Sobreviviendo.

Capítulo veinticuatro: Ilusiones

        Abrí mis ojos. El mareo que sentía era increíble. Tuve que quedarme unos segundos agarrando mi cabeza, hasta que todo dejó de dar vueltas. Estaba en la habitación, la cual estaba mucho más oscura que la última vez. Cada vez más. Yo estaba sentada en el medio. Tuve que tomar mucha fuerza para poder levantarme.

        Ya con mis pies en el piso, comencé a caminar. Estaba vacía, no había nada. Una corriente de aire más fresca comenzó a recorrer el lugar. Eso significaba que algo iba a aparecer detrás mio.

        Pero nunca me imaginé que fuera él.

        - ¿Jason? - Pregunté asustada, mientras lo veía frente a mí. Estaba normal. Estaba como la última vez que lo vi. Pero, ¿No estaba muerto?

        - Nella, hay algo que debes saber. - Me respondió. - Sobr...

        Suspiré. - No quiero habl...

        Pero él me interrumpió. - No, no, espera. - Me callé y me obligué a escucharlo. - Es sobre mí. Todo comienza hace cuatro años.

        Mi padre era el jefe del departamento. Siempre quiso que trabajara para él, y que trabajara en el edificio. A mi siempre me gustó la idea. El problema era que estaba obsesionado, tanto que me sacó de la secundaria a los 14, unos días antes de cumplir 15 años. Comencé a trabajar en cosas como investigaciones de actividades no muy complejas; eran cosas simples pero muy importantes.
        Los Búhos eran muy débiles. No tenían casi poder para nada, y eso nos facilitaba bastante las cosas. Hasta que un día, llamaron a mi padre y le ofrecieron cosas que eran muy importantes para él, mucho más que la familia: dinero, y poder; esto llevó a su renuncia al departamento, llevándose todos los resultados y los secretos a ellos. En cuanto tuvieron lo que querían, los Búhos lo mataron.
        Todos empezaron a odiarme desde ese momento. Incluso Sophia; ella solía ser muy importante para mí. Y nunca pude decirle lo que sentía por ella. Me convertí en un "traidor". Todo por lo que había echo mi padre.
        Tenía un hermano pequeño. Cuando cumplí diecisiéis, nos enteramos de la isla. Y los Búhos lo llevaron a él allí, como una prueba. Me imagino que el resto de la historia lograrás imaginártela. Lo ubicaron en una casa.

        - Está muerto. - Le dije, con un tono de voz que parecía tan oscuro como el café que tomaba mamá antes de ir a trabajar. - Lo he visto.

        - Lo sé. - Asintió suspirando. - Me enteré días después.

        En cuanto terminó la prueba, decidieron hacerlo en una versión de verdad. Y los llamaron a ustedes tres. Siempre quisimos rescatarlos, en todo momento. Cuando Jessica murió, casi perdimos todas las esperanzas. Pero el rescate resultó ser más fácil.
Ustedes se comunicaban con nosotros, lo que nos proporcionaba muy buenos avances.

        - Espera. Nunca nos comunicamos con ustedes. Nunca supe de su existencia hasta que nos rescataron.

        Me miró interrogativo. - ¿Te parece?

        Había algo que no sabía.

        - Ahora vivo con mi hermano. - En cuanto dijo eso, su hermanito apareció al lado suyo, agarrando su pierna derecha. Al fondo de la sala, apareció Jessica. - Y nos encargamos de curarla. Algún día estará bien. - La miró y luego me miró a mi.

        - ¿Por qué no puedo recordar? - Dije, asustada.

        Iba a contestarme, pero lo pensó dos veces. - Será mejor que se lo preguntes a Sebastián.