Nadir | cro y cazzu

9.

Julieta Cazzuchelli [01/10/2020]

Abrí mis ojos lentamente y me encontré con la horrible realidad. Una noche más, en la que había soñado con Tomás. Me levanté de la fría y dura cama. Fría estaba desde que ya no dormía con él. Y dura, igual que estaba siendo mi vida desde que se había ido. Él era mi hogar y ahora a ningún sitio podría llamarlo así. Jamás iba a volver a sentirme como en casa. Decidí agarrar las hojas y seguir escribiendo mi historia.

[16/12/2013] 

— ¡que los cumplas feliz, que los cumpla...!

Mi hermano empezó a cantar el feliz cumpleaños y yo revolee mis ojos. Solté un largo suspiro. Lo único que quería en este momento era estar con Tomás y el resto de la banda. Pero, no podía despreciar el esfuerzo de mi hermano por comprarme una torta — por primera vez y por mis quince años — forcé mis dientes para mostrarlos en una amplia sonrisa y abracé a Daniel.

Por suerte, la mañana pasó rápido y gracias a Dios, mi cumpleaños cayó viernes. Avise a Daniel que trabajaría y no volvería a casa — por supuesto, mentí. Iba a pasarla con Tomás, mi novio.

Después de meses de idas y venidas, terminamos siendo al fin, novios, desde ya hace tres meses y días.

— feliz cumpleaños, reina.

Me saludó Tomás cuando entré a la casa de Lucas — donde solíamos reunirnos antes de ir a robar — y detrás de él, sacó un anillo que parecía ser de oro. Mostré una sonrisa de oreja a oreja y me acerqué para capturar sus labios.

— te juro que no lo robé, ahorré, de los robos sí, pero... — colocó mi anillo en mi dedo índice y clavó su vista en mí — lo compré, para vos.

— te quiero, muchísimo. — confesé colgando mis brazos en su cuello para volver a poseer sus labios — ¿y vos, o seguís sin querer a nadie?

— yo, te amo Julieta.

[01/10/2020]

Cerré mis ojos y nuevamente tenía lágrimas en mis mejillas. Sí, increíble pero él fue el primero que dijo que me amaba. Tenía una extraña y loca forma de querer. Cuando se acordaba me amaba. Algunos días sí y otros días no. 

De regalo de cumpleaños me había comprado con plata robada un anillo de oro el cual hasta el día de hoy tengo puesto. Miré mi dedo índice y una sonrisa triste se formó en mi rostro. En ese momento, fue el mejor regalo que me podrían haber dado. Sin embargo, los chicos lo que me "regalaron" y lo escribo entre comillas porque lo que me ofrecieron no era para nada un regalo, fue robar en un centro comercial. En el día de mi cumpleaños, me arriesgue a eso, pero término saliendo bien. Corriendo. Entre risas. Eramos un par de pendejos que jugaban a ser adultos cuando no tenían idea de lo que era la vida. En ese juego perdí yo y ganó él, Tomás.

[16/12/2013] 

— ¡bien amor! — me felicitó Tomás cuando por fin estábamos recostados en la cama — ¿vos viste lo increíble que estuviste en el robo de hoy?

— soy increíble. — dije, llena de ego. — así que... — volví a hablar, esta vez acercándome a él — ¿me amas?

— creo. — bromeó y solté una pequeña risa — todos se dieron cuenta de que te amo, menos vos.

— pensé que no eras de los que confesaban sus sentimientos. 

— eso es porque no me conoces, reina.

[01/10/2020]

Tenía razón, no lo conocía. Nunca terminé de hacerlo. Nunca supe de lo que era capaz. Nunca me lo imagine. Pero a pesar de todo lo que hizo, ahora que lo perdí, me doy cuenta que, ni siquiera el hecho de haberme arruinado la vida fue suficiente como para dejar de amarlo. Amo a Tomás Campos, fue y siempre va a ser mi Nadir.