CAPÍTULO 34. EL RESCATE SOBRE RUEDAS

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   La posibilidad de una agresión en contra de Anna era real.

Lo que no consideró el profesor García es que tal agresión pudiera provenir de Muñoz.

El ambicioso asistente de Cenizo había concluido que solo tenía las opciones de perder o ganar todo.

Y que para ganar tenía que evitar que Cenizo y Anna se pusieran de acuerdo, pero para eso tenía que deshacerse de uno de ellos.

Consideró que lo mejor era eliminar a Anna y asegurarse de que Cenizo quedara involucrado en la tragedia.

De la congresista se encargaría después, estaba seguro de que no necesitaría de Anna para hacerla hablar.

En ese hostil ambiente continuó girando la rueda del destino.

A las seis de la mañana del día en que Anna se entrevistaría con Cenizo, llegó por ella una caravana de tres autos negros.

Los dos de adelante con solo el chofer y el tercero con dos tripulantes.

El conductor del segundo auto se bajó para dirigirse a la puerta de la casa que se abrió cuando se encontraba a punto de llegar a su pretil.

Salieron a su encuentro dos hombres y dos mujeres, Anna una de ellas.

- Gracias por la puntualidad –dijo uno de los que salieron-

- De nada –respondió el recién llegado-

Ustedes irán en este auto.

Toma la llave, yo iré en el auto de adelante.

Sin más el que cedió las llaves se dirigió al vehículo que indicó mientras Anna y sus acompañantes subían al segundo auto.

Los tres vehículos recorrieron la brecha que accedía a la carretera Toluca-México.

En las alturas, bastante alejado, volaba un helicóptero al que solo Anna le dio importancia, pero sin dar evidencia de ello.

Avanzaron con rapidez entre el escaso tráfico mientras una coreografía de fantásticas dimensiones comenzó a envolverlos.

En los dos últimos kilómetros, antes de llegar al primer semáforo de la ciudad, numerosos autos que estaban estacionados en el acotamiento y que tenían pintado un círculo blanco en el toldo, comenzaron a sumarse al tráfico conforme pasaban los tres autos negros.

Desde el helicóptero podía verse como los vehículos con el círculo blanco comenzaron a envolver a la caravana que llevaba a Anna.

La estrategia fue tan eficiente que cuando todos se detuvieron en el primer semáforo, los tres autos negros estaban totalmente rodeados por los que ostentaban una marca en el techo.

Al encenderse la luz verde avanzaron los tres autos negros y cerca de veinte de los de círculo blanco que los cubrían por todos los flancos.

Otros veinte con círculo blanco se quedaron en el semáforo bloqueando a los autos ajenos a la operación.

Cuando el auto que llevaba a Anna se detuvo en el segundo semáforo, todos los autos marcados encendieron sus luces y los tripulantes de los autos negros descubrieron que estaban rodeados por vehículos que tenían cubiertas las matrículas de circulación y que sus ocupantes se habían cubierto los rostros con pasamontañas.

Los sicarios de Muñoz eran profesionales y su objetividad dominaba a sus emociones.

Por eso, en cuanto vieron que de los otros autos los amenazaban con todo tipo de armas, sin dudarlo mostraron sus manos vacías por las ventanillas.

LA SOCIEDAD SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora