Capìtulo veinte: Veinte.

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        La reunión en nuestro piso ya había terminado.

        Lo mejor que podía hacer en ese momento, era dormir. Pero el miedo y la ansiedad me consumían tanto que lo único que hice fue sentarme en el sillón a descansar. No quería que sea mañana, ni tampoco quería volver al sistema. Lo único que quería era quedarme en casa con Sebastián, y también con Matthew, Sophia, y el resto de mis nuevos compañeros.

        ¿Qué pasaría si no lograba sobrevivir? Estaba mucho más pendiente de mi muerte que la última vez. Quizá porque estaba razonando, y cuando ingresé al sistema por primera vez fue por buscar una solución, y no porque lo eligiera yo.

        Porque seamos sinceros: Jason y Sebastián harían mejor equipo que yo como un estorbo entre el grupo. Pero las cosas eran como eran, y necesitaban de mi ayuda.

        Mi mente se puso en blanco, olvidando todo lo que había aprendido los últimos meses. Aprender a defenderme, buscar tácticas de escape o salidas, todo. No me importaba recordar nada en ese momento, a pesar  de que luego lo necesitaría, y debería estar repasando. Pero no quería. No quería pensar en nada que tenga que ver con el sistema hasta el día siguiente, algo imposible porque faltaban menos de 24 horas. Ya era de noche, y levanté mi mirada hacia el techo, que era exactamente igual al del departamento de Jason. Se podían ver las estrellas y la luna, que juntas iluminaban el cielo oscuro. Agregué otra a la lista de cosas que no debía pensar: que en el sistema la mayor parte del día sería noche.

        Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no había escuchado que alguien golpeaba la puerta, ni que esta seabría y cerraba, ni que Sebastián ahora se encontraba a varios pasos de mi. Sólo lo observé cuando escuché su voz, pero no me mostraba sorprendida en absoluto. Como si ya supiera que había llegado.

        - Pensativa, ¿Eh? - Me dijo, a lo que yo asentí y bajé mis piernas del sofá, para hacerle lugar y que se siente a mi lado, lo cual hizo. Llevé las rodillas a mi pecho y me quedé así sentada, abrazando mis piernas.

        - No quiero ir mañana. - Le dije. No podía mirarlo porque no quería, pero podía observar de reojo que el me estaba observando.

        - Yo tampoco. - Confesó, y luego sequedó unos segundos callado. - Pero es la única opción que tenemos. - Agregó después.

        No respondí nada, y recosté mi cabeza en su hombro. Nos quedamos así quién sabe cuánto tiempo. Luego, lentamente, fui cerrando mis ojos, que ya estaban totalmente agotados, hasta quedarme dormida.

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        - Vengan, por favor. - Nos indicó Matthew. No estaba tan alegre como el día anterior; se lo veía más apagado, y lo entendía. - Por aquí.

        Estábamos caminando detrás de él. Nos estaba llevando a través del piso veinte, nuestro piso. Me había despertado hace aproximadamente dos horas. Sebastián se había quedado dormido, así que lo tuve que despertar. Luego de desayunar se fue al departamento de Jason, que al parecer la noche anterior también había tenido problemas para dormir. Yo me vestí un poco mejor que la última vez que había ido al sistema. Una remera, unos pantalones, y en la mochila dos remeras térmicas y cosas que iba a necesitar durante nuestra estadía en la isla. Los nervios hacían imposible que pensara.

        Matthew había decidido pasarme a buscar a mi primero, quizá porque conmigo se llevaba mejor. Hablamos y eso me relajó bastante. Me contó que, a diferencia de la otra vez, ellos nos iban a estar ayudando pero desde aquí. También nos podíamos comunicar con ellos, que iban a estar trabando las 24 horas del día, todos los días. Supuse que iba a ser tanto allí como en la isla de difícil.

        Ahora nos estaba llevando al final del pasillo, hacia un ascensor. No el mismo que siempre tomábamos para bajar, sino que uno que decía "fuera de servicio"

        - Nunca se les ocurrió venir aquí, ¿Verdad? - Nos preguntó, y todos negamos con la cabeza al mismo tiempo. Me sorprendió vernos tan nerviosos.

        Entramos al ascensor, que lucía exactamente igual al otro. Tenía una pantalla para ver el piso, y un tablero, con los números del 1 al 20. Pensé que iba a apretar el primero, ya que debíamos salir, o el cuarto, para usar la réplica del sistema. Pero Matthew introdujo una llave en una ranura, y se dirigió al botón 20.

        - No tiene sentido. - Interrumpió Jason. - Ya estamos en este piso.

        - ¿Te parece? - Le contestó él, y el ascensor empezó a subir.

        Así que esto era lo que había arriba de nosotros, el espacio que yo había descubierto cuando fui a la sala de experimentos. El edificio no terminaba donde nos encontrábamos; seguía para arriba. Nos detuvimos quien sabe cuántos pisos más arriba. No llevaba la cuenta, porque lo único que podía ver eran las 4 paredes del ascensor y a mis compañeros. Ni siquiera la pantalla funcionaba. Estaba, verdaderamente, fuera de servicio. Fuera de servicio para la mayoría.

        Las puertas se abrieron, y nos encontramos frente a una habitaión totalmente vacía, excepto por una escalera al fondo. Estaba muy lejos ya que el lugar era inmenso, pero no corrimos, para no agotar nuestras energías desde el principio. 

        Subimos los escalones, Matthew llevando la delantera. Cuando llegamos al final, nos esperaba una especie de puerta en el techo, que él tuvo que abrir con la llave. Luego, seguimos subiendo hasta la terraza.

        Se podía ver toda una ciudad desde aquí arriba, pero estaba muy lejos. Estábamos demasiado altos como para poder distinguir algo. Nos quedamos ahí, parados; no había viento, y el día estaba perfecto. El sol brillaba en lo alto.

        - Sebastián, tu primero, haz los honores. - Dijo. Sebastián lo miró con una mirada fuerte llena de valentía. Estaba preparado. - Espero verte a la vuelta. Suerte.

        Se dieron un apretón de manos y Sebastián se giró, dándonos la espalda. Contó hasta tres susurrando, y empezó a correr. Cuando llegó al borde de la terraza, no se detuvo y saltó. No podíamos ver si lo había logrado, así que era como un salto sorpresa. No sabíamos lo que nos iba a deparar cuando saltáramos por ahí.

        - Tu, sigue. - Le dijo Matthew, ahora a Jason. Se dirigió más firmemente a él, como si lo odiara. - Adelante. - Agregó, como para no dejar tan tensa la cuestión. El respondió asintiendo, y se dio vuelta. Se detuvo ahí unos segundos, sin saber qué hacer.

        - ¿De verdad debo saltar? - Dijo. Al ver que no respondíamos, hizo lo mismo que Seba, y se tiró al vacío. Sólo que, a diferencia, Jason se tiró gritando como si no hubiera un mañana.

        Ahora quedaba yo.

        Matthew se acercó y nos abrazamos.

        - Ten cuidado, por favor. - Me dijo. - Sé que puedes vencerlos. Te extrañaremos por aquí. - Nos separamos, para que yo pudiera prepararme para el salto. - Suerte. 

        Asentí, porque no podía decir nada. Los nervios me habían impedido hablar. Lo único que pude pronunciar luego de un rato, fue un: - Yo también te extrañaré, Matt. - Respondí. - A ti y a todos. Trataré de volver.

        Luego, empecé  a correr, hasta que llegué al borde.

        "Aquí vamos." Me dije mentalmente, y salté, como lo había echo la primera vez. Sólo que estaba más preparada. 

        De nuevo a Sobrevivir.

        De nuevo, estaba en las manos de los Búhos.

        

Sobreviviendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora