Julieta Cazzuchelli [03/09/2020]
— Cazzuchelli, te esperan en la sala de visitas.
Una sonrisa se formó en mi rostro al escuchar la voz de Julia y saber que se trataba de Mateo.
Cerré el cuaderno que cumplía el rol de diario íntimo — sí, como si todavía fuera una pre–adolescente — y me levanté de la cama para empezar a caminar hacía la sala de visitas.
Mateo estaba sentado, con su celular en las manos. Me acerqué a la mesa y me senté frente a él, sin borrar la sonrisa de mi rostro.
— ¿dos veces en una semana? — pregunté, emocionada, después de un mes sin que me visite, volvía a verme — ¿por cuanto me vas a abandonar después?
— si desapareci, fue porque Manuel empezó el jardin.
Cerré mis ojos al escuchar el nombre de mi hijo. Manuel, quien estaba a punto de cumplir los cinco años y ya me había perdido seis meses de su vida.
Mi voz se volvió un hilo, como cuando estaba con Tomás y lo único que ocupaba mi garganta eran nudos. Volví a mirar a Mateo y sonreí triste al ver su fondo de pantalla. Una foto de él, Manuel y yo. Los tres juntos.
— ¿cómo...? — intenté hablar, pero no podía, ver a mi hijo sonriendo en la foto, me hacía extrañarlo cada vez más, es que yo en un momento creía que no existía dolor más grande que perder al amor de mi vida sin saber que algún día dejaría de ver a mi verdadero amor, mi hijo y ahora sí, que no existe otra cosa que duela más que la falta que me hace Manuel en estos momentos — ¿cómo está?
— bien, te quiere ver. — negué con mi cabeza, no quería que me vea, no encerrada tras las rejas, no podía permitir que mi hijo pasé por esto, no se lo merecía ni yo tampoco merecía estar pagando el precio de haber amado a alguien equivocado — pregunta por vos y por el papá.
Apreté mis ojos y después de meses de hacerme la fuerte, la que yo no sentía, una lágrima rodo por mi mejilla. Yo intentaba día a día poder olvidarme de Tomás, pero todos los días lo veía en el rostro de Manuel, quien era igual a su papá.
[02/02/2015]
Tomás dormía acostado en mi pecho. Después de haber vuelto con él, todo estaba siendo perfecto. Tanto, que tenía miedo de volver a despertar de mi sueño.
Mi estómago se removió y volví al baño corriendo para devolver. Hacía dos semanas que no paraba de vomitar y me temía lo peor, porque nunca me había cuidado con Tomás.
Hace una semana decidí comprar un test de embarazo y nunca lo hice por miedo. Tragué saliva y decidí sacarlo del botiquín del baño donde lo había escondido para hacerme la prueba.
Necesitaba que alguien me esté sosteniendo la mano. Que me de ánimos de mirar el resultado. Pero, estaba sola, mientras Tomás dormía al otro lado de la habitación.
— estoy embarazada.
Tape mi boca con ambas manos y quebre en llanto. Tenía dieciséis años y seguía en tercer año de la secundaria cuando debería estar en quinto año. Dos veces repetí. Por pasarmela con Tomás y su banda. Negué con mi cabeza sin poder creérmelo y al darme vuelta me encontré con mi novio, quien tenía el ceño fruncido al ver las dos rayas positivas en el test que acababa de hacerme.
— ¿estás embarazada?
[03/09/2020]
— gracias, por cuidarlo.
Le agradecí a Mateo antes de que este se fuera y me dirigí nuevamente a mi habitación.
Con los ojos llenos de lágrimas y la garganta hecha un nudo, saqué una caja debajo de mi cama. Una caja llena de recuerdos. Como estaba llena mi memoria y mi corazón, si es que todavía tenía uno.
Manuel Campos, hijo de Tomás Campos y mío. Lo único que me quedaba de su papá. Lo único que me uniría para siempre con él, mi nadir.
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Nadir | cro y cazzu
FanfictionEl problema fue que ya se conocían nuestras bocas, no tuve que buscarte, solo fue darme cuenta. Necesito esta situación resuelta; Saber si tu mano y la mía, siguen o se sueltan.