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Julieta Cazzuchelli [01/10/2020]

Desvié mi mirada hacía el patio, todas estaban tomando aire en este, respirando después de llevar días sin hacerlo dentro de este infierno. Levanté mi cabeza y vi que el cielo se nubló; Según escuche, estaba pronosticado lluvia, pero no lo sabía con claridad, hacía meses que no veía la televisión. Ese era un privilegio que en la cárcel, no existía.

— ¡Nadir! — escuché que gritó la celadora y voltee a verla — ¿no vas al patio con las demás?

Negué con mi cabeza y Julia, la que supervisaba a las presas, se fue. Así es, hace meses estaba presa, pero no por robar, sino por algo mucho más grave. Algo que me había roto el corazón tener que hacerlo. De seguro que si no me hubiese involucrado en el mundo de Tomás Campos, no estaría acá el día de hoy. Pero, estoy pagando el haberlo conocido.

[23/03/2014]

Empecé a caminar por las frías calles de Cutral Co, miraba hacía mi al rededor e intentaba que nadie me viese. Quería pasar desapercibida. En el barrio ya se rumoreaba que yo estaba en la banda de los Barderos y sí confirmaban que se trataba de mí, mi hermano no tardaría en enterarse y en prohibirme salir.

Escuché risas provenientes de la casa de Lucas y al abrir la puerta me encontré con la peor escena, una rubia en las piernas de Tomás. Una vez más que me engañaba con  la primera que se le cruzaba y yo de igual forma me quedaba con él. ¿En qué momento dejé de ser yo, para volverme de él?

— ah, hola amor. — me saludó Tomás y le regalé una sonrisa, observando con odio a la rubia que dejaba besos sobre su cuello — ¿qué haces acá? no te esperabamos.

— fuimos a robar cerca de acá. — entró Trueno, el nuevo integrante de la banda, detrás de mí y Tomás asintió con su cabeza, últimamente pasaba más tiempo con Mateo Palacios, que con mi propio novio. — toma flaquita, tu parte.

Mateo, el mejor amigo de mi hermano quien le había llenado la cabeza en contra de la banda de Tomás cientos de veces, había terminado cayendo en esta. Robar era el camino más fácil para conseguir lo que uno quería. Y cuando se empieza, es imposible parar. Uno siempre quiere más y más, la ambición es algo que nunca deja de crecer. Trueno y yo, guardábamos los dos el secreto de que pertenecíamos a Barderos. 

— ¿vamos a la cocina? — me preguntó Mateo al ver como miraba triste a Tomás, a quien como de costumbre, no le importaba que yo este presente para engañarme, él era libre, así se definía y yo tenía que respetar eso, según él y lo peor es que me había convencido de aquello — ¿por qué seguís con él? lo único que hace es estar con otras en vez de con vos.

— está con otras pero la oficial soy yo. — lo corregí — y cuando no tiene a nadie, me busca a mí, no a las otras.

— te busca a vos porque sos la más fácil de todas. — dijo y lo fulminé con la mirada — sabe que siempre vas a estar a sus pies, pensar que tu hermano piensa que no lo ves más. — soltó una carcajada y se devoró una porción de pizza que había sobrado del día de ayer — te mereces a alguien mejor.

— ¿cómo quién, a ver? — ambos nos dimos la vuelta al escuchar la voz de Tomás entrar a la cocina — no existe alguien mejor que yo y ella sabe perfectamente que nadie la va a querer como yo. — rodeo mi cintura con sus brazos y deposito un beso en mi mejilla derecha — ¿no, reina?

— ¿ves, Mateo? — señalé a Tomás quien no dejaba de llenarme de besos — yo soy su reina y las demás...

— ¿qué, sus princesas? — volvió a reír de forma irónica mi amigo, mientras agarraba una lata de cerveza para empezar a beberla — son, patéticos. 

Terminó de decir y yo bajé mi cabeza cuando Mateo salió de la cocina. Solté un largo suspiro y me gire al ver a Tomás ¿Cuánto tiempo más íbamos a seguir así? Él estando con otras y yo esperando a que este libre para estar conmigo. ¿Tan poco nos había durado nuestro amor de monogamia? 

— ¿y tu rubia? — le pregunté de mala gana y de inmediato puso sus ojos en blanco — ¿ya se fue, o está con alguno de tus amigos? 

— no me rompas las pelotas. — dijo, después de separarse de mí para colocar el polvo blanco que consumía sobre la mesa y así aspirarlo, alcé una ceja y cuando intenté irme de la cocina, para no ver como se arruinaba cada día más, me jaló del brazo — ¿qué onda con Mateo, ahora robas con él?

Mateo y Tomás, se llevaban mal entre sí. Él había entrado a la banca por ser amigo de Lucas y Tomás lo odió desde el primer momento por ser amigo de mi hermano, otra persona que Tomás no soportaba por el simple hecho de que me había prohibido juntarme con él.

— al menos él tiene tiempo para mí. — respondí, llena de dolor y salí de la cocina — ¿Mateo, me llevas a mí casa? — este asintió con su cabeza.

— ¿te vas? — me preguntó Tomás acercándose a nosotros y yo asistí. — reina... — susurró en mi oído — vos sos mía y de nadie más.

Cerré mis ojos al escuchar su voz y lo perdoné, una vez más.

[01/10/2020]

Nos habíamos vuelto inestable, nuestra relación en sí, yo en mi totalidad. Al perdonarlo a él, me arruinaba a mí, cada día más. Al principio, estaba con Tomás, para salir del infierno que era mi vida, pero salí de uno y me metí en otro. Y así terminé por hacerlo, presa.










Nadir | cro y cazzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora