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En el lomo de la serpiente se encontraba Corvus con la espada en mano, tenía una sonrisa radiante en la cara que se desvaneció al observar a su amada

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En el lomo de la serpiente se encontraba Corvus con la espada en mano, tenía una sonrisa radiante en la cara que se desvaneció al observar a su amada.

Con ayuda de Mary bajo y quitó el cuerpo sin vida de su padre del arriba de Leila, la chica aún estaba viva pero no por mucho.

- Leila, querida - Una lágrima salió de su ojos resbalando por su mejilla mientras la tomaba en sus brazos.

- Corvus - Pequeñas lágrimas salían de los ojos cafés de la chica, sabía que era su final y no faltaba mucho para irse.

- Lo siento, debí ser más rápido - Un pequeño sollozo salió de sus labios mientras posaba su mano sobre la herida.

- Escucha, no tengo mucho tiempo - Corvus se encontraba viendo la herida de la chica, no quería verla de ese modo, con su mano hizo que la mirara - Creo que no te lo e dicho aún pero, Corvus te amo - Un pequeño quejido salió de sus labios mientras buscaba fuerza para mantenerse por unos segundos más - No fuiste mi primer amor, pero fuiste el mejor de todos, lamento el no cumplir mi promesa - Los ojos de la chica se dirigieron ahora a Mary - Cuídalo mucho, lamento todo lo malo que te hice, espero y me perdones amiga - Mary le regaló una pequeña sonrisa dando por hecho las disculpas.

- Perdón por todo el dolor que te hice pasar cuando nos conocimos, estaba muy confundida, era algo nuevo para mi - Lentamente el área alrededor de la lanza iba desintegrándose ante esto la oreja solo soltaba lamentos - En el tiempo que estuvimos juntos me hiciste sentir una persona muy feliz y afortunada aunque no lo sea - La mayoría de su torso ya se había desintegrado - Te amo - Un último apretón de mano fue su despedida del mundo material en el que estaba.

Su cuerpo se desvaneció entre el viento del lugar dejando a un Corvus con el corazón roto y una Mary dándole apoyo por la perdida.

Aún destrozado Corvus se puso de pie, obtuvo toda la atención de los presentes mientras reponía la postura.

- Está batalla a terminado - Hablo fuerte para que todos lo escucharan - Los que aún siguen vivos pueden irse, ya no hay motivo por seguir, su líder a muerto - Señaló el cuerpo sin vida del Príncipe - Al igual que el nuestro - Ahora apuntaba al lugar donde había desaparecido Leila.

Parece que toses le hicieron caso ya que poco a poco se iban retirando los presentes, el pelinegro dió media vuelta u se sentó en el lugar de antes, paso sus manos por el suelo del lugar, Mary tomo la espada de Leila para limpiarla al igual que la lanza.

Las próximas horas solo estaba Corvus en el lugar, estaba apunto de oscurecer y no tenía intención de marcharse.

- Está oscureciendo - Mary se acercó un poco al hombre.

- Será mejor que te vayas, estaré bien - El tono de voz del pelinegro era razposo y desganado, se limpio las lágrimas con el dorso de su mano.

- Leila me pidió que te cuidara y eso haré - Ella también estaba triste y quería llorar, acababa de perder a su mejor amiga pero en estos momentos el que estaba peor era él, lo mejor era ayudarlo.

- No es necesario, se cuidarme sólo - Se puso de pie para observarla, él era más grande que ella.

- No tengo dudas de eso, pero el que te quedes en este lugar no la va a regresar - Mary le dió un abrazo reconfortante para seguir hablando -Ella no quería eso - Corvus le correspondió al abrazo mientras se desahogaba - Vamos - Salieron del lugar por dónde llegaron.

[...]

Pasaron unos días en los cuales Mary y Corvus se habían mudado a vivir a una granja cerca del lugar donde murió Leila.

Corvus todas las tardes iba a ese lugar, de cierta manera sentía que podía estar más cerca de ella ahí.

Aunque Mary era un gran soporte no era igual que con Leila, Mary era como una persona animando el partido de Fútbol, en cambio Leila era todo el estadio animando.

Esos días le hicieron reflexionar sobre él, no había hecho nada tan significativo hasta que ella apareció, acabaron con una guerra y ahora todo estaba en paz, todo era tranquilo.

Después de la muerte de Leila, Eridanus tomo el poder sobre los ángeles junto con su mano derecha, Mary.

Corvus podía recordar y sentir que volvía a revivir sus recuerdos con ella, cuando se conocieron en el bar de Light Town, como la apoyo meses después y se unieron para matar a Cael, la vez que pasaron por Grecia y la forma en que veía el lugar, como sus ojos brillaban ante la creación de su padre.

Desde ese momento le empezó a cautivar la castaña, los pequeños gestos que hacían el uno por el otro, su primer beso con ella, todo lo que habían pasado hasta estar juntos, se sentía como una persona normal a su lado, sin preocupaciones, solo siendo feliz con ella.

Pero todo lo bueno tiene su fin, ahora ella no estaba y nunca le había dicho que la amaba, ella se sacrifico por él.

Casi no hablaba con las personas, estaba más en sus pensamientos y recuerdos que en la vida real.

- Debí decírtelo antes, también te amo - Corvus se inclino sobre el pasto y depósito un pequeño beso.

Una brisa hizo remover un poco su cabello, por un momento distinguió el olor de Leila, sintió como una caricia, de cierto modo esa brisa le dió Paz y después de días por fin había una pequeña sonrisa en su rostro.

- Buscaré la manera de que regreses, debemos estar juntos, lo prometimos - Se puso de pie y se fue a la granja.

No puede quedarse así, no dejará que algo que espero tanto tiempo se lo quiten en un abrir de ojos, lucharía por ella, no se quedaría llorando todo el día, era momento de actuar y eso es lo que hará.

𝐍𝐎 𝐓𝐈𝐌𝐄 𝐓𝐎 𝐃𝐈𝐄  [𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora