PRÓLOGO
Cuando sucumbió la magnífica ciudad de México-Tenochtitlan el mundo inicio una nueva etapa en la que dos formas de vida comenzaron a ser integradas a sangre y fuego.
El efecto de tal drama en la filosofía y la cosmogonía solo podrá ser comparable a lo que suceda cuando la humanidad haga contacto con seres extraterrestres.
Cual parto cósmico esa génesis se dio en medio de desgarradores acontecimientos.
En 1521 la población del Continente Americano era muy superior a la europea, tan solo en México había 25.2 millones de habitantes .
Por esas fechas la población de España y Francia juntas era de 21.8 millones.
En 1532, once años después de la destrucción del Imperio Azteca, la población de México se redujo a 16.8 millones, en 1568 fue de 2.65 millones y en 1595 quedó reducida a 1.37 millones.
¡En 74 años se extinguieron 23.82 millones de seres humanos!
Si eso hubiera sucedido en Europa es seguro que la crónica de tamaña catástrofe estaría incluida en los libros de historia de todos los niveles escolares y en los rezos de todas las iglesias.
Los conquistadores indujeron la idea de que los pobladores de Mesoamérica no eran muchos.
También dejaron para la posteridad la idea de que Hernán Cortés junto con sus lugartenientes y el apoyo de un grupo colegiado de cinco probos hombres nombrados por el emperador Carlos V, lograron poner orden y administrar territorios más grandes que Europa, con una población hostil más numerosa que las de España y Francia sumadas.
La realidad es que los gobernantes regionales del Imperio Azteca mantuvieron el control administrativo de la naciente colonia española porque aceptaron la derrota en apego a sus códigos sociales, y porque nunca sospecharon que serían aniquilados, ya que en el mundo prehispánico el genocidio era impensable.
Su moral no sabía de diferencias raciales, ni de crímenes de lesa humanidad.
La red administrativa azteca operó en beneficio de los invasores, pero al mismo tiempo hizo posible implementar una orden girada por el emperador Cuauhtémoc desde su cautiverio.
La instrucción fue.
Integrar el tesoro más fantástico que ha existido y ocultarlo para ser entregado al emperador que restableciera el Imperio Azteca.
Para ello fue creada una Sociedad Secreta que integró el tesoro y ocultó su localización con métodos que ahora serían calificados de mágicos.
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LA SOCIEDAD SECRETA
Historical FictionEste relato da testimonio de la existencia de una sociedad secreta creada por orden del emperador azteca Cuauhtémoc, que preserva hasta nuestros días los conocimientos de las civilizaciones autóctonas del Continente Americano. RENÉ IGNACIO GARCÍA FE...
