Capítulo 14: Cuando los Peones se convirtieron en Reyes Blancos

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CUANDO LOS PEONES SE CONVIRTIERON EN REYES BLANCOS

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Los dos niños habían preparado sus mochilas para bajar al pueblo. Asuka, haciendo caso de la promesa que había jurado a Shinji, se vistió con zapatillas y un chándal, no muy conforme con su estilo. Encerraron a los animales domésticos en casa, cerraron todas las puertas con llave y candado, guardaron a las cabras y las aves en la nave, y se dispusieron a viajar al pueblo en el camión.

Una hora más tarde llegaron al centro comercial donde solían abastecerse. Asuka recuperó el Jeep que hacía semanas quedó guardado en el parking y se marchó a las tiendas de ropa a comprar. Shinji por su parte fue a buscar una ferretería industrial donde coger los accesorios para la instalación de las placas solares y los molinos. Quedaron en encontrarse en tres horas en el centro comercial para recoger alimentos y volver a casa antes de que la noche comenzase a caer.

En menos de una hora, el joven había encontrado todo lo que necesitaba para preparar la instalación de la casa, incluso más cosas de las que esperaba conseguir. Se entretuvo en estudiar que más podría instalar y encontró acumuladores de agua caliente y baterías de gran almacenaje, además de los transformadores de energía. Cargó todo lo que cogía en el camión con la ayuda de un montacargas y un toro mecánico, y regresó al centro comercial. Como aún quedaba una hora y media para que Asuka regresara, decidió dar una vuelta por las tiendas del comercio, por si encontraba algo interesante. Se dirigió directamente a la librería y recordó unas palabras de Asuka: "El paso del tiempo hará que todo esto desaparezca". En aquel comercio había cientos de libros, en su mayoría eran novelas y se podía decir que no eran de ningún tipo de utilidad para el estudio y el auto-aprendizaje, pero no dejaban de formar parte de la cultura de una época. Las novelas no podían enseñar conocimientos de matemáticas o medicina, pero enseñaban el lenguaje, la escritura, enseñaban las costumbres de una época, sus miedos y sus sueños. Los libros encerraban las fantasías de las personas de un tiempo que habían desaparecido. Una humanidad ahora extinta, la cual sólo quedaría perpetrada en el paso del tiempo por esos libros, por el arte que ellos mismos habían creado. Shinji pensó que no sólo le entretendrían, sino que también estaría ayudando a la conservación de una pequeña parte de esa cultura. Decidió llevarse todas las novelas que le cogían en unas cuantas cajas de cartón que encontró en la trastienda. Recogió un libro de cada, en el orden que los encontró en las estanterías, clasificados por temática y ordenados por el apellido de su autor. Finalmente se hizo con unos ciento cincuenta libros que cargó en los asientos del copiloto del camión. Después cogió un libro en la tienda y se sentó a leer hasta que Asuka regresara.

La joven alemana se había adentrado en las calles comerciales de Tortosa. Se hacían muy tentadoras todas las tiendas de ropa femenina, calzado y perfumerías, pero hizo de tripas corazón y se dirigió únicamente a las tiendas o zonas de ropa y accesorios masculinos. Había bajado para coger cosas para Shinji y para las fiestas que quería montar, así que no se entretendría en mirar detalles para sí misma. Entró en una de ellas y se encontró con el primer problema: no sabía las tallas de Shinji. Entonces cayó en la cuenta de que llevaba puesto un chándal de él. Miró las tallas y comenzaron sus "compras" compulsivas. Pantalones de pinza, de pana, tejanos, bermudas, camisetas, camisas, chalecos, jerséis, zapatos, zapatillas, ropa interior, perfumes, gorras y pañuelos. Todo tipo de accesorios que consideró necesarios para la indumentaria de fiesta, como corbatas o pajaritas. Se detuvo unos minutos a descansar y observó la cantidad de bolsas y cajas que llevaba, quizá demasiadas y Shinji no le haría caso ni a la mitad de la ropa. Cargó todo en el Jeep y se dirigió a una tienda de muebles y accesorios para el hogar. Necesitaba manteles, servilletas, vajilla, copas, cubertería, centros de mesa, velas, candelabros y demás accesorios para montar una fiesta. En aquella tienda encontró todo lo que estaba buscando y mucho más, como cuadros, fotografías, plantas de interior, fundas para los sofás, cojines, sábanas nuevas, cortinas y todo tipo de accesorios para la despensa, el baño y las habitaciones. Recogió todo lo que pudo meter en el maletero y los asientos traseros del Jeep, y volvió al centro comercial donde la esperaba Shinji.

EVANGELION: Resurrección IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora