las mesas, una sonrisa se formó en mi rostro. Toqué su espalda y el se dio vuelta para abrazarme, fuertemente.

— ¡separados, ya!

Gritó Julia y nos separamos rápidamente. Me senté frente a él y solté un largo suspiro. Las visitas no podían tocarnos, abrazarnos, ni nada por el estilo. Ya que al hacerlo, podrían estar dándonos un arma o algún estupefaciente, pero este no era el caso. Había dejado de consumir el día que me separe de Tomás.

— no puedo creer que sigas viniendo a visitarme.

Dije en medio de una sonrisa. A pesar de todo lo que había pasado entre Mateo y yo. Él seguía visitándome. Pero, para llegar a esa parte de la historia, en la que le rompo el corazón a Mateo, faltan muchos años en este diario que estoy escribiendo. Recién voy contando el 2014 y por mí, dejaría todo plasmado en estas hojas. Pero algunas cosas, es mejor dejarlas solo en la memoria.

— capaz vengo porque sos el amor de mi vida, pelotuda. — respondió y solté una pequeña risa, Mateo y su humor — ¿cómo estás? 

— ¿cómo estoy? — pregunté, incrédula y alcé mis hombros — no veo la hora de salir de acá, pero todavía me queda un año.

— en realidad no... — dijo y lo miré sin entender, coloqué mis manos en la mesa, desesperada porque me cuente lo que sabía — tenes muy buena conducta, sí seguís así, en menos de seis meses estás en la calle, Ju.

— gracias por no decirme Nadir.

— no soy ese hijo de mil puta. — soltó, lleno de rencor hacía Tomás y como para no tenerselo, después de todo — nunca te voy a perdonar lo que me hiciste. — dijo y asentí con mi cabeza, lo entendía a la perfección, después de todo, la única culpable era yo — pero, eso no va a hacer que deje de quererte y yo, te voy a estar esperando cuando salgas.

Una sonrisa fingida apareció. Es que ya no podía sonreír de verdad. Excepto de tristeza por perderme en recuerdos que hoy ya no están.

Yo era el amor de la vida de Mateo, y el amor de mi vida era, es y siempre va a ser Tomás. Porque el primer amor nunca se olvida. Y para mi fue el único. A pesar de todo, lo amé y lo amo profundamente. Hay personas que vienen y te marcan. Dejan huella. Y él, me había marcado cada parte de mi cuerpo, pero con cicatrices.

[05/03/2014]

— ¿me perdonas?

Cerré mis ojos al escuchar que Tomás pidiéndome perdón por haberme vuelto a engañar. Había prometido dejar de hacerlo, pero al parecer, le era imposible serme fiel.

— morocha, te juro que esa fue la última vez. — abrí mis ojos y solté un largo suspiro, después de todo, él era mi punto débil, mi nadir y yo el de él — ¿pasamos el fin de semana juntos? — propuso y una media sonrisa apareció, siempre me convencía, él tenía ese poder sobre mí y yo me odiaba por permitirlo, pero aprendí que tal vez esto era amor y no como muestran las historias de televisión, esta era la vida real y al menos, lo tenía, de alguna forma u otra, él era mío — déjame demostrarte lo mucho que yo te amo, reina.

— juntos y sin nadie más. — alcé mi dedo meñique y Tomás lo entrelanzo con el suyo, creando así una promesa, un pacto, de amor — por favor, no vuelvas a lastimarme de esa forma. — negó con su cabeza y dejó un beso sobre mi frente — yo también te amo, muchísimo.

Y lo hacía, lo hacía tanto que me había vuelto completamente débil ante él. Justamente, me había convertido, en un nadir.

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Van a amar a Trueno






Nadir | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora