Después de mucho tiempo sin una misión relevante Leila se dedicó a seguir con su vida.
Leila a pesar de ser un Ángel tenía que vivir una vida como humana, estaba encubierta para el momento indicado en el que mandarán órdenes del cielo.
Desde hace meses se llevaba una disputa entre los ángeles y los leviatánes, todo ocurrió por un asesinato en el que participaron una pareja de individuos, una ángel que era su compañera Ara y un Leviatán.
Ambos bandos están convencidos de que pelearon entre sí y los dos murieron.
En este momento se encuentra la castaña escribiendo en su cuaderno los últimos apuntes.
Un chico la veía desde el filo de la puerta, al estar de espaldas la chica no se da cuenta de la acción del anterior.
Un crujido del suelo hace alertar a la joven para después lanzar su espada dejándola incrustada en la pared a unos centímetros de la cabeza del que reconoció rápidamente. Corvus.
—Parece que te falla la puntería— Retiro la espada de la pared para después entregársela.
—Si te hubiera querido matar ya estarías de adorno en la pared— Tomo su espada para guardarla de nuevo.
—Eres difícil de localizar, te busque por meses, Leila si es tu verdadero nombre— Tomo asiento frente a ella mirándola detenidamente.
—Para que querías verme— Guardó su cuaderno en dónde estaban todas sus bitácoras
—Solo quería platicar, acaso no puedo hablar contigo— Coloco sus pies sobre la mesa recibiendo una mirada sería.
—Baja tus pies de mi mesa— Estaba ensuciando un documento.
—Solo me pongo cómodo— Parecía que se burlaba de ella en el fondo.
—Pues estás tan cómodo que no ves abajo— Tenía su espada señalándolo por debajo de la mesa.
—Esta bien, me caíste mejor en el bar— Se sentó con normalidad.
—Estaba encubierta, no iba por ti, tenía una misión— Termino de arreglar todo para guardarlo en un portafolio.
—Pues que bien actúas, lo más seguro es que ni siquiera te llames Leila, todo fue una mentira— Dejó salir un suspiro.
—Si, todo fue una mentira, no soy así, no me llamo así, no soy como tú crees— Se notaba la serenidad en su voz, la tranquilidad con lo que lo decía era tan... Fría.
—Yo te conté varias cosas sobre mí, creo que es justo que me cuentes un poco de ti— Un silencio se hizo presente el la habitación para ser finalizado con un suspiro por parte de Lyra.
—Solo te diré que mi nombre no es Leila, es Lyra, ese es mi nombre celestial, mi nombre de ángel, pero Leila es mi nombre como cualquier persona mortal— Corvus se notó confundido ante la declaración.
—¿Eso quiere decir que te tengo que decir Lyra? O ¿Leila?—
—Leila, ya no soy parte oficial del cuerpo celestial— una pizca de tristeza se hizo notar en su voz.
—¿Porqué?— Se acercó un poco más a ella en señal de apoyo.
—No tengo que hablar contigo sobre esto, eres un leviatán, por ustedes empezó está disputa— Se alejó de él para tomar el portafolio en sus manos.
—¿Fue por eso? ¿Por el atentado?— Corvus se levantó de su lugar para seguirla.
—Si, ella era mi amiga, fui la última a la que le habló, me dijo quién la mato y por eso me destituyeron de puesto— Se quedó en su lugar pensando en ese momento.
Nunca se hubiera imaginado lo que hizo Corvus en ese momento, la abrazo, un abrazo de apoyo, nadie la había abrazado antes, los ángeles no son así. No sabía cómo reaccionar así que solo se quedó parada sin hacer nada.
—Te ayudaré a buscarlo, si es el que los mato, también lo hizo con uno de los míos— Sus palabras hicieron que apareciera una pequeña sonrisa en la cara de Leila.
Corvus no era el único que empezaba a notar algunos sentimientos nuevos, aunque no fuera propio de los ángeles algo empezaba a sentir Leila por ese escamado.
Un apoyo que ningún ángel le había brindado nunca, ahora se lo estaba ofreciendo Corvus, un semi desconocido.
—No te conozco de nada, como puedo confiar en ti— Se apartaron ambos sin despegar la vista del otro.
—Solo digamos que en mi pasado— Suspiro para sentarse observándola —Tuve mis motivos y razones, pero no por eso acepto mis acciones— Pareciera que recordaba algo pues tenía la mirada perdida y su semblante serio.
—Primero tendremos que tomarnos un tiempo para conocernos y hacer bien el trabajo— La castaña le tendió la mano —¿Compañeros?— momentos después el pelinegro la acepto.
—Compañeros— Se sonrieron haciendo el trato por finalizado.
Esto era nuevo para ambos así que no tenían mucho que perder, solo sus vidas en el intento.
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-Ale🎑
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𝐍𝐎 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄 [𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂]
FantasyEl cielo gobierna sobre todos los seres sobrenaturales, una dictadura a la que no ven fin. La resiente aparición de el príncipe Leviatán en el infierno reclamando su puesto llega a oídos de los ángeles. Aun no se sabe con certeza el como lograron sa...