CAPÍTULO 2. INICIA LA AVENTURA.

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   El estudio del expediente demandó quince minutos de lectura y una noche de insomnio.

Al día siguiente de haberse entrevistado con él, Aldama notificó al profesor García por la Internet que estaba listo para platicar con quien le daría asesoría para iniciar la búsqueda que le había sido encomendada.

Dos días más tarde encontró dos mensajes en su buzón electrónico, uno del profesor Elías y el otro de una amiga de la escuela secundaria de quien no había sabido nada desde hacía veinticinco años,

Ella era Elvia Cocotle.

En su mensaje el profesor mencionaba que el asesor pronto se pondría en contacto, e incluía la imagen de un comprobante de depósito por un millón de pesos.

En el de Elvia leyó con sorpresa que era la persona comisionada por el profesor Elías para apoyarlo en todo lo que requiriera.

"Sé que te causaré una gran sorpresa y espero que tu alegría se asemeje a la mía cuando supe que estaríamos compartiendo una importante tarea.

El profesor Elías me puso al tanto y creo que puedo ayudarte a llenar los huecos de información que hayas encontrado.

Te propongo que nos reunamos lo más pronto posible.

Contéstame a esta dirección de correo indicándome el día y la hora.

El lugar que propongo es mi oficina en la Secretaría de Educación, aquí podremos platicar con toda tranquilidad, te anexo un plano para que no te pierdas en este enorme edificio.

Con afecto y muchas ansias por verte.

Elvia."

Aldama contestó de inmediato proponiendo reunirse al día siguiente a las 10 de la mañana, la respuesta confirmando la cita llegó cinco minutos después.

Tras una noche de nuevamente poco dormir, cruzó emocionado el umbral del magnífico palacio de Argentina 28.

Encaminó sus pasos con seguridad a lo más profundo de sus treinta mil metros cuadrados de construcción.

Giró a la derecha, subió unas escaleras y llegó a una amplia oficina en donde dos secretarias atendían la antesala de la profesora Cocotle.

El encuentro fue cálido, amistoso y pletórico de sincero afecto.

Tras la salutación Elvia exhibió su siempre pulida amabilidad.

- Pero ven siéntate aquí... ¿gustas un refresco, un café..., agua?

- Agua, gracias... oye... que bien te ves.

Me da gusto verte en esta oficina tan elegante y amplia.

- Gracias... pero olvídate de la oficina, el lugar es una maravilla que me hace emocionarme siempre que entro o salgo ¿sabías que aquí estuvo el Calmecac?

- No..., no lo sabía y sí... ha de ser fantástico trabajar en un lugar tan lleno de historia, sobre todo sintiéndote parte de esa historia en virtud de tu pertenencia al grupo de don Elías.

- Sí... es... indescriptible... pero bueno, tú ya también estás a bordo y... no te imaginas el gusto que eso me da...

- Gracias Elvia... perdona que no pueda ser suficientemente expresivo para transmitir los sentimientos y emociones que se me desbordan... pero desde que don Elías me contactó, la desconocida experiencia de quedarme sin palabras me sorprende a cada momento.

- Me imagino, pero... ¿a poco no es maravilloso?

- Sí, efectivamente, es... eso, maravilloso.

LA SOCIEDAD SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora